Lula da Silva. "Para el gobierno de Bolsonaro la democracia es un estorbo"
El líder del PT dijo que el presidente brasileño le teme a la movilización en las calles y advirtió que seguirá con su batalla política
SAN PABLO.- Lleva años repitiendo que nunca se retiraría de la política. Y aquí está a los 74 años, tras dos mandatos de presidente, un cáncer y 580 días encarcelado por corrupción, y solo 20 días después de salir libre, tan enganchado en la política como siempre. Desde la sede del Partido de los Trabajadores (PT) en San Pablo, Luiz Inacio Lula da Silva detalla a El País sus planes en una de sus primeras entrevistas tras ser excarcelado.
-El gobierno está preocupado porque teme que las manifestaciones de la región se contagien a Brasil. En ese contexto, el ministro de Economía, Paulo Guedes, evocó el lunes pasado un decreto de la dictadura. ¿Usted considera a este gobierno una amenaza para la democracia?
-Creo que en el gobierno hay personas que no comprenden bien lo que es la democracia. No es un pacto de silencio. Es una sociedad en movimiento que busca consolidar sus conquistas sociales y mejorar la vida de todas las personas que viven en un país. Él [Bolsonaro] no valora la democracia, ni sus hijos, ni su partido. Varias veces han hablado de cerrar el Tribunal Supremo, el Congreso, de restituir el AI5 [el decreto que dio inicio a la peor represión de la dictadura], ya han hecho no sé cuántos decretos para autorizar [la posesión] de armas. Cree que todo se resuelve con el pueblo armado en las calles, cuando, la verdad, creo que todo se resuelve con más tecnología, más educación y más empleo. Es la segunda vez [que evocan el AI5].Es una demostración de que para ellos la democracia no es fundamental. Para ellos, es un estorbo al gobernar, cuando yo creo que Brasil necesita más democracia, más manifestaciones porque eso garantiza la consolidación de las instituciones.
-América Latina está muy agitada. ¿Por qué cree usted que no hay protestas en Brasil?
-Creo que porque hace muy poco tiempo que Bolsonaro fue elegido presidente de la república, todavía no ha completado el primer año. Y en el primer año de gobierno el pueblo tiene la expectativa de que ocurrirán cosas buenas, pero lo que ahora sucede es que se agrava el desempleo, la renta disminuye o hay dificultades para comprar lo mínimo para comer, por ejemplo. La carne o el gas de la cocina subieron mucho. Mucha gente está viviendo con poco dinero y el gobierno no habla de política de desarrollo? Eso va creando insatisfacción y en la medida en que se acumula, ciertamente empezará a haber manifestaciones. El gobierno tiene que entender que eso es parte de la democracia.
-¿Cuál es su estrategia ahora?
-Lo primero, continuar la batalla política para probar mi inocencia. Necesito probar que todos los procesos contra mí son falacias, mentiras, invenciones, tanto de los medios como del Ministerio Público y del juez Sergio Moro [que lo condenó y hoy es ministro de Justicia]. Lo segundo es ayudar al Partido de los Trabajadores a prepararse para disputar las elecciones de 2020 para las alcaldías y para las presidenciales en 2022.
-¿Esa ayuda incluye instar a la izquierda a salir a las calles?
-El papel de un expresidente de la república no es estar agitando a la sociedad contra quien gana las elecciones. Mi papel ahora es demostrarle a la sociedad que solo con mucha democracia, con mucha distribución de renta y creación de empleo se crean las condiciones para que este país crezca. Pero, mire, para la izquierda la calle es una obligación en cualquier país. No sé por qué el actual gobierno tiene miedo del pueblo en la calle. Él mismo apoyó la movilización contra Dilma. Salir a la calle es una demostración de que la sociedad está viva y que no va a permitir que él desmantele Brasil. Solo eso.
-Llegó a la presidencia siendo un conciliador. ¿Por qué ha elegido ser más combativo?
-Antes yo era gobierno, ahora tengo que hacer oposición, mostrando al pueblo los equívocos del actual gobierno, que hasta ahora no ha mencionado la palabra desarrollo. Lo único que están haciendo es desmontar el patrimonio público. Si Brasil no ha quebrado es por los gobiernos de Lula y Dilma, por las reservas que dejamos.
-Moro es el político más popular de Brasil y usted uno de los más odiados. Usted confía en que se anulen las dos condenas y le levanten la inhabilitación.
-Primero, Moro es el juez más mentiroso del país. Construyó su imagen en un pacto con la prensa brasileña. Mi obligación moral es probar que esa gente que podría contribuir a combatir la corrupción es casi una banda de una parte del Poder Judicial, de una parte de la Fiscalía, utilizando el Lava Jato con objetivos eminentemente políticos.
-De lo que este gobierno hace y lo que dice, ¿qué es lo que más le preocupa?
-La desatención con las cuestiones sociales. No tiene ninguna preocupación con el pueblo desempleado, con los sin techo, con la deforestación, con el medio ambiente, con el petróleo que llega a las playas del nordeste. La sociedad brasileña necesita libros y empleos, él [Bolsonaro] quiere darles armas. Brasil no tiene contenciosos con nadie, él quiere tener contenciosos y someterse de la manera más vergonzosa posible a los americanos, cosa que Brasil no hizo nunca. Se cree que todavía es un vecino de a pie en una urbanización de milicianos [bandas criminales de expolicías] en Río.
-¿Cuál es su receta para América Latina, con lo que ocurre en Colombia, Chile y Bolivia?
-Es necesario que América Latina viva más tiempo de democracia para que podamos construir instituciones sólidas. Un país no va a ningún lado con un golpe cada 10 o 15 años. No es posible lo que acaba de ocurrir en Bolivia. Evo Morales logró ser el presidente más longevo de Bolivia, con el mayor crecimiento de la región y la mejor transferencia de renta... ¿Por qué el golpe? Creo que el mejor modelo es el de Brasil. Eres presidente, puedes tener una reelección, punto. No necesitas dos. La alternancia es importante. Fui el primer obrero en llegar a la presidencia. Y Evo Morales, el primer indio en Bolivia. Ahora, la elite aquí no sabe vivir con la democracia si no está en el poder, lo que es lamentable.
-¿Por qué está Brasil tan polarizado?
-No es que Brasil esté polarizado, está polarizado todo el mundo. Creo que eso es un desafío para los políticos de todo el mundo. Restablecer la civilidad, el sentido común. Las personas necesitan aprender a convivir democráticamente en la adversidad.
-¿Usted puede convivir con el presidente Bolsonaro?
-No necesito que Bolsonaro me guste para respetar la institución de la presidencia de la república. No quiero casarme con mi adversario político, me basta con ser civilizado. Discutir es un tema extra. © El País, SL
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