La gran mayoría de los estados mantienen leyes que habilitan esta práctica, que involucró a más de 300.000 chicos entre 2000 y 2018; en casos extremos, afecta a niñas de 10 años; desde cuestiones religiosas hasta la “visa de cónyuge”, qué hay detrás de estas uniones que buscan ser erradicadas por diversos organismos internacionales
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Sara Tasneem tenía apenas 15 años cuando su padre la presentó sin previo aviso al hombre de 28 años con quien se casaría esa misma noche. Era 1996. La joven estadounidense residía en Colorado con su madre y su hermano. Ese año, su primero en la secundaria, había comenzado a salir con un compañero de la escuela de su misma edad, un típico noviazgo adolescente. Todo iba bien hasta que la noticia llegó a oídos de su mamá, quien le advirtió sobre la relación al padre de la chica, un devoto que integraba un círculo religioso en las afueras de San Francisco.
“Ese verano, mi papá le pidió a mi mamá que me mandara a California a visitarlo. Apenas bajé del avión, básicamente me sentó y me dijo ´no tenés permitido tener novio, las relaciones sexuales fuera del matrimonio están prohibidas, vas a ir al infierno por lo que estás haciendo´. Así me comunicó que iba a tener que casarme”, contó Tasneem, ahora de 43 años, a LA NACION, vía telefónica.
La boda se llevó a cabo apenas horas después de que Tasneem conociera a su futuro esposo, un hombre que integraba el grupo religioso de su padre. Esa misma noche pasó a convivir con él. Seis meses después de la ceremonia religiosa, se casaron legalmente con autorización de su padre y a espaldas de su madre, cuando Tasneem tenía 16 años y esperaba al primero de sus dos hijos.
“Nadie me preguntó si necesitaba ayuda. Los jueces simplemente firmaron mi certificado de matrimonio y me condenaron a estar con alguien que era abusivo. Si hubiera intentado escaparme de mi casa hubiera sido arrestada y luego me hubiesen devuelto a mi abusador, porque bajo la ley era menor y no tenía los derechos de una adulta. No pude terminar la escuela, no sabía manejar, no tenía libertad económica. Era imposible salir de ahí”, relató Tasneem, quien finalmente pudo divorciarse ocho más tarde.
La historia de Tasneem no es salida de una película y se repite en más hogares de los pensados en Estados Unidos. Se calcula que cerca de 300.000 menores de 18 años se casaron legalmente en el país entre 2000 y 2018, según el más exhaustivo reporte sobre el tema, dirigido por la organización Unchained At Last. Las edades son variadas: en la mayoría de los casos, entre 16 y 17 años, pero se registraron matrimonios con chicos y chicas de 10 años. Aunque es una amenaza a la infancia en general, el 86% de estos matrimonios involucran a niñas.
El matrimonio infantil, definido como cualquier unión formal o informal entre dos personas en la que uno o ambos cónyuges son menores de 18 años, es considerado por convenciones y organismos internacionales como una violación de los derechos humanos visible a nivel mundial. Aunque la tendencia mundial está en descenso, cada año al menos 15 millones de niñas se casan antes de llegar a la edad adulta, es decir, 28 niñas por minuto, según la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.
Organismos como Unicef advierten sobre los impactos nocivos del matrimonio infantil para la vida de los menores, entre ellos un aumento de la mortalidad infantil- en particular si las menores quedan embarazadas-, una sentencia a la violencia conyugal y a la violación, la privación de la infancia y de las libertades educativas y económicas, la pobreza intergeneracional y la vulnerabilidad a enfermedades de transmisión sexual. Además, puede ser una vía para la esclavitud y la servidumbre. Estas consecuencias pueden perpetrarse incluso durante la vida adulta.
