"Las pérdidas que compartimos": las frases más fuertes de la columna de Meghan Markle en The New York Times
Hoy la duquesa de Sussex, Meghan Markle, sorprendió por el gesto y la noticia: publicó una columna en el diario The New York Times, algo nada habitual para alguien vinculado con la realeza británica, y además reveló en el texto que en julio de este año, junto a su esposo, el príncipe Harry, perdieron un embarazo.
"Sentí un calambre muy fuerte. Me dejé caer al suelo con él (Archie, su hijo) en brazos, tarareando una canción de cuna para mantenernos a los dos tranquilos, una alegre melodía que contrastaba con la sensación de que algo no estaba bien. Sabía, mientras abrazaba a mi primer hijo, que estaba perdiendo al segundo", cuenta la actriz estadounidense en uno de los pasajes más conmovedores del artículo.
Pero no se queda allí. Con un tono ameno, que achica distancias entre ella y los lectores, Meghan se mete en la actualidad política de su país, habla del dolor causado por el coronavirus y asegura que la pena, cuando se cuenta, se soporta mejor.
A continuación, algunas de las frases de su columna:
- Recordé un episodio del año pasado, cuando Harry y yo terminábamos una larga gira por Sudáfrica. Estaba agotada. Eran tiempos en que amamantaba a nuestro pequeño hijo y ante los ojos del público trataba de mantener un rostro valiente. "¿Estas bien?", me preguntó un periodista y le respondí con sinceridad, sin saber que eso que decía iba a resonar en tanta gente, en las nuevas mamás y en las de antes y en cualquiera que, a su manera, estuviera sufriendo en silencio. Mi respuesta improvisada pareció dar permiso al resto para decir su verdad. Pero no fue responder con honestidad lo que más me ayudó en ese momento sino la pregunta. "Gracias por preguntar," dije. "No mucha gente me pregunta si estoy bien".
- Este año nos llevó a tantos de nosotros a nuestros puntos límites. La pérdida y el dolor nos afectó a todos en 2020, en momentos tanto tensos como debilitantes. Escuchamos las historias. Una joven, Breonna Taylor, se va a dormir, como lo hacía todas las noches, pero no vive para ver la mañana siguiente porque una operación policial resulta terriblemente mal. George Floyd sale de una tienda sin darse cuenta de que tomará su último aliento bajo el peso de la rodilla de alguien, y en sus momentos finales, gritará por su madre. Las protestas pacíficas se vuelven violentas. La salud se convierte en enfermedad. En lugares donde alguna vez hubo comunidad, ahora
- Parece que ya no estamos de acuerdo con lo que es la verdad. No solo peleamos por nuestras opiniones; peleamos sobre si el hecho es, de hecho, un hecho. Estamos en desacuerdo sobre si la ciencia es real. Estamos en desacuerdo sobre si se ganó o se perdió una elección. Estamos en desacuerdo sobre el valor del compromiso. Esta polarización, junto con el distanciamiento social necesario para luchar contra la pandemia, nos dejó más solos que nunca.
- Perder un hijo significa cargar con un dolor casi insoportable, algo que experimentan muchos pero de lo que pocos hablan. En el dolor de nuestra pérdida, mi esposo y yo descubrimos que en una habitación de 100 mujeres, de 10 a 20 habrían sufrido un aborto espontáneo. Sin embargo, a pesar de lo común que es este dolor, el tema aún es un tabú plagado de vergüenza (injustificada) y que perpetúa un ciclo de duelo solitario.
- Nos estamos adaptando a una nueva normalidad en la que los rostros quedan ocultos por máscaras, pero esto nos obliga a mirarnos a los ojos, a veces llenos de calidez, otras de lágrimas. Por primera vez, en mucho tiempo, nos estamos viendo.
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