Allí los carriles para bicicletas bordean las calles y los peatones pueden descansar en bancos bajo la sombra
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Moisés Castro trabaja vendiendo frutas en un puesto de la Avenida Oriental de Medellín desde hace más de 30 años. Aún recuerda cuando hace décadas el gobierno local derribó los árboles que bordeaban la calle como parte de un proyecto para mejorar el tráfico. Hoy, la avenida sigue siendo una típica gran vía con mucho tráfico y comercio.
Pero, gracias a la revocación de decisiones tomadas anteriormente en torno a su vegetación, en los alrededores de la arteria vial florecen grandes árboles frutales, arbustos y flores. Castro asegura que tanto la calidad del aire local como la temperatura han mejorado.
Y es que la temperatura en esta área no solamente es agradable durante todo el año, sino también es notablemente más fresca que en otras zonas de la ciudad que no cuentan con vegetación. Aquí los carriles para bicicletas bordean las calles y los peatones pueden descansar en bancos bajo la sombra.
A veces apodada como la “ciudad de la eterna primavera”, el clima templado de Medellín ha ayudado desde hace tiempo a atraer turistas durante todo el año, pero la creciente urbanización también ha expuesto a la metrópolis al llamado efecto isla de calor, en el que los edificios y las carreteras absorben y retienen el calor.
Sin embargo, sus nuevos corredores verdes demostraron ser eficaces revirtiendo este impacto. Han ayudado a reducir la temperatura en 2°C en toda la ciudad, según datos del gobierno local vistos por BBC Future Planet.
Millones de plantas
Medellín, la segunda ciudad más grande de Colombia después de Bogotá, inició su programa de “corredores verdes” en 2016 debido a preocupaciones por la contaminación del aire y el aumento del calor. Compuesto por más de 30 corredores verdes, el sistema conecta carreteras verdes, jardines verticales, arroyos, parques y colinas.
Inicialmente, el proyecto implicó sembrar unas 120.000 plantas y 12.500 árboles en carreteras y parques. Luego se propuso cultivar otros 2,5 millones de plantas más pequeñas y 880.000 árboles en toda la ciudad para 2021.
La idea era conectar los espacios verdes de la ciudad a través de avenidas y calles llenas de árboles y sombra. La inversión inicial para llevar a cabo el proyecto fue de US$16,3 millones y se estima que el mantenimiento anual costó cerca de US$625.000 en 2022, según el Gobierno local.
El ejemplo de Medellín
El proyecto dio la vuelta al mundo debido a sus sorprendentes resultados refrescando la ciudad. Además de reducir el calor, los expertos dicen que ayudó a mejorar la calidad del aire y que le ha devuelto la vida silvestre a la ciudad.
En un momento de incertidumbre por las olas de calor que estamos viviendo relacionadas con el cambio climático, especialmente en las ciudades, donde el efecto isla de calor urbana puede hacer que las temperaturas aumenten aún más, el enfoque de Medellín con sus corredores verdes ofrece una solución popular y de bajo costo que cada vez más ciudades buscan replicar. ¿Podría convertirse en un modelo para la ciudad del futuro resiliente al cambio climático?
Aparte de las inquietudes sobre el calor urbano, el proyecto de corredores verdes de Medellín fue puesto en marcha debido a la mala calidad del aire causada en gran medida por el enorme crecimiento del transporte privado en la ciudad.
Una ubicación no muy favorable
Además, Medellín está ubicada en el Valle de Aburrá, una formación geográfica que puede capturar y resguardar la contaminación dentro de sus montañas, lo cual no ayuda a que la calidad del aire sea mucho mejor.
Según IQair, una empresa suiza que mide la calidad del aire en todo el mundo, los niveles anuales de partículas (PM2,5) de Medellín, si bien no son los peores de América del Sur, triplican los límites considerados como seguros por la OMS de un promedio máximo anual de 5 microgramos por metro cúbico (µg/m3).
La contaminación en la segunda ciudad más grande de Colombia es más alta que en la capital, Bogotá, o que en Sao Paulo, la ciudad más poblada de América del Sur. Aun así, estos niveles de contaminación están muy por debajo de otras ciudades conocidas por tener grandes problemas de contaminación: en el año 2022, Nueva Delhi, en India, estuvo 18 veces por encima del límite anual de la OMS, por ejemplo.
Sin embargo, durante la estación seca, cuando la ciudad enfrenta su peor período de condiciones del aire debido a la disminución de las lluvias, que normalmente ayudan a disipar la contaminación, Medellín puede alcanzar los 55 µg/m3 de PM2,5, unos niveles que suelen preocupar a las autoridades.
1971 muertes en 2016
Los vínculos entre la exposición a PM2,5 (partículas diminutas en el aire) y enfermedades respiratorias están bien establecidos. Cuando la contaminación supera los 38 µg/m3, el sistema de alerta temprana del valle genera una alarma que puede provocar restricciones en el uso del automóvil. También se aconseja a la población, especialmente a la más vulnerable, que se quede en casa.
“En 2015 y 2016 alcanzamos el pico de contaminación del aire”, cuenta Paula Palacio, quien en ese momento era secretaria de infraestructura local de Medellín. “Fue un momento muy crítico en materia medioambiental”.
Palacio recuerda que había una creciente presión pública para que se adoptaran medidas más sistemáticas contra la contaminación. “La población se sentía muy afectada por las restricciones”, añade.
