Lula debe anunciar regreso de Brasil a la Unasur en los 100 días de gobierno
El gobierno brasileño prepara una cumbre de jefes de Estado sudamericanos para fines de mayo, en Brasilia
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Uno de los anuncios que hará el presidente Luiz Inacio Lula da Silva cuando cumpla 100 días en el cargo, el próximo lunes, será el regreso de Brasil a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), confirmaron a Globo fuentes gubernamentales.
En cumplimiento de una promesa prevista en el documento elaborado por el equipo de transición que se ocupó de la política exterior del tercer gobierno de Lula, se habría decidido anular el decreto firmado por el gobierno de Jair Bolsonaro el 15 de abril de 2019 que determinó la salida de Brasil. del bloque, tratado internacional que había sido ratificado por el Congreso en 2011. Paralelamente, se prepara en Brasilia, a fines de mayo, una cumbre de jefes de Estado sudamericanos para discutir lo que será la nueva Unasur.
Consultado sobre el tema, el asesor internacional de la Presidencia de la República, Celso Amorim, se limitó a decir que Brasil buscará “recuperar una realidad que nunca debió ser interrumpida”. Amorim no quiso opacar el anuncio de Lula, porque Itamaraty ha estado trabajando a toda máquina. Según las fuentes, las invitaciones a los jefes de Estado sudamericanos aún no han sido enviadas, pero la idea es realizar la cumbre en la última semana de mayo. Todos los presidentes de la región estarán invitados, entre ellos el venezolano Nicolás Maduro, con quien Brasil quiere discutir cómo se pagará una deuda de alrededor de US$ 1000 millones que Venezuela tiene con el país.
Itamaraty no respondió consultas sobra este tema, pero fuentes diplomáticas confirmaron que, en las últimas semanas, el análisis de la situación por parte de Unasur ha sido intenso. Brasil se unió formalmente a Unasur en 2011, cuando la Cámara y el Senado aprobaron el tratado internacional para unirse al bloque, que alguna vez estuvo integrado por 12 países de la región. En 2019, el gobierno de Bolsonaro aprobó la salida del país por decreto presidencial, sin pasar por el Congreso. El gobierno anterior se opuso a la presencia de Brasil en un bloque que consideraba un proyecto ideológico de la izquierda latinoamericana. Bolsonaro también retiró a Brasil de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Antes de asumir, Lula prometió que Brasil volvería tanto a la Unasur como a la Celac.
Los únicos países que no abandonaron el bloque fueron Bolivia, Surinam, Guyana, Perú y Venezuela. La Argentina acaba de anunciar su regreso, en plena campaña electoral para la sucesión del presidente Alberto Fernández. Brasil ha estado consultando con los gobiernos de Chile, Colombia, Uruguay y Paraguay, entre otros, para preparar el terreno para la cumbre presidencial.
Dudas
Aún quedan muchas dudas, entre ellas, el grado de institucionalización que tendrá la nueva Unasur. La antigua sede, en Quito, Ecuador, fue desactivada. Precisamente, Brasil quiere saber cuáles son las diferentes posiciones de los demás países sobre cuál debe ser la estructura de la nueva Unasur que, a juicio del gobierno de Lula, debe comenzar su trabajo retomando la cooperación en tres áreas fundamentales: salud, defensa e infraestructura.
“Hay una voluntad política total del presidente Lula, expresada desde la transición” dice la embajadora Gisela Padovan, secretaria de Itamaraty para América del Sur y el Caribe.
Padovan afirmó que “Brasil quiere avanzar en la cooperación en áreas que funcionaron muy bien en el pasado, como defensa, salud e infraestructura, pero también incorporar otras nuevas como el cambio climático”.
“Nuestra visión es que una Sudamérica unida tenga la fuerza colectiva necesaria en el mundo multipolar en el que vivimos”, subrayó la embajadora.
La decisión de anular el decreto de Bolsonaro ya estaría tomada. La salida de Brasil de la Unasur generó polémica porque, a diferencia de otros países como Chile, por ejemplo, esta decisión no pasó por el Congreso. Ahora, para volver al bloque, basta con anular el decreto de Bolsonaro y enviar una comunicación a los demás países miembros informando que Brasil está de vuelta. Como en 2019 no fue aprobada por el Congreso, ahora tampoco será necesaria.
La nueva Unasur
En los contactos con los gobiernos de la región se empieza a hablar de cómo será esta nueva Unasur. Algunos países prefieren un bloque con instituciones, sedes y una infraestructura, para algunos, costosa de mantener. Según datos recopilados por GLOBO, el presupuesto anual nunca ha superado los US$ 11 millones, considerando la Secretaría General, el seguimiento de los 12 consejos ministeriales y sus grupos de trabajo, la Escuela Sudamericana de Defensa, el Centro de Estudios Estratégicos y de Defensa y el Instituto Sudamericano de Gobierno en Salud, que trabajó en Fiocruz. Otros son partidarios de un esquema más sencillo, similar al de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), al que también volvió Brasil tras la llegada al poder de Lula.
“La región sigue dividida políticamente y lo seguirá estando, aunque uno se haga la ilusión de que la izquierda es mayoritaria porque hay varios presidentes identificados con ese campo. El desafío de Brasil en la construcción de consensos es lograr mostrar que la Unasur no es ideológica y tiene agendas concretas”, explica Pedro Silva Barros, investigador del Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea) y exdirector de asuntos económicos de la Unasur.
Para Silva Barros, “Brasil y la región sufrieron mucho, por ejemplo, por no haberse coordinado en materia de salud durante la pandemia”.
" Una propuesta articulada en materia de infraestructura es fundamental para la recuperación económica post-Covid-19″ agrega el economista.
En un mundo en tensión entre China y Estados Unidos, asegura Silva Barros, “Unasur también será importante para preservar la región como zona de paz y, así, disuadir la presencia militar extrarregional”.
Para Andrea Hoffmann, profesora del Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) de la Universidad Católica de Río de Janeiro, “la nueva Unasur no puede ser igual a la original”.
“En algunos casos, como el de la salud, será más fácil retomar porque se ha mantenido la cooperación. En el área de defensa, habrá que ver, dado el papel que jugaron los militares en el gobierno anterior, podría ser más complicado”, explica Hoffmann.
Para el profesor del IRI, se deben incorporar nuevas agendas, entre ellas, “la que trata de la economía digital y el cambio climático”.
“Una pregunta que queda es cómo reconciliar a la Unasur con la Celac, donde se ubican México y los países del Caribe, y donde se han logrado avances fructíferos”, concluye Hoffmann.
O Globo/GDATemas
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