Luis Tagle: "Es bueno admitir que hay varios puntos de vista"
El joven cardenal filipino, arzobispo de Manila, dijo que espera que en el próximo año se profundice el debate de cara al sínodo ordinario
Para el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila, el documento final del sínodo, de carácter consultivo, "mantiene las puertas abiertas". Así lo afirmó ayer en una entrevista con la nacion, en la que también afirmó "que es bueno admitir que hay diferentes puntos de vista". Líder emergente de la Iglesia en Asia y con mucho carisma, Tagle fue presidente delegado del sínodo de obispos. Tiene 57 años y en el último cónclave fue considerado papable, pero la edad le jugó en contra.
-¿Qué piensa de la Relatio synodi, el documento final?
-Creo que es un informe honesto y humilde de las visiones expresadas después del primer borrador. Creo que no es un documento prescriptivo, sino que deliberadamente evitó ese tono porque tenemos todo un año por delante para continuar un proceso de consulta y estudio y, de hecho, sus redactores admitieron que en varios puntos hay divergencias de opinión. ¿Quién se hubiera esperado una unanimidad al ciento por ciento? Es bueno admitir que hay diferentes puntos de vista.
-Aunque hubo un cambio en la apertura que se expresó en el borrador a los divorciados vueltos a casar y a los homosexuales, ¿el documento final para usted mantiene las puertas abiertas?
-Por supuesto. Y mantiene las puertas abiertas a expertos en derecho canónico, teólogos, pastores y laicos. Y esperemos que en este año que tenemos por delante haya más discusión y que se escuche a los laicos.
-¿Quiere decir que lo que se espera es que los obispos involucren en el debate a las diócesis, a los sacerdotes y a los laicos?
-Sí, como ya ocurrió con el cuestionario que se hizo para redactar el Instrumentum laboris, el documento preparatorio al sínodo.
-Algunos dicen que había visiones más conservadoras entre los padres sinodales de América del Norte, África y Europa del Este, y más abiertas entre los de América latina y Asia. ¿Es así?
-Es difícil generalizar, creo que en verdad depende de qué tema estaba en discusión. Por ejemplo, una persona puede sonar bastante rígida sobre un tema, pero sobre otro lo contrario. Y también con respecto a referencias continentales, depende más bien de quién está hablando y de su experiencia pastoral.
-Dijeron que hubo discusiones muy vivas en cuanto a los divorciados vueltos a casar. ¿El debate fue más intenso de lo que esperaba?
-No, no es verdad. En realidad otros temas también fueron muy apasionados en la asamblea, pero no tuvieron la cobertura que hubieran merecido.
-¿A qué se refiere?
-Por ejemplo, la situación de los refugiados, y cómo el tejido de la familia se desgarra; las guerras, las heridas de la guerra... Hablaba con un obispo de Medio Oriente que me decía que los chicos de la guerra que se convierten luego en padres ¿qué tipo de paternidad y maternidad ejercerán? Llevan el peso de terribles heridas en sus propias familias y tenemos que ver qué cuidado pastoral podemos darles, para cuidarlos, porque estos chicos pronto serán adultos... También está la ayuda internacional a países pobres, entregada bajo ciertas condiciones, algo que llama la atención internacional.
-Usted ha estado en otros sínodos. ¿Cuál es la imagen más fuerte que se