Lula vs. Bolsonaro: quién ganó el primer debate presidencial antes del ballottage
El líder del PT utilizó la mala gestión de la pandemia para golpear al presidente en funciones; el mandatario necesitaba ganar porque está segundo en las encuestas
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RIO DE JANEIRO.- Lula Da Silva fue el claro vencedor de la primera ronda del debate presidencial en Brasil antes del ballottage del próximo 30 de octubre porque logró que el presidente Jair Bolsonaro se mantuviera a la defensiva durante casi todo el bloque sobre la pandemia. Pero no hubo defensa posible contra la tajante frase de Lula.
“Voy a preguntar sobre la pandemia”, comenzó el líder del PT. “Brasil tiene el 3% de la población mundial. Y Brasil tuvo el 11% de las muertes por la pandemia en el mundo. ¿Por qué se tardó tanto en comprar una vacuna? ¿No se siente responsable? ¿No lleva sobre su espalda el peso del sufrimiento de los brasileños al ser responsable de al menos 400.000 muertes en este país?”. Una pregunta que Bolsonaro no pudo responder.
El presidente en funciones consiguió empeorar aún más su situación porque recientemente afirmó que los niños no mueren por Covid. Pero Lula rebatió la información ayer al dar una cifra de 2000 muertes de niños en el país.
Por su lado, Bolsonaro volvió a defender el off label (uso fuera de indicación) de un medicamento contra el coronavirus, a lo que Lula respondió: “¡Te convertiste en un defensor de la medicina que no sirve para nada!” Y zanjó: “Sé lo que es perder a alguien por culpa del Covid”.
El líder del PT acusó a Bolsonaro de no haber visitado nunca un hospital, mientras que el presidente afirmó que sí fue pero que nadie lo vio. Y mintió otra vez: aseguró que la vacuna es sólo para los que no tuvieron Covid, demostrando que sigue siendo el “anti-ciencia” que llevó a Brasil a tener muchas más muertes que en el resto del mundo.
Corrupción
Bolsonaro se fortaleció cuando arrojó el tema de la corrupción, pero lo cierto es que la presencia de Sergio Moro entre sus asesores alentó la tesis de la defensa del petista de que fue juzgado por un juez parcial cuyo único objetivo era perseguirlo y ayudar al actual presidente.
“Bolsonaro destruyó el Lava Jato e interfirió en la Policía Federal. Y, ¿en dónde estaba el exjuez que acusó a Bolsonaro de intervenir? Sirviendo, junto a su jefe intervencionista”, lanzó Lula.
No obstante, Lula no salió bien parado en sus respuestas sobre la corrupción, dejando en claro que este tema lo incomoda. Pero hizo algunos puntos. Admitió una vez más que había corrupción, pero recordó la autonomía de los órganos de control que fue posible bajo su gobierno. Y dijo que el portal de transparencia y la ley de acceso a la información en los gobiernos del PT eran dos “obras maestras”.
Este fue el mejor momento de Bolsonaro, que se mantuvo al ataque, a pesar de las grietas, del caso Queiroz (una ficha clave en la investigación por corrupción contra Flavio Bolsonaro), de las compras de bienes raíces con dinero en efectivo, del oro para los pastores en el Ministerio de Educación (MEC) y de los decretos de 100 años de confidencialidad.
El peor error de Lula fue la mala gestión del tiempo, y dejar que el mandatario brasileño hablara cinco minutos al final del tercer bloque. Sin embargo, Bolsonaro aprovechó ese tiempo para criticar al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, al colombiano Gustavo Petro y a Nicolás Maduro (además de a Alberto Fernández); un tema con menos atractivo para la opinión pública. En un derecho de réplica, Lula terminó teniendo la última palabra en este debate.
Bolsonaro cometió el error de decir que Lula fue a Salgueiro y se rodeó de bandidos, cuando en realidad fue al Complexo do Alemão y se rodeó de gente de la comunidad, algo que ofendió a los habitantes de las favelas. “Trabajadores y trabajadoras”, como recordó Lula.
Lula no tocó el tema más comentado en los últimos días –el de un video que asocia al presidente con la pedofilia después de unas polémicas declaraciones que hizo sobre unas adolescentes venezolanas–. Pero Bolsonaro sí se refirió al asunto y tuvo que acudir a una frase del ministro al que más ataca, Alexandre de Moraes, para defenderse. Moraes había dicho que la frase estaba sacada de contexto.
Bolsonaro, ya siendo mandatario, entró a la casa de un grupo de adolescentes que él creía que eran prostitutas porque tuvo “onda” con ellas. La campaña del líder opositor Luiz Inácio Lula da Silva acusó a Bolsonaro de “pervertido” e hipócrita por presentarse como el defensor de la moral y la familia, y un diputado de Brasilia pidió a la Justicia investigar si el mandatario no cometió prevaricato al haber presenciado lo que él creía que era un delito y no haber hecho la denuncia.
La gran pregunta al final del debate es: ¿Quién tenía que ganar? Bolsonaro, que va por detrás en las encuestas. Y no ganó.
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