Mary Quant
La dama de la minifalda
1964
Revolucionó la moda de los 60 al reducir vertiginosamente el largo de las polleras. Desde que ella la popularizó, la minifalda no abandonaría más el guardarropas femenino.
Mary Quant tenía apenas seis años cuando, disconforme con la ropa que usaban las chicas de su edad, empezó a diseñar su propio vestuario. La joven diseñadora había nacido en Kent, en 1934. Con sólo 21 años, abrió su primera boutique, Bazaar, junto con su entonces novio –y más adelante marido– Alexander Plunkett-Greene. El éxito de sus diseños, divertidos, seductores y provocativos, fue inmediato.
Sus clientas formaban largas filas en la puerta del local, ansiosas por vestir los impermeables de plástico, suéters apretados y medias panty de todos colores que ella diseñaba.
Sus creaciones se convirtieron en las preferidas de famosas como Brigitte Bardot, Twiggy, Nancy Sinatra y las novias de los Beatles.
Mientras su negocio crecía, sus polleras comenzaron a acortarse cada vez más, hasta llegar a unos escandalosos 34 centímetros, en 1964. El Vaticano protestó y algunos colegios ingleses amenazaron con expulsar a las alumnas que usaran minifalda. Quant ignoró las críticas y dijo que, además de liberar a las mujeres, la diminuta prenda resultaba práctica para, por ejemplo, correr el colectivo.
Aunque se ha dicho que fue ella quien creó la minifalda, muchos aclaran que en realidad fue el diseñador francés André Courrèges quien la inventó y Quant quien la popularizó.
La polémica diseñadora ha dicho que ella logró democratizar la moda: hizo que las duquesas británicas se mezclaran en sus locales con jóvenes secretarias.
Siempre desafiante, en 1966 fue a recibir en minifalda la Orden del Imperio Británico por su aporte a la moda, entregada por la reina.
Los hot pants fueron su última gran creación, ya a fines de los 60. Buenos Aires los vio por doquier a principios de los años 70.
2004
Aunque siguió en el mundo de la moda, Quant no volvió a disfrutar de la enorme popularidad que obtuvo en los 60. Sin embargo, los locales de su empresa, Mary Quant Ltd., se expandieron por las principales capitales del mundo: Londres, Nueva York, París y Tokio. Sólo en la capital japonesa, la compañía tiene 235 boutiques.
Si bien fue la minifalda la que la hizo mundialmente famosa, fue su línea de cosméticos la que le reportó más dinero. El esmalte de uñas azul y el delineador de ojos plateado pasaron a ser los productos más buscados de la diseñadora que había declarado la muerte del buen gusto y había dicho que la vida estaba "en lo vulgar".
Quant también se dedicó a diseñar lencería, sombreros y paraguas para diferentes marcas. En 2000, su empresa fue absorbida por una firma japonesa.
Hace cuatro años se convirtió en abuela, cuando su único hijo, Orlando, tuvo a Lucas Alexander. Hoy, con 70 años, vive en las afueras de Londres y todavía trabaja como consultora de la empresa que lleva su nombre. Aún mantiene el peinado del estilista Vidal Sassoon que fue su marca registrada y dicen que conserva el mismo aire ingenuo con el que revolucionó la moda, cuatro décadas atrás.
Su gran frustración, ha dicho, es no haber visto a la ex primera ministra Margaret Thatcher luciendo una de sus creaciones.
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