“Vino más gente de la esperada”: Miami extiende ahora a sus playas el plan de vacunación
Es la primera vez que las autoridades sanitarias de la ciudad despliegan un operativo de inoculación a metros del mar; por el momento inyectaron dosis de Johnson & Johnson a residentes y trabajadores registrados
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MIAMI.– La ciudad de Miami Beach instaló hoy, por primera vez desde que arrancó la campaña vacunación, un sitio literalmente en la playa para avanzar con la vacunación contra el Covid-19. Sobre la arena, a la altura de la calle 16 en South Beach, y a apenas 100 metros de la peatonal turística Lincoln Road, los turistas y los residentes podían observar un camión-clínica de salud móvil y tres carpas que cumplen la función de estaciones por las pasan todos los visitantes: inscripción, vacunación y observación.
Bajo un sol potente y con una temperatura de más de 30°C, dos matrimonios argentinos esperaban en la fila para intentar acceder a las dosis. Son turistas, no quieren dar sus nombres y sienten incomodidad ante las preguntas. “No tenemos pruebas de residencia, ni cuenta bancaria, ni nada”, responden tajantes las preguntas de LA NACION.
Un empleado acerca botellitas de agua helada a la fila. Ellos lo detienen. Le preguntan si hace falta alguna prueba de residencia o trabajo, y tras unos segundos de charla, abandonan la fila para luego perderse entre la gente.
“No estamos vacunando turistas”, afirma a LA NACION David Richardson, comisionado de Miami Beach que recibe a los visitantes y chequea su identificación.
“Nosotros hacemos una pregunta: ‘¿usted vive en Florida?’. Si no son residentes les preguntamos si trabajan acá, si venden bienes o servicios. Por ejemplo si usted exporta flores de Perú, y viaja porque vende aquí sus flores, nos puede mostrar una licencia de negocios o un contrato que lo ligue a Florida. Algo que nos muestre una conexión con el estado”, explica el funcionario.
“Tenemos 250 vacunas de Johnson & Johnson, ya hemos puesto 170 pasado el mediodía. Las vamos agotar en el día, y esa es otra de las razones por las que no puedo vacunar turistas. Si les doy la vacuna a ellos me voy a quedar sin dosis para nuestros residentes”, agrega Richardson. Es la primera vez en el estado que se implanta un vacunatorio en la arena.
Continuidad
“Vino mas gente de la esperada”, dice el comisionado con el barbijo puesto y asegura que el próximo fin de semana repetirá esta experiencia. Unas 24 personas esperan su turno en la fila. Uno se vacuna mientras tres esperan en la carpa de observación los 15 minutos necesarios para ver si la dosis genera alguna reacción.
Algunos curiosos se acercan a mirar, otros pasan caminando descalzos a ubicar alguna reposera disponible. Huele a bronceador.
–¿Cree que se seguirán flexibilizando los requisitos para que abiertamente puedan vacunarse los turistas?
–Yo creo que sí. Ya esta semana el estado de Florida flexibilizó la exigencia de residencia incluyendo también a aquellos que vienen a prestar algún servicio o vender un producto. No puedo hablar por el gobernador, pero puede haber sido una forma de empezar a incluir cierta gente que trabaja aquí o que no tiene la documentación que se exigía hasta la semana pasada.
Cuando Florida lanzó la vacunación en diciembre pasado, el estado no había activado ninguna reglamentación acerca de si los extranjeros eran o no elegibles para recibir la vacuna.
Requisitos
El 21 de enero, las autoridades estatales emitieron una resolución que exigía una identificación registrada en Florida o, en su defecto, dos pruebas de residencia, como por ejemplo, una boleta de algún servicio o el contrato de alquiler.
El jueves pasado, el estado dejó sin efecto aquella orden y dictó una nueva norma que permite vacunar a aquellas personas que llegan por trabajo a “proveer bienes o servicios”.
Sin embargo, la definición es vaga y difícil de comprobar para quien suministra la vacuna. En la práctica, en aquellos lugares donde la demanda es menor a la oferta finalmente se inocula a quien lo requiera y queda solo a juicio del trabajador sanitario empleado estatal de turno.
“Mi teoría es que hay que inocular a la mayor parte de la población mundial”, dijo esta semana Roberto, un enfermero portorriqueño del parque estatal Markham, que tiene sus disposiciones de vacunación por orden de llegada.
El trabajador reveló que un mes atrás había una hora de cola. Actualmente la persona que recibe su vacuna se retira en menos cinco minutos. “Yo vacuno a todos, no exijo ningún requisito”, le dijo el enfermero a LA NACION.
Incluso en muchos vacunatorios del estado la prueba de residencia del que solicita la vacuna es verbal. “Si usted le dice a la autoridad sanitaria que la recibe que permanecerá en Florida por un período mayor a los 31 días, es muy probable que le vayan a suministrar la dosis sin mostrar ningún contrato o cualquier otro comprobante de residencia”, apunta como consejo.
Todos los que quieran una inyección deberán completar un formulario de control y consentimiento. Se requerirá prueba de edad para cumplir con la autorización de uso de emergencia de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés). La edad mínima de Moderna y Johnson & Johnson es de 18 años. Pfizer, por su parte, exige que el aspirante tenga por los 16 años y cuente con el consentimiento de los padres.
El proceso de vacunación va viento en popa en Estados Unidos. Un anuncio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) publicó esta semana una nueva serie de recomendaciones para las personas que están totalmente vacunadas: pueden dejar de usar el barbijo cuando estén al aire libre, pero debe seguir usándolo en los espacios públicos en los que se lo requiera.
Las nuevas sugerencias marcaron otro paso hacia la “nueva normalidad”. Nueva York y Washington comenzarán a inmunizar a la gente sin necesidad de una cita previa en los próximos días, y Virginia Occidental anunció que comenzará a pagarle a los jóvenes 100 dólares para que se vacunen.
El Estado de Florida, con 21,5 millones de habitantes, lleva suministradas más de 15 millones de vacunas contra el covid-19. El 41% de la población ya ha recibido al menos una dosis.
El desafío ahora es atraer aquellos que no quieren vacunarse. La demanda ha bajado tanto que el estado iniciará una campaña para educar sobre la importancia de tener los anticuerpos. Las ciudades, por su parte, está instalando sitios móviles para tratar de captar a la mayor población posible, sobretodo a los más jóvenes.
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