Una realidad invisibilizada, pero extendida
Estados Unidos es uno de los 193 países comprometidos con erradicar el matrimonio infantil para 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Aun así, al momento la gran mayoría de los estados que conforman el país mantienen leyes que habilitan el matrimonio infantil. Hasta hace apenas siete años atrás el matrimonio infantil era legal en todo Estados Unidos.
Por el sistema federal que rige en el país, la decisión de modificar la ley existente radica en la voluntad de cada estado. Actualmente, solo 12 de los 50 estados prohíben el matrimonio infantil. El último cambio lo hizo Virginia el mes pasado al elevar la edad permitida para casarse de 16 a 18 años. La gran mayoría de los estados habilitan casamientos a partir de los 16 bajo ciertas circunstancias -como consentimiento de los padres o permiso de una corte-; una decena, a partir de los 17; dos, desde los 15 años, y cuatro estados no exigen edad mínima. California es uno de estos casos. Allí, 8000 chicos se casan por año, según los datos del censo de Estados Unidos.
Al ser a menudo considerada una problemática de otros países, en Estados Unidos “no existen datos oficiales que muestren cuán común son los matrimonios infantiles, y por esta razón falta información necesaria para poder abordar el por qué”, explicó a LA NACION Divya Srinivasa, de Equality Now, una ONG destinada a proteger mujeres y niñas.
“Hay una falta de conocimiento de que los matrimonios infantiles siguen ocurriendo en el país. Entre quienes toman decisiones en muchos estados entienden que esto sucede en Asia o en África, pero no ven que acá es un problema también. Hay una falta de entendimiento sobre los impactos”, agregó.
Hace dos semanas, la Cámara de Representantes de New Hampshire aprobó un proyecto de ley para elevar la edad mínima para contraer matrimonio a 18 años y ahora espera la firma del gobernador para oficializarse. Es uno de los casos que muestran que “la situación está cambiando de a poco”, aseguró Srinivasa, aunque “no lo suficientemente rápido”, remarcó.
“Mientras tengamos estados que no pongan la edad mínima de matrimonio en 18 años, entonces vamos a seguir teniendo menores vulnerables en todo el país por la facilidad que implica trasladarse de un estado a otro para usar su jurisdicción flexible. Las cifras de matrimonio pueden bajar, pero nunca van a ser cero mientras no lo prohíban todos los estados”, dijo a este medio Casey Swegman, directora de políticas en la Iniciativa de Matrimonio Infantil y Forzado del Centro de Justicia Tahirih. Al ver las cifras per cápita, entre 2000-2018 Nevada (0,67%), Idaho (0,34%) y Arkansas (0,30%) fueron los estados con más registros de matrimonios infantiles. Si bien descienden los casos año a año en todo el país, las estadísticas aún resultan inadmisibles para los especialistas.
A diferencia de muchas otras problemáticas en Estados Unidos, en general, no tiene tintes políticos, ya que tanto republicanos como demócratas apoyan o se oponen a prohibir el matrimonio infantil en cada estado. El representante estatal Jess Edwards de New Hampshire generó indignación a principios de mes, después de describir a las adolescentes menores de edad como “maduras” y “fértiles” mientras argumentaba en contra del proyecto de ley para aumentar la edad de matrimonio de 16 a 18 años. En Missouri el proyecto - que quedó sin efecto después de que lo rechazaran los diputados- fue presentado en conjunto por una senadora demócrata y otra republicana.
Los expertos advierten sobre las lagunas legales existentes y plantean que el matrimonio infantil en Estados Unidos encubre lo que de otro modo sería considerado abuso sexual infantil, un crimen reglamentado en todos los estados, así como en la Ley Federal. Según el registro de Unchained at Last, unos 60.000 casamientos desde el año 2000 deberían haberse considerado un delito sexual. Paradójicamente, a los menores de edad no se les permite iniciar un procedimiento legal, ya sea solicitar protección o pedir un divorcio, a menos que sea bajo el ala de un padre o tutor.
