Mark Coleridge: "Hubo una visión apocalíptica en la reunión"
El arzobispo de Brisbane, del ala reformista, dijo que muchos participantes de la asamblea tuvieron una postura muy crítica de la realidad
ROMA.- El australiano Mark Coleridge, arzobispo de Brisbane, fue una de las estrellas del sínodo. Casi todos los días escribía un blog muy seguido en el que contaba sus impresiones, daba detalles de las discusiones a puertas cerradas en aula, y también comentaba qué había comido en algún buen restaurante romano, en una muestra no sólo sentido del humor, sino también de apertura.
En una entrevista con la nacion, Coleridge, con una visión en las antípodas del otro australiano, el cardenal George Pell, líder del bloque conservador, aseguró que lo que más lo impactó de la reunión sinodal, en la que fue relator de uno de los grupos linguísticos anglófonos, fue "la visión apocalíptica" y alejada de la realidad de algunos sectores obsesionados con la doctrina pura y dura.
"Escuchando algunas voces parece que hay gente en las nubes, donde la doctrina es toda muy linda y coherente consigo misma. Uno escucha y se pregunta donde está el contacto con la realidad... Por eso me encontré diciendo en mi grupo linguístico que teníamos que recordar que el propósito del sínodo era pastoral y que el proceso para ser genuino tenía que considerar los hechos en el terreno, y no como quisiéramos que fueran, es decir, la realidad de la vida de la gente", dijo este biblista de 66 años, políglota, que trabajó en la Secretaría de Estado del Vaticano en los últimos años del papado de Juan Pablo II.
"Es verdad, hablar de la paternidad responsable y decir que debemos redescubir la riqueza de la enseñanza de la Humanae Vitae (la encíclica de Pablo VI que prohibió los métodos anticonceptivos artificiales) y la magnífica visión del matrimonio cristiano, pero teniendo en cuenta la cruda realidad de que la mayoría de los católicos no aceptó ni recibió la enseñanza de la Humanae Vitae", agregó, muy crítico.
-En estos días, usted fue tildado de "hereje por los sectores más ultraconservadores....
-Sí, aunque la verdad es que también dije claramente que no estoy en favor de grandes cambios en la enseñanza de la Iglesia. A mí me parece que hace falta creatividad pastoral, y en ésta, un nuevo lenguaje. Pero la impresión es que cuando uno toca un mínimo detalle, no sólo de lo que enseñamos, sino del modo en el que lo enseñamos, derrumba todo el edificio....
-Como cuando el Papa dijo que el edificio moral de la Iglesia corría el riesgo de caer como un castillo de naipes, en su primera entrevista con La Civiltà Cattolica...
-Exacto. Y lo otro que yo digo, desde el punto de vista occidental, es que no estamos defendiendo un triunfo. Si estuviéramos haciendo eso y nuestra forma de comunicar fuera brillantemente exitosa, entonces uno podría entender el deseo de mantenerse en guardia, defendiendo ese éxito. Pero, de nuevo, la realidad sugiere que elementos cruciales de lo que estamos haciendo no sólo no son exitosos, sino un fracaso patente.
-¿Debe entonces renovarse el lenguaje?
-Claro. Las palabras y las imágenes que hemos usado a menudo nos llevaron a una situación en la que, si todo va bien, somos vistos como irrelevantes en la cultura occidental, y si va mal, somos vistos como demoníacos... ¡Tenemos que usar un lenguaje que la gente pueda comprender! Si somos serios en cuanto a la evangelización, tenemos que comunicar la verdad que atesoramos y si no la comunicamos, y evidentemente no lo hacemos, entonces debemos preguntarnos cómo podemos hacerlo...
-Usted parece decepcionado...
- No, no lo estoy. Pienso que soy realista.
-¿Qué es lo que más le impactó de este sínodo?
- Esta mirada apocalíptica de la realidad de algunos que hubo en el aula, que no comparto. Creo que es errado ver al mundo en términos de luz y oscuridad, bueno o malo, verdad y error, todo o nada, sin que haya espacio entre los dos extremos.
-Más allá del espíritu apocalíptico de algunos, dicen que al Papa se lo vio muy tranquilo...
- Sí, me impactó lo cómodo que él evidentemente está en su rol. Es la impresión que daba cuando entraba al aula. En el pasado era muy ceremonial cuando entraba Benedicto XVI al aula... Pero no pasa lo mismo con Bergoglio, que eliminó la corte papal. Las dos cosas que más me fascinan es que, así como lo dice, lo hace: el Papa no es un monarca y el Papa no es un oráculo, dos cosas que creo son providenciales. Y me parece que Francisco tiene una modestia y una humildad no sólo en cuanto a su persona, sino también en cuanto al sínodo... en el sentido de que no hay que esperar demasiado del sínodo, o no esperar demasiado en el corto plazo, aunque creo que lo que a él en verdad le interesa es generar una sinodalidad permanente para toda la Iglesia.
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