Matan en el Golán a un jefe de Hezbollah
Era hijo de un terrorista vinculado a los ataques en la Argentina
JERUSALÉN.- Jihad Mughniyah, hijo menor del que fue jefe máximo de operaciones de Hezbollah, Imad Mughniyah, acusado por su papel en dos grandes atentados en la Argentina, murió ayer junto con otros cuatro jefes de la milicia chiita en un ataque de misiles en territorio sirio atribuido a Israel.
Jihad, hijo de quien estaba requerido de hecho por Interpol debido a los ataques de 1992 contra la embajada de Israel en Buenos Aires y de 1994 contra la AMIA, comenzó a seguir los pasos de su padre casi inmediatamente después de su muerte en febrero de 2008, tras un atentado con bomba en Damasco, la capital siria.
En ese momento era considerado demasiado joven para participar directamente en acciones militares, pero Jihad Mughniyah dejó en claro de inmediato que su línea era la misma que la de su padre.
En octubre pasado fue nombrado jefe de la zona de Hezbollah en el Golán, posición desde la que -según informaron ayer medios israelíes- los servicios de inteligencia occidentales sostienen que estaba preparando "atentados importantes contra civiles y soldados israelíes, infiltración y ataques mortales en poblados israelíes".
Jihad, al parecer, no había nacido aún cuando fueron cometidos los dos grandes atentados en Buenos Aires, orquestados, según las acusaciones presentadas, por su propio padre.
Pero aunque Imad Mughniyah no vivía una vida normal -no dormía dos noches seguidas en la misma cama ni llevaba una vida promedio de familia debido a su rol en Hezbollah-, todo indica que logró transmitir a su Jihad la misma ideología.
Imad llegó a ser el hombre más buscado del mundo después de Osama ben Laden. Y su hijo menor, Jihad, siendo aún muy joven, entabló una relación especial con Qassem Suleimani, jefe de la fuerza especial Al-Quds de los Guardianes de la Revolución iraníes.
El padre, Imad, tenía en su haber sospechas fuertes sobre haber sido el cerebro que planificó numerosos atentados terroristas: la embajada de Estados Unidos en Beirut en abril de 1983, con 63 muertos; la base de los paracaidistas franceses y los marines norteamericanos, que terminó con casi 300 muertos; el secuestro de un avión de TWA; el secuestro de varios occidentales, y luego también de diplomáticos soviéticos en Beirut en los años 80.
En los 90 le llegó el turno a Buenos Aires cuando Imad Mughniyah, como jefe de operaciones de Hezbollah, según se lo acusó, planeó el atentado contra la embajada de Israel en el que murieron 29 personas, y el de julio de 1994 contra la AMIA, en el que murieron 85 personas.
Jihad no había llegado aún a la posición de su padre dentro de la estructura orgánica de Hezbollah, pero según los servicios de inteligencia occidentales que lo seguían, todo indicaba que ésa era su aspiración.
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