Un estudio de 2020 de la Universidad de Antioquia en Medellín concluyó que 1971 muertes prematuras fueron causadas por la contaminación en la región del Valle de Aburrá en 2016. El estudio advirtió que las muertes por contaminación aumentarían sustancialmente para 2030 si no se controlaban las emisiones de los vehículos.
“Barreras verdes”
Maurício Correa, investigador en ingeniería ambiental de la Universidad de Antioquia, explica que los árboles utilizados en los corredores actúan como “barreras verdes” contra estas peligrosas partículas, absorbiendo una cantidad significativa de contaminación. El experto apunta que en el proyecto de Medellín se utilizaron especies conocidas por su eficacia absorbiendo la contaminación, como el árbol de mango (Mangifera indica).
Un estudio de 2021 del que Correa es coautor identificó a esta planta frutal como la mejor entre seis especies que se encuentran en Medellín tanto para absorber PM2,5 como para sobrevivir en regiones contaminadas, debido a sus “mecanismos bioquímicos y biológicos”. “Es muy resistente. Otras plantas no tienen la misma capacidad para sobrevivir en una zona de contaminación”, afirma Correa.
Ningún estudio o revisión general ha analizado todavía en qué medida el proyecto de corredores verdes ha reducido la contaminación del aire. Sin embargo, Correa señala que su equipo se encuentra en las primeras etapas de estudiar este impacto, y los resultados del estudio se publicarán a principios de 2024.
Además de los 30 corredores verdes, también forman parte del proyecto unos 124 parques que están conectados a través de plantaciones. Este aumento de vegetación en toda la ciudad también está teniendo un impacto climático positivo.
Un estudio de 2019 de la Universidad de Ingeniería de Antioquia estimó que dos de estos parques, los cerros Nutibara y Volador, eran responsables de eliminar 40 toneladas de dióxido de carbono (CO2) por año de la atmósfera.
Apoyo local
León Darío vende papas fritas en la Avenida Playa, cerca de la Avenida Oriental. Trabajó en la zona por dos décadas y dice que el proyecto de corredores verdes cuenta con un fuerte apoyo popular.
Además de los árboles, Darío considera que el uso de vehículos eléctricos es una medida útil para mejorar la calidad del aire. En los últimos años, el gobierno local sustituyó los autobuses diésel por unidades eléctricas en la zona.
El apoyo de la población local en Medellín fue crucial para que el proyecto de corredores verdes tuviera éxito, según Lina Rendón, subsecretaria de recursos renovables de la alcaldía local.
Una de las razones, según ella, es el presupuesto participativo municipal, un fondo de dinero que permite a la población local elegir las iniciativas que quieren que se financien. En los últimos años, la población eligió de esta manera muchas iniciativas verdes para la ciudad.
El Gobierno local, que asumió el cargo en 2019, ha plantado 9.332 árboles nuevos, según sus funcionarios, y el área verde total de Medellín ahora ronda los cuatro millones de metros cuadrados. Rendón dice que la comunidad local también apoyó directamente el mantenimiento del plan ofreciéndose para trabajar como jardineros.
“Hemos visto el regreso de animales”
El proyecto de corredores verdes también estableció un programa para contratar a personas que llegan a Medellín desplazadas por la violencia en Colombia, ayudándolas a encontrar trabajos permanentes como jardineros. “Los jardineros eran socialmente vulnerables y esto ha ayudado a darles dignidad”, agrega Palacio.
Sergio Orozco, secretario de Medio Ambiente de Medellín de 2016 a 2019, dice que los resultados del proyecto le sorprendieron positivamente. “La reducción de la temperatura, en algunas zonas de más de 3°C, fue mayor de lo que esperábamos”, afirma.“También hemos visto el regreso de animales que no se habían visto aquí desde hacía muchos años”.
El gobierno local midió la temperatura en algunos lugares del centro de la ciudad antes y después del proyecto, explica Palacio, y descubrió que algunas áreas experimentaron una caída de la temperatura promedio de hasta 2°C después de que se implementó el corredor.
Además, el monitoreo de la vida silvestre local ha detectado aves, lagartos, ranas y murciélagos que ahora hacen vida en el corredor, algunos de los cuales no se habían visto en la ciudad durante años, según funcionarios locales. Varios lugareños dicen que creen que esto también ha ayudado a controlar las ratas y otras plagas.
Otros planes
En 2019, la ciudad recibió el premio Ashden, que celebra las soluciones climáticas transformadoras, en la categoría enfriamiento basado en la naturaleza. “La respuesta de la ciudad une a la gente, plantando vegetación para crear un mejor ambiente para todos”, dijeron los jueces.
Estos logros hicieron que el proyecto sea famoso en todo el mundo y ciudades colombianas como Bogotá y Barranquilla ahora están adoptando planes similares.
Bogotá, por ejemplo, planea construir un corredor verde en una de sus avenidas principales. Recientemente, Sao Paulo, la ciudad más grande de Sudamérica, también amplió su propia versión de corredores verdes.
Uno de los pasos más ambiciosos para convertir Medellín en una ciudad verde son los planes del gobierno local para cerrar el aeropuerto central y transformarlo en un parque, desviando sus vuelos a otros aeropuertos cercanos. Sin embargo, hasta ahora el proyecto fue bloqueado por un ayuntamiento.
Los debates sobre cómo transformar Medellín en una ciudad aún más verde y resiliente al clima continuarán en los próximos años. Por ahora, los vecino de Medellín saben que pueden disfrutar de lugares más sombreados y un clima más templado mientras planean con cuidado sus próximos pasos.
*Por Matheus Gouvea de Andrade
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