Mensaje de un fan de Obama: atención, su política hacia Siria ha sido un desastre
Debo ser, probablemente, uno de los pocos estadounidenses que todavía sienten cierta afinidad por la política exterior del presidente Barack Obama, y hasta debo admitir que su política hacia Siria ha sido un desastre.
Su "línea roja" sobre las armas químicas terminó siendo más bien una sugerencia a lápiz. Su rechazo a la propuesta de Hillary Clinton y del general David Petraeus de armar a las facciones moderadas de Siria terminó, trágicamente, dándoles poder tanto a Estado Islámico a (EI) como al presidente sirio, Bashar al-Assad.
Ningunear a EI tildándolo de "equipo de segunda B", como hizo Obama en enero, fue tonto, como lo fueron los contoneos de la Casa Blanca para negar que lo hubiese dicho.
El embajador de Obama en Siria, Robert Ford, renunció este año cuando se le hizo imposible defender la política del gobierno.
Hay que aclarar que la tragedia siria no es culpa de Obama, sino de los sirios. Sin embargo, el presidente ha sido pasmosamente pasivo frente al desarrollo de los hechos: la muerte de casi 200.000 sirios; la desestabilización de los países vecinos por el ingreso de tres millones de refugiados; el cuasi colapso de Irak; la decapitación de dos periodistas norteamericanos; atrocidades masivas contra las minorías religiosas yazidis y cristianas, y el creciente riesgo de que los terroristas de EI atenten contra blancos norteamericanos y europeos.
Y sí, éste es el juicio de un fan de Obama.
Así que está bien que el presidente intente "resetear" -perdón, palabra equivocada-, mejor digamos implementar "una nueva estrategia" en Siria.
"Estados Unidos liderará una amplia coalición para hacer retroceder esta amenaza terrorista", señaló Obama en su discurso de anteanoche. Según dijo, se tratará de una "campaña antiterrorista" que "hará retroceder y, en última instancia, destruirá" a EI.
Encuentro allí algunas incoherencias. El antiterrorismo es el prisma adecuado a través del cual abordar este problema, más que una guerra abierta y declarada, pero la destrucción de EI es tan improbable como lo fue la destrucción del talibán o de las milicias de Yemen.
De hecho, en su discurso, el presidente dijo que su estrategia en Siria "es la misma aplicada exitosamente en Yemen y Somalia durante años". La comparación es plausible, pero Obama tal vez sea la única persona en el mundo capaz de citar los desgarradores conflictos de Yemen y Somalia como un triunfo.
Lamentablemente, en las relaciones internacionales hay más problemas que soluciones, y los pedidos de acciones más contundentes de parte de los republicanos críticos no hacen más que empeorar las cosas.
Dick Cheney acumuló un historial casi perfecto de equivocaciones en política exterior, así que desde anteayer, cuando pidió que Estados Unidos actúe de manera más agresiva y "retome la ofensiva", todos deberíamos insistir en ser cada vez más cautos. Mi opinión es que Obama tiene razón en ampliar las acciones militares contra EI también en territorio sirio, si se hace prudentemente y con el modesto objetivo de contener y reducir al grupo terrorista.
EI es un blanco justo: masacró a ciudadanos estadounidenses, desmembró a Irak e intentó un genocidio contras las minorías, como los yazidis.
Una adolescente yazidi de 17 años le contó por teléfono al diario italiano La Repubblica que fue retenida como esclava sexual por EI junto con muchas otras mujeres. El periódico consiguió el número del celular de la joven a través de sus padres, quienes están en un campo de refugiados.
"Nos tratan como a esclavos", reportó el diario, al citar a la joven. "Los hombres nos pegan y amenazan cuando intentamos resistirnos. Preferiría que me peguen hasta matarme para dejar de sufrir."
EI también podría representar una amenaza en el interior de Estados Unidos. Por lo menos un centenar o tal vez más norteamericanos viajaron a Siria para sumarse a grupos jihadistas, y algunos de ellos podrían regresar para llevar a cabo atentados en suelo norteamericano.
Así que atacar a EI en Siria tiene sentido, pero también debemos reconocer que la efectividad de los ataques aéreos es limitada y que comporta riesgos.
"Vamos a la guerra porque nos metieron miedo", señala Joshua Landis, especialista en temas sirios de la Universidad de Oklahoma. "Pero si nos sale mal, estaríamos asegurando la diseminación de la violencia", agrega.
Así que vamos para adelante, pero con los ojos bien abiertos. Ya hemos visto los peligros de la inacción de Obama. Ahora evitemos los peligros de un accionar excesivo.
Traducción de Jaime Arrambide
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