Mariano Rajoy: "No se puede construir nada si no desaparece la amenaza a la unidad"
El jefe de Estado se mostró decidido a frustrar las ambiciones separatistas de Cataluña y advirtió que no habrá diálogo mientras no depongan su actitud
MADRID.- El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, se muestra firme ante el desafío separatista días antes de que se celebre el pleno del Parlamento regional que puede abordar la independencia catalana. En una entrevista con el diario El País afirmó que impedirá la separación de Cataluña, y advirtió que no habrá diálogo con los secesionistas mientras se mantenga la "amenaza a la unidad del país".
- La sociedad española está asustada. Los ciudadanos tienen miedo. Dos o tres generaciones de españoles se enfrentan a una situación que jamás pensaron vivir. ¿Qué mensaje enviaría a todas esas personas?
- Entiendo muy bien su inquietud. Estamos hablando de algo que es muy importante y que nos afecta a todos como españoles. Estamos hablando de la unidad de nuestra nación. Tengan la seguridad de que esta batalla se va a dar y de que se va a ganar. Sería muy importante también en estos momentos -y por ahí debería ir el futuro- que ese catalanismo constitucional y pactista que contribuyó al crecimiento económico en nuestro país y a la mejora de nuestro bienestar y riqueza en los últimos 40 años volviese. Que terminaran las alianzas con extremistas y radicales.
-¿Existe el riesgo de que España se divida?
-En absoluto. España no se va a dividir y la unidad nacional se mantendrá. Emplearemos para ello todos los instrumentos que nos da la ley.
-¿Qué hará el gobierno en el supuesto de que la próxima semana el Parlamento de Cataluña haga un pronunciamiento a favor de la independencia?
-Vamos a impedir que se produzca la independencia. Por eso puedo decirle con absoluta franqueza que no se producirá. Es evidente que tomaremos cualquiera de las decisiones que nos permiten las leyes, a la vista de cómo vayan evolucionando los acontecimientos. Quiero decir una cosa con absoluta claridad: mientras la amenaza de una declaración de independencia no desaparezca del panorama político va a ser muy difícil que el gobierno no tome decisiones.
-¿Incluido el artículo 155 de la Constitución (que prevé entre otras atribuciones la intervención de Cataluña)?
-Yo no descarto absolutamente nada de lo que dice la ley. Lo que tengo que hacerlo es a su tiempo, que es lo más importante en este momento. Lo ideal sería que no hubiese que tomar soluciones drásticas, pero para ello tendrían que producirse rectificaciones.
-¿ Puede tolerar el gobierno una declaración de independencia escalonada, que no sea efectiva inmediatamente, como podría intentarse en el Parlamento?
-Mire, no. No hay ningún gobierno en el mundo que esté dispuesto a aceptar hablar sobre la unidad de su país ni sobre la amenaza a la unidad de su país. Bajo chantaje no se puede construir nada. Por tanto, es absolutamente irrelevante que pretendan que la declaración de independencia entre en vigor al día siguiente o que sea una declaración de independencia con condición suspensiva, resolutoria, en diferido o con cualquiera de las múltiples formas que andan circulando por ahí. Vamos a ver si somos serios y dejamos las cosas claras: no se puede construir nada si no desaparece la amenaza contra la unidad nacional. Ni en España ni en ningún lugar del mundo.
-¿Hay alguna forma de impedir ese siguiente paso? Aunque sea nula desde su inicio, ¿puede el Estado evitar que se produzca el acto mismo de la declaración de independencia?
-Depende fundamentalmente del presidente de la Generalitat. Lo que depende del gobierno es proceder a su anulación y que no entre en vigor nunca. En este momento el presidente de la Generalitat ha convocado un pleno para hablar de la situación política en Cataluña, no para hablar de una declaración de independencia. No hay la seguridad de que esté ese asunto en el orden del pleno. No lo está en este momento.
-Su estrategia antes del 1° de octubre era asegurar que no habría referéndum. No hubo uno que pueda ser reconocido como tal, pero vimos más urnas de las que esperábamos. No se le da valor público, pero fuera de España pudo dársele cierta validez emocional. Da la impresión de que los hechos desbordaron los cálculos del gobierno.
-Teníamos una obligación, que era impedir el referéndum, y todo el mundo sabe que no ha habido un referéndum. Nuestro segundo gran objetivo era que eso se hiciera con el menor daño posible. Lo que ocurrió fue debido al empecinamiento en mantener una apariencia de referéndum cuando sabían que era absolutamente ilegal. Ésa es la gravísima irresponsabilidad de quienes han tomado esta decisión.
-La estrategia del independentismo intenta desalojar al Estado de Cataluña por la fuerza de los hechos. ¿Está el Estado español presente en Cataluña y controla la situación?
-Tomamos dos decisiones como el control de las cuentas públicas de Cataluña o el mantenimiento allí de las fuerzas de orden público. Estas dos decisiones demuestran que el Estado tiene resortes para velar por el cumplimiento de la legalidad. Pero es evidente que construimos un modelo de Estado que es el que viene de la Constitución de 1978, que divide las responsabilidades entre las distintas instituciones. Cataluña tiene la gestión de la sanidad, la educación, los servicios sociales y el orden público. El Estado sólo puede intervenir en circunstancias excepcionales como las que estamos viviendo ahora.
-¿Tiene en estos momentos el gobierno algún canal de comunicación abierto con la Generalitat?
-El gobierno lo único que tiene es la idea de que no se puede dialogar sobre la unidad de España, ni mediar ni ser objeto de mediación, ni negociar con la amenaza de romper la unidad de España.
-¿Y se puede negociar ya?
-Mientras no se vuelva a la legalidad, yo desde luego no voy a negociar. El presidente del gobierno de un país avanzado y democrático no puede negociar con quien se salta la ley "a la torera". En cuanto se produzca una rectificación estaremos en una situación diferente y normal.
-Entonces, si Puigdemont renuncia expresa y públicamente a la declaración de independencia, ¿está usted dispuesto a hablar con él al día siguiente?
-No. El señor Puigdemont tiene una primera prioridad que es hablar con el Parlamento de Cataluña. Lo que es evidente es que estaremos en una situación muy diferente. Eso no se ha producido y, por lo tanto, no adelantemos acontecimientos. Yo quiero la vuelta a la normalidad y es evidente que la vuelta a la normalidad nos coloca en una situación diferente.
-Frecuentemente, su imagen es la de un presidente a la defensiva, bastante solo y en un momento político muy difícil. ¿Se siente usted así?
-No. No sé si por suerte o por desgracia, llevo algunos años en política, y en ellos viví algunas situaciones difíciles. Esta, sin duda, es muy difícil. Yo, a estas alturas de mi vida, tengo que hacer lo que yo crea, porque al final tengo que tomar la decisión de lo que es mejor para España.
© El País, SL
Antonio Caño, Jorge River y Rafa de Miguel
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