Merkel se aseguró otro mandato, pero el avance de la ultraderecha preocupa a Europa
Con el 33% de los votos, tiene margen para liderar una nueva coalición
BERLÍN.- Su victoria fue rotunda, pero decepcionante. La canciller Angela Merkel triunfó hoy en las elecciones legislativas alemanas y se aseguró un cuarto mandato al frente del país. Pero el precio que debió pagar es elevado y presagia serias dificultades políticas. La primera de ellas: el vertiginoso ascenso del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), que totalizó 13,3% de los votos y provocó estupor en el resto de Europa.
“Prometo hacer todo lo posible para escuchar las expectativas de aquellos que no votaron por la CDU”, dijo una Merkel visiblemente contrariada, a pesar de haber obtenido el 33% de los sufragios, en su primera intervención televisada.
Vestida con chaqueta azul-acero y la expresión marcada por profundas ojeras, Merkel comentó que hubiera deseado "un resultado mejor" y prometió "reconquistar" a los electores que votaron a la ultraderecha.
En el imponente edificio de vidrio y acero del partido, en el sector más elegante de la capital, los militantes intentaban poner buena cara al mal tiempo.
“Hay victorias que suenan como derrotas. El resultado de la AfD no tiene excusa ni explicación”, confesó a LA NACION Hans-Dieter Neumann, uno de los responsables de prensa.
Los dos partidos que sostienen a la canciller, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y su rama bávara Unión Social Cristiana (CSU), perdieron 8,7% de su electorado con respecto a 2013 y su representación en el Bundestag (Parlamento) se redujo a 243 escaños (-68). Los expertos de los institutos de sondeo calcularon que 1,3 millones de votos de esa sangría beneficiaron al partido liberal FDP y otro 1,1 millón emigró a la extrema derecha del AfD.
El otro gran perdedor de la elección —marcada por una jornada lluviosa y desangelada en casi todo el país— fue el líder socialdemócrata Martin Schulz. Con 20,2% de votos, obtuvo el peor resultado de su partido desde la Segunda Guerra Mundial. Ese brutal retroceso se explica por un éxodo de 500.000 electores hacia el AfD, 430.000 a los liberales del FDP, 400.000 hacia los verdes y 380.000 en dirección a la izquierda radical de Die Linke.
El SPD pagó en parte el precio de haber sido el socio menor de las tres coaliciones de gobierno presididas por Merkel en las que participó desde 2005. En un discurso de 12 minutos en su sede de Berlín, Schulz anunció que su partido pasaba a la oposición y no volverá a integrar una coalición de gobierno con la democracia cristiana.
Pero la gran sorpresa de la consulta, que movilizó a 71% de los 61 millones de electores inscritos, fue el inesperado resultado obtenido por el partido xenófobo, eurófobo y racista AfD, que, apenas cuatro años después de su creación, en 2013, se convirtió en la tercera fuerza política del país. Será la primera vez desde que final de la Segunda Guerra Mundial que un partido de extrema derecha ingresa al Parlamento alemán, donde tendrá una representación de 94 diputados.
Poco después de conocerse los resultados, varios miles de alemanes se congregaron frente a la sede del AfD en Berlín, desafiando la intensa lluvia, para expresar su descontento al grito de “nazis afuera”, y obligando a policía antidisturbios a tender un cordón de seguridad frente al edificio.
Lamentable corolario de un día que había comenzado de fiesta en la capital alemana, donde 40.000 personas llegadas de los cuatro rincones del planeta invadieron las calles para participar en el maratón de Berlín.
A pesar del frío, la humedad y una persistente lluvia, miles de berlineses se volcaron a la calle desde temprano con niños, paraguas, perros y matracas, convirtiendo la capital en auténtico cafarnaum, y dejando las oficinas de voto vacías, al punto de hacer temer por el normal desarrollo de la votación.
El otro gran triunfador de la elección fue el Partido Demócrata Liberal (FDP) de Christian Lindner, que cosechó 10,4% de votos y, después de cuatro años de ausencia, volverá al Bundestag con 77 diputados. El fuerte respaldo cosechado por el FDP marca la consagración de su líder, que era prácticamente desconocido hace cuatro años. Ahora, si el FDP ingresa a una coalición de gobierno con la democracia cristiana, podría aspirar a ocupar el ministerio de Relaciones Exteriores y transformarse en una de las principales figuras políticas del país.
Los Verdes, por su parte, se mantuvieron relativamente estables con 9,1% de los votos, un caudal que le asegura 65 escaños parlamentarios, casi igual que Die Linke, que totalizó 9%.
Como es tradicional, Alemania entrará ahora en un período de consultas, donde cada uno de los eventuales miembros de la próxima coalición pondrá sus condiciones obre la mesa. Para los observadores, el proyecto con más posibilidades sería una “coalición Jamaica”, así llamada por la bandera del país caribeño que reúne los colores de los tres componentes: el negro de la democracia cristiana, el amarillo del FDP y el verde de los ecologistas. Esa coalición —nunca intentada hasta ahora en Alemania— podría apoyarse en una cómoda mayoría de 387 diputados.
Las negociciones que empiezan ahora no solo pondrán a prueba la futura gobernabilidad de Alemania, sino que también exigirán que Angela Merkel demuestre su voluntad de poner en marcha las reformas sociales y estructurales que permitan demostrar que la noche negra que vivió el país hoy fue solo una pesadilla y no una ola de fondo que presagia un temible futuro.
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