Coronavirus: Maduro le saca a los militares el manejo del petróleo
CARACAS.- El desembarco de los militares chavistas en la industria petrolera se saldó con un nuevo e histórico fracaso económico para el país. Tras dos años y medio de derrumbe continuado, Nicolás Maduro situó a su vicepresidente económico, Tareck El Aissami, al frente del Ministerio de Energía y Petróleo en medio de la pandemia de coronavirus y cuando el mercado de oro negro sufre una caída histórica.
El Aissami, de origen libanés, lidera una de las familias políticas más poderosas de la revolución. El radical exgobernador de Aragua tiene un currículum bolivariano tan extenso como su expediente criminal: acusado de narcotráfico desde 2017; orden de captura internacional desde 2019, cuando comenzó a figurar entre los diez más buscados por la administración estadounidense; e incluido este año en la lista negra por narcoterrorismo de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), que puso precio a su cabeza: diez millones de dólares, cinco menos que la de Maduro.
La decisión de Maduro se barruntaba desde hace semanas, al conocerse la pérdida de confianza en el general Manuel Quevedo, hasta ahora al frente del Ministerio y de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
Venezuela , cuyas entrañas tienen las mayor reserva mundial de oro negro, generaba en noviembre de 2017 en torno a 1.900.000 barriles. La producción hoy supera con dificultad la barrera de los 600.000 barriles, cuando al llegar Hugo Chávez al poder fluctuaba alrededor de los 2,5 millones.
Al frente de la estatal Pdvsa queda momentáneamente Asdrúbal Chávez, primo del "comandante supremo", quien ya fue número dos y jefe político de la compañía durante la presidencia del ahora exiliado Rafael Ramírez. "El mejor ejemplo de la incapacidad del gobierno es la destrucción de Pdvsa. Les conviene que el país esté encerrado, no hay gasolina para moverlo. Es nuestro pueblo quien paga las consecuencias", subrayó el propio Ramírez.
El barril de crudo venezolano cerró la semana pasada por debajo de los 10 dólares, en parámetros muy parecidos a los alcanzados en 1998, durante la presidencia de Rafael Caldera. El derrumbe de Pdvsa es tal que antes de empezar la cuarentena el gobierno maniobró para otorgar a empresas extranjeras la potestad de explotar en solitario los campos petroleros en los que trabajaban en conjunto, según confirmó la agencia Reuters.
"El destino de la industria petrolera venezolana es la privatización. En estas circunstancias económicas críticas mundiales, el Estado no podrá inyectar los 100.000 millones de bolívares que se necesitan para arrancar", calculó el experto petrolero Antonio de la Cruz.
Viejas recetas
El nuevo zar del petróleo es el encargado por el Palacio de Miraflores de encabezar la guerra económica en medio de la pandemia. El país tiembla desde que la semana pasada se dio a conocer el regreso de las viejas recetas económicas: intervención de empresas de alimentos, fiscalización de los comercios y retorno a los controles de precios.
Entre las grandes empresas que serán "supervisadas" está Polar, el principal conglomerado privado del país, que nutre desde hace décadas a los venezolanos con la harina precocinada para las arepas, puntal de su alimentación. Sin el liderazgo de Polar durante los años de la escasez difícilmente el país habría soportado el colapso sufrido por el Estado.
Investigaciones realizadas por el Parlamento democrático también vinculan a El Aissami con Hezbollah. "El grupo terrorista realizó grandes operaciones financieras a través de Venezuela", denunció el año pasado el diputado exiliado Franco Casella, quien viajó hasta Israel para acceder a información confidencial.
El antiguo mayor general Hugo "El Pollo" Carvajal, quien fue el jefe de la inteligencia y contrainteligencia con Chávez y con Maduro, también reveló en 2019 los vínculos del vicepresidente con la organización terrorista; incluso los dos viajaron juntos a Irán y Siria. Carvajal asegura que el nuevo ministro de Petróleo pretendía que los milicianos de Hezbollah trabajaran con los guerrilleros de las FARC , que estaban escondidos entonces en Venezuela.
La oposición alertó durante la semana pasada del aterrizaje en el país de dos aviones procedentes de Irán, pese al cierre de fronteras ordenado por el gobierno. Desde dentro de Pdvsa se aseguró que la misión de los iraníes era poner en marcha la refinería Cardón, en un intento de luchar contra la escasez crítica de gasolina que abruma al país.
"Venezuela es el peor de los casos posibles (en la caída de los precios). Las sanciones de Estados Unidos implican que las exportaciones de petróleo deben venderse con un gran descuento y el país depende, en gran medida, de las importaciones de gasolina", explicó el experto petrolero Francisco Monaldi.
"Pero por supuesto no se trata solo de petróleo: la pandemia está reduciendo drásticamente las remesas y afectando la actividad económica interna", sentenció.
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