En aquellos estados en los que se exige la autorización de solo uno de los padres o de un juez para casarse, los procedimientos suelen ser flexibles y no se enfocan en la protección del menor, según los especialistas consultados.
“Mientras algunos estados tienen salvaguardias, en la mayoría esto no ocurre. Por ejemplo, en muchos estados sucede que el juez entrevista por un par de minutos al menor, pero esto se da en presencia de los padres, por lo que el chico o chica no puede expresar su voluntad ni negarse libremente. Tampoco indagan en qué es lo que está impulsando un matrimonio de ese tipo. ¿Es un embarazo? ¿Es una violación? No se enfocan en esto”, indicó Srinivasa.
De una “luna de miel” a una relación abusiva
En 2006, Lauren Van Wagoner se casó a sus 17 años en el estado de Florida con su novio de 21 después de contarle a su mamá que había mantenido relaciones sexuales con él.
“Éramos mormones. En ese entonces, mi mamá me dijo que mi obispo nos había encomendado casarnos. Por lo que fuimos a una iglesia pequeña, me puse el vestido que ella usó para su casamiento, y nos casamos solo con su autorización”, relató a LA NACION Van Wagoner, de ahora 35 años. “Yo no tenía la madurez para tomar esa decisión, pero me pusieron en una posición en la que para mí eso era lo que tenía que hacer. Creía fuertemente en mi iglesia y no pensaba contradecirla. Aun así, durante años me avergoncé de haberme casado tan chica”, agregó.
El matrimonio pasó sus años de “luna de miel” para convertirse en una relación abusiva en la que ella sufrió agresiones psicológicas, físicas y hasta fue amenazada de muerte por su exmarido, hoy preso por cometer otro delito federal no relacionado con el caso. Pudo divorciarse finalmente en 2017, realizó un curso de análisis de datos que le dio su trabajo. Hoy, es activista contra el matrimonio infantil.
“Fue difícil irme. No tenía trabajo, no tenía estudios más que el colegio. Mis hijos tenían sus propios traumas. Pensaba, ‘¿quién va a contratar a una madre soltera´?”, indicó.
¿Por qué existe el matrimonio infantil en Estados Unidos?
Las razones para que persista el matrimonio de menores son complejas y variadas, según los especialistas. Abarcan desde cuestiones económicas, tradiciones, arreglos entre familias y situaciones de violencia intrafamiliar. En Estados Unidos, es parte de muchas prácticas religiosas en comunidades que incluyen cristianos evangélicos y ortodoxos, según un estudio de Population Institute. En otros casos, los embarazos no deseados son motivos que conducen a un casamiento infantil. También hay situaciones en las que los llamados “depredadores” se aprovechan de una situación de vulnerabilidad de los menores.
“Hay muchísimas causas del matrimonio infantil, pero entre ellas están las raíces: la desigualdad de género, las ideas relacionadas con los estereotipos de género en los que una mujer ocupa un rol dentro de la familia como madre”, dijo a este medio Alma Burciaga- González, analista de la organización Girls Not Brides.
“Muchas veces argumentan que nuestros abuelos se casaron jóvenes y fueron felices. La diferencia es que ahora las mujeres adquirimos derechos y hay que proteger a nuestras niñas. Casarme antes de los 18 me sacó oportunidades. Es más probable que no termines el colegio, que caigas en la pobreza”, aseveró Van Wagoner.
Nicholas L. Syrett, historiador de género, sexualidad e infancia en Estados Unidos de los siglos XIX y XX, dijo a LA NACION que los legisladores en su país “históricamente han tenido mucha fe en el matrimonio”. Y agregó: “Creen que lo que pasa fuera del matrimonio es malo y peligroso. También es la idea que se tiene sobre el sexo, de que si la mujer queda embarazada, el niño por nacer va a estar protegido dentro del matrimonio, por más que la evidencia en general no lo demuestre”.
