Lula ensaya un giro al centro para garantizarse la vuelta al gobierno en 2022
El exgobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, podría acompañarlo como su candidato a vice
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RÍO DE JANEIRO.– Como en 2002, cuando consiguió ser elegido acompañado por el empresario José Alencar luego de haber perdido cuatro elecciones consecutivas, Luiz Inacio Lula da Silva se prepara para elegir un compañero de fórmula identificado con la centro-derecha para competir por la vuelta al Palacio del Planalto en 2022.
El exgobernador de San Pablo (2001-2006 y 2011-2018) Geraldo Alckmin concretó el miércoles su salida del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), luego de meses de un distanciamiento paulatino. El adiós de Alckmin coincide con la profundización de sus conversaciones con Lula (2003-2011) y abre camino para que se oficialice los próximos días como el elegido para completar la fórmula como vicepresidente.
Al desafiliarse del PSDB después de más de tres décadas, Alckmin, uno de los fundadores del partido, quedó a un paso de cerrar un pacto que podría sellarse este mismo domingo, en una cena que ambos compartirán en San Pablo, organizada por Prerrogativas, un grupo de abogados antilavajatistas.
El referente del Partido Socialista Brasileiro y también exgobernador de San Pablo Marcio França dijo que existen un “99% de chances” de que se cierre ese acuerdo, en el que ha trabajado como articulador. Sin querer dar nada por cierto, Alckmin aseguró tras la salida del PSDB que todavía existe conversación por adelante, dijo que Brasil necesita pasar por una “pacificación” e hizo hincapié en que el principal desafío de Brasil es retomar el crecimiento.
“Yo di el primer paso. Ahora, vamos a escuchar mucho antes de dar el segundo”, dijo el exgobernador paulista el jueves, en una actividad en el litoral de su estado. “Este momento es de grandeza política, de espíritu público y de unión”.
La unión del exgobernador de San Pablo con Lula concretaría el encuentro del máximo referente del PT con uno que, hasta esta semana, perteneció al PSDB, partido que desde la redemocratización lo enfrentó sistemáticamente en las urnas.
El extucano puede arrastrar a Lula hacia el centro, alejándolo de los intentos de asociarlo a una izquierda radical –como Bolsonaro suele espetar– y disminuir la resistencia al petista en el principal distrito electoral del país, evaluaron analistas consultados por LA NACION.
Salvando las distancias, Alckmin podría desempeñar un papel similar al que cumplió Alencar, vice de Lula entre 2003 y 2011, que se convirtió para el mercado en una “garantía” de que un gobierno del PT no radicalizaría la gestión de la economía.
“Para Lula sería una ganancia simbólica de que él está más allá de la izquierda, dialoga con los partidos políticos y, al mismo tiempo, es un gesto al mercado de un político que siempre fue conservador”, opinó Leandro Consentino, politólogo y profesor del Insper de San Pablo.
Una nueva encuesta de la consultora privada Datafolha publicada el jueves mostró al expresidente Lula en una posición muy cómoda en la carrera para el Palacio del Planalto.
Con el 48% de intención de voto, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) se impondría holgadamente a Bolsonaro, que apareció en segundo lugar, con 22%. Con un margen de error de dos puntos, Lula estaría cerca de conseguir una victoria en primera vuelta si las elecciones fuesen hoy. Más atrás, aparecieron el exministro de Justicia de Bolsonaro y exjuez del Lava Jato Sergio Moro, con 9%, y el exministro de Hacienda Ciro Gomes, cuarto, con 7%.
Consentino evaluó que el acuerdo puede caer mal en las filas de los partidos de izquierda, como el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), habituales aliados del PT, aunque no existe ninguna figura más a la izquierda de Lula con posibilidades de disputar en 2022. Al mismo tiempo, el profesor del Insper dijo que el acuerdo puede causar impacto negativo en la “tercera vía”.
“Lula se correría más al centro y puede robar el discurso de responsabilidad fiscal y moderación, que intentan levantar los candidatos de la tercera vía. Probablemente, Bolsonaro y Moro se correrían más a la derecha”, dijo Consentino.
De confirmarse el pacto con Lula, Alckmin concretaría una verdadera reinvención en la política luego de un magro desempeño en 2018, cuando como candidato a la presidencia del PSDB obtuvo apenas 4,76% de votos. Desde ese mazazo electoral, Alckmin, de 69 años y médico de profesión, se había mantenido lejos de los reflectores. El exgobernador no tendría tampoco espacio para 2022 dentro del PSDB, sigla que acaba de elegir a Joao Doria como su nombre para la presidencia y a su actual vice, Rodrigo García, como candidato para conducir San Pablo.
Marco Antonio Teixeira, politólogo y profesor de la Fundación Getulio Vargas en San Pablo, dijo que además de un giro al centro, Alckmin, que fue también diputado federal por San Pablo y presidente nacional del PSDB, le garantizaría a Lula mayor muñeca para negociar con el Congreso en caso de que sea elegido en 2022.
“Después de Bolsonaro, ningún candidato a presidente puede creer más que gobernar se trata apenas de ganar la elección y luego tejer la base de apoyo en el Congreso”, dijo Teixeira, quien resaltó los lazos de Alckmin con distintos actores de la política y sectores conservadores de la Iglesia Católica. “Alckmin es la prueba de que Lula estaría dispuesto a dialogar con todos y es importante porque englobaría a un sector del PSDB, históricamente antagonista del PT”.
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