Coronavirus: Nicolás Maduro cumple siete años en el poder, jaqueado por el virus
CARACAS.- Nicolás Maduro celebró ayer sus siete años al frente de Venezuela asegurando: "No habrá dificultad que detenga mi compromiso por construir la patria socialista". Su meta, insistió, es la felicidad del pueblo, esa misma que asegura buscar todos los días y que ya ha percibido gracias a uno de sus esotéricos "viajes" en el túnel del tiempo: "Se lo digo con certeza: yo ya fui al futuro y volví. Y vi que todo sale bien".
La revolución de la suprema felicidad, la que prometió un mundo mejor, se ha convertido hoy en uno de los peores gobiernos de la historia, con un mandatario que presidió Venezuela hasta enero de 2019 y que desde entonces usurpa el poder, tras unas elecciones fraudulentas, según el Parlamento, la oposición y los países democráticos de la comunidad internacional.
Como si se tratara de una cruel remake hollywoodense, en su "regreso" desde el futuro el "conductor de victorias" (denominación empleada por la propaganda chavista) se pasó de frenada: el desplome de la economía ha sido tal que el producto bruto interno (PBI) cayó a los niveles que tenía en 1944. Nada queda de la Venezuela saudita, el país más rico de la región, pese a contar con las mayores reservas de petróleo del planeta y formidables reservas de oro, gas, diamantes, coltán y torio.
"Entre 2014 y 2019 el PBI registró una caída acumulada de entre 65% y 70%. A eso habría que unir la caída proyectada para este año, que el FMI estima en 15%, una vez considerados los efectos del Covid-19, y que lamentablemente yo considero que será mayor", resume para LA NACION el economista Urbi Garay. "La mayor caída sufrida por país alguno en tiempos de paz, solo comparable a la de Zimbabwe", añade el experto. La Venezuela de Maduro ya superó la recesión de Siria, del crack del 29 en Estados Unidos o de la caída del Muro de Berlín para Rusia y Ucrania.
En política y derechos humanos la regresión llega hasta 1958, el principio del período democrático. "Con Maduro aumentan la exclusión y la discriminación política. Su autoritarismo se aleja de la democracia y desde 2016, cuando suspende dos procesos electorales, lo consideramos un dictador. El peor gobierno desde 1958 en indicadores políticos, democráticos y sociales, que ha conseguido la socialización de la dictadura y de la miseria", critica Rafael Uzcátegui, coordinador de Provea, ONG de derechos humanos.
Los récords negativos se acumulan unos sobre otros: el país más violento del planeta, el mayor desfalco de la historia (500.000 millones de dólares, según dos vicepresidentes de Chávez y el Parlamento), hiperinflación galopante desde octubre de 2017, desempleo del 50%, pulverización del bolívar, destrucción del sistema público de salud, cientos de personas ejecutadas por batallones de exterminio, más de 300 presos políticos, la consolidación de los centros de torturas...
¿Cómo es posible mantenerse en el poder en semejantes circunstancias, más allá del uso desmedido de la fuerza y de la represión? "Maduro es un gran malabarista, ha logrado ajustar las piezas dentro de su estructura para mantener el poder. El general Vladimir Padrino López, ministro de Defensa, ha sido fundamental para ello. Él ha garantizado equilibrio dentro del estamento militar", explica Félix Seijas, director de la encuestadora Delphos.
Siete años que parecen un siglo y que comenzaron en 2013 tras la decisión de Chávez, un "dedazo" discutido en su día y que hoy pocos entienden. El Maduro aperturista, como lo define el politólogo Ricardo Sucre, solo duró cinco meses. Después llegó el "sexenio perdido, menos en lo político", en el que Maduro se dedicó a "levantar una estructura política y social a través de la unión cívico-militar y los CLAP (reparto de comida subvencionada). Se fortaleció políticamente, pero no tomó decisiones económicas ni petroleras", confirma Sucre. La última etapa muestra un "gobierno en resistencia, sin estrategia clara, en situación de guerra, con una inercia muy grande".
Las víctimas de semejantes políticas se cuentan por millones, en especial la gigantesca huida de muchos venezolanos antes de que se los tragaran las ruinas. "La emigración masiva de venezolanos encarna el fracaso más grande de la revolución bolivariana. Millones de vidas, de historias y de aspiraciones fueron expulsadas en esa gran hemorragia que ya lleva más de cuatro años", sentencia el escritor Zakarías Zafra, en Ciudad de México.
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