Meloni logró el voto de confianza en una sesión con Berlusconi como protagonista en Italia
Durante la votación en el Senado, el Cavaliere reivindicó que el ascenso de la premier fue posible gracias a él, fundador de la coalición de centroderecha
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ROMA.- En la intervención más esperada de todas después de nueve años de ausencia luego de su expulsión por una condena por fraude fiscal, el expremier Silvio Berlusconi fue poco generoso este miércoles con Giorgia Meloni, que al cabo de una jornada de discursos y réplicas, obtuvo un voto de confianza en el Senado con 115 votos a favor, 79 contrarios y cinco abstenciones.
En lugar de destacar la gran novedad, es decir que Meloni, de 45 años y líder del posfascista Hermanos de Italia, se convirtió en la primera mujer primera ministra después de 30 hombres, un hecho histórico, Berlusconi salió a reivindicar que todo eso fue posible gracias a él, fundador de la coalición de centroderecha.
“Si hoy por primera vez al frente del gobierno del país, por decisión de los electores, hay un exponente que viene de la historia de la derecha italiana, esto es posible porque hace 28 años nació una coalición plural, en la que la derecha y el centro, juntos, supieron expresar un proyecto democrático de gobierno para la nación”, dijo Berlusconi, anciano magnate que en 1994 creó de la nada el partido conservador, Forza Italia, al frente del cual dominó durante 20 años el escenario político de la península. Berlusconi encabezó cuatro gobiernos de centroderecha que incluyeron lo que ahora es Hermanos de Italia (antes llamado Alianza Nacional), pero ahora Forza Italia es uno de los socios minoritarios de la coalición de Meloni. El partido e Meloni, en efecto, arrasó en las elecciones del 25 de septiembre pasado con el 26% de los votos, mientras que Forza Italia cosechó un magro 8%, al igual que la Liga de Matteo Salvini, el otro socio.
Berlusconi, de 86 años y un estado de salud precario –debe ser ayudado a moverse-, con voz pastosa, en su esperado discurso con el que marcó su retorno al Senado después de una humillante expulsión, hace nueve años, reivindicó asimismo que en 28 años esa coalición de derecha de la que fue el padre, “nunca se dividió”, que “siempre fue artífice de grandes decisiones de democracia y libertad” y de varios “éxitos”.
Meloni -que la semana pasada tuvo una fuerte pulseada con Berlusconi, furioso porque ella se negó a darle varios ministerios a su partido- lo escuchaba en silencio, con rostro condescendiente.
Más allá de decirle al mundo que si Meloni estaba ahí, recibiendo un voto de confianza, había sido posible porque antes estuvo él, el Cavaliere intentó cerrar el escándalo internacional que generó la semana pasada. Este estalló al filtrarse audios en los que acusaba al presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, de haber sido el culpable de haber empujado a su viejo amigo, Vladimir Putin, a “inventar” una operación especial en su país. Una postura que causó revuelo e hizo peligrar la formación del gobierno de derecha ya que totalmente contraria a la de Meloni, firme defensora de Ucrania y en contra de la agresión de Putin.
“No podemos no estar sino con Occidente, en defensa de los derechos de un país libre y democrático como Ucrania. Nosotros debemos trabajar por la paz y lo haremos en pleno acuerdo con nuestros aliados occidentales y en el respecto de la voluntad del pueblo ucraniano”, aseguró el Cavaliere, mientras leía su discurso, puesto a punto con sus colaboradores. “Sobre esto, nuestra posición es firme y convencida, es absolutamente clara y no puede ser puesta en duda por nadie, por ningún motivo”, concluyó, dando por cerrado el entuerto y cosechando aplausos.
Para explicar su ambigüedad, Berlusconi -que tenía a su lado a la senadora Licia Ronzulli, apodada “la cuidadora” y a quien Meloni le negó un sillón ministerial-, antes hizo un salto en el pasado. Recordó cuando en 2002, siendo premier, logró “el milagro” de juntar en la localidad de Pratica di Mare, cerca de Roma, a los presidentes de Estados Unidos, George W. Bush, de Rusia, Vladimir Putin y el entonces secretario general de la OTAN, Anders Fors Rasmussen, que firmaron un acuerdo de colaboración.
“Mi proyecto, la esperanza de muchos, era entonces la de recuperar a Rusia en Europa”, explicó el Cavaliere, que siempre reivindicó ese logro y de haber ayudado, así, a poner fin a la Guerra Fría. “Proyectábamos esto para poder enfrentar juntos, con un Occidente reforzado por el aporte de Rusia, el gran desafío sistémico del siglo XXI, el del peligro del expansionismo chino”, sentenció. “Lamentablemente, la invasión de Ucrania frustró este diseño nuestro, porque hemos regresado a antes del 2002, con Rusia aislada de Europa y con Europa y Occidente unidos contra Rusia”, lamentó.
Berlusconi, que no puede tolerar haber perdido el liderazgo de la coalición de derecha, que ahora tiene una mujer, que él cree que ayudó en su carrera porque fue ministra de la Juventud en su último gobierno (2008-2011), en su discurso también recordó las prioridades de su partido en este momento. Entre ellas, una reforma fiscal para que haya menos presión impositiva y la “prioridad irrenunciable” de una reforma de la justicia italiana. Berlusconi, cuya vida política siempre estuvo marcada por escándalos judiciales, uno aún abierto por sus fiestas con menores, hubiera querido para Forza Italia el Ministerio de Justicia.
Su discurso culminó con una ovación de todo el hemiciclo, que se puso de pie, incluida Meloni. Hubo promesas de lealtad para el flamante gobierno que, más allá de las divisiones y rencores, durará “cinco años”.
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