A un año de estar preso, Lula da Silva publica una carta abierta e insiste en su inocencia
LA NACION
Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente de Brasil entre 2003 y 2010, ingresó a la cárcel de Curitiba hace exactamente un año para cumplir la sentencia de prisión por la causa de corrupción Lava Jato.
Desde su celda, el ex mandatario de 73 años compartió a través de su sitio oficial una extensa carta abierta en la que insiste en su inocencia y hace alusión al actual Jede de Estado Jair Bolsonaro por la privación de su libertad.
"El mundo observa hoy con preocupación y tristeza los graves retrocesos que se suceden en Brasil desde que el golpe parlamentario de 2016 rompió la Constitución y los votos de 56 millones de brasilero para derribar a la presidenta Dilma Rousseff", dice al comienzo del texto sobre la primer mujer que ocupó la presidencia del país inmediatamente después de su gestión.
Luego prosigue con una dura acusación al actual orden político. "Desde entonces Brasil atraviesa una de los momentos más críticos de su historia. El proceso de inclusión social iniciado en 2003, que tanta admiración despertó alrededor del planeta, fue interrumpido violentamente", expresa en el comunicado que recrimina a sus actuales sucesores.
A modo de diferenciarse totalmente del mandatario de turno y en tono de autoadmiración, Silva agrega: "El país que rescató de la extrema pobreza a millones de personas, que sacó a Brasil del mapa mundial del hambre por primera vez en 500 años, que exportó políticas sociales victoriosas para el continente africano, que dialogó de igual a igual con las mayores potencias mundiales y luchó por la paz entre las personas está hoy en el extremo opuesto".
El líder del Partido de los Trabajadores, que lamenta "estar preso desde el 7 de abril de 2018 sin ninguna prueba de cualquier crimen cometido", a su vez agrega: "Mi vida y la de mis familiares fue devastada. Mi residencia fue invadida y revisada por la policía", declara en el crítico texto".
Con clara postura defensiva intenta argumentar su inocencia al sostener que en años de intensa investigación no encontraron ningún centavo irregular en sus cuentas, cuyo origen no pueda ser comprobado como resultado de su fruto de trabajo. Menciona también que luego de su gestión volvió a vivir en su antiguo departamento desprovisto de lujos en San Pablo, como hecho que lo eximiría del enriquecimiento ilícito por el que se lo investigó la Justicia.
En el comunicado se refiere también a su situación carcelaria, que no sólo lo mantiene aislado sin posibilidad de dar entrevistas sino que le impidió disputar las elecciones presidenciales del año pasado. "Se abrió así el camino para la victoria del candidato de la extrema derecha, caracterizado por el discurso racista, homofóbico y misógino, y por la defensa intransigente de la tortura y del régimen totalitario instalado en Brasil por el golpe militar y civil de 1964", apunta Silva.
Luego de continuar la crítica contra Bolsonaro, a quien le atribuye el triunfo sólo por la estrategia de campaña basada en las "noticias falsas" y lo acusa de desplazar a su partido del poder y abandonar las políticas públicas sociales, concluye con un agradecimiento dedicado a quienes aún lo apoyan con manifestaciones de solidaridad. "Quiero reafirma que no abandonaremos la lucha, hasta que los brasileños vuelvan a ser felices", cierre el texto que firma desde la cárcel.
En esta fecha, sus allegados ideológicos también se expresan a través de las redes sociales. Sus principales aliados de la región, como Dilma Rouseff y Evo Morales Ayma, mantienen el apoyo hacia el dirigente que debe permanecer 12 años preso.
"Cuando se cumple un año de la detención de nuestro hermano Lula da Silva, le reiteramos nuestra solidaridad y nos unimos a los pueblos libres del mundo que demandan justicia", publicó el presidente de Bolivia.
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