Los grupos que se oponen a prohibir el matrimonio infantil alegan distintos argumentos. Planned Parenthood Affiliates de California dijo a Los Ángeles Times que “apoya firmemente la protección de los jóvenes contra abusos de todo tipo”, pero que la ley “no debería impedir los derechos reproductivos de los menores y su capacidad para decidir qué es mejor para ellos”.
“El caso de California es interesante porque entre quienes se oponen hay grupos feministas que ven al matrimonio como un derecho reproductivo, entendido como la posibilidad de dar a luz en un hogar conyugal si así se desea. Y también lo ven como una posibilidad legal de escapar de orfanatos abusivos mientras no se arregle el sistema de adopción en el país”, sumó Syrett.
“Visa de cónyuge”
Aunque el gobierno nacional no pueden constitucionalmente cambiar estas leyes, los expertos consultados por este medio insisten en que la cuestión debería abordarse de forma nacional y transversal, ya que afecta a otras cuestiones claves. que inclusive son parte de la agenda electoral 2024, principalmente el caso de la migración.
“Las leyes de inmigración en Estados Unidos permiten que niños y adolescentes por debajo de los 18 años de edad apliquen para obtener una ´visa de cónyuge´ para que puedan ingresar al país. Hemos visto casos de matrimonios forzados de menores con adultos para obtener un permiso. Definitivamente, el gobierno federal debería encargarse”, reclamó Srinivasa.
De acuerdo a un reporte del Comité de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales de Estados Unidos, entre 2007 y 2017, los Servicios de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) aprobaron 8686 pedidos de visa conyugales que involucraban a menores de entre 13 a 17 años. Las niñas representaban el 95% de esas solicitudes. Además, algunas peticiones aprobadas mostraban diferencias significativas de edad, como una en 2013 entre un ciudadano estadounidense de 71 años y una joven guatemalteca de 17 años. El Departamento de Estado tiene la última palabra en la decisión de efectivizar una visa, pero generalmente “rechazan pocas solicitudes conyugales”, puntualiza el reporte oficial.
“Cuando hablamos de poblaciones extremadamente vulnerables en el exterior que pasan hambre, guerras, crisis, que harían cualquier acción desesperada para encontrar refugio para sus hijos, claro que se van a ver explotadas estas lagunas en la ley”, sostuvo Swegman. Y remató: “Necesitamos un sistema de inmigración justo, humano y eficiente que ofrezca una oportunidad segura para las mujeres y niñas que luchan contra la violencia de género. El matrimonio nunca debería ser la única opción para que una mujer esté segura”.
Asimismo, Burciaga- González destacó la necesidad de leyes integrales que no solamente prohíban los matrimonios infantiles, sino que apliquen políticas para abordar el problema de fondo con un enfoque social. Por ejemplo, aunque Texas no ha logrado poner la edad mínima de casamiento en 18 años, tiene la única ley que consagra forzar o coaccionar a un niño a contraer matrimonio en su definición de abuso infantil. “Si se va a legislar, es fundamental que se estudie y se informe, ya que esto es un tema mucho más común de lo que se cree en la sociedad y en el fondo esta relacionado con la discriminación y la desigualdad”, cerró la experta.
- En la Argentina, un menor de edad puede casarse, de acuerdo a Ley simple de Matrimonio, si no ha cumplido los 16 años, con autorización de un juez o de sus padres. Según los datos de la Fundación para Estudios e Investigación de la Mujer (FEIM) hay 132.398 niñas entre 14 y 18 años que se encuentran unidas o en matrimonio en todo el país, una cifra que se estima podría ser mayor.
- En América Latina y el Caribe prevalecen las uniones tempranas informales antes que el matrimonio, dado que el matrimonio infantil está prohibido sin excepciones en 13 países, según CEPAL. No obstante, una de cada cinco niñas en la región se casa o ingresa en una unión temprana antes de los 18 años, siendo la única región del mundo donde los matrimonios infantiles no han disminuido en los últimos 25 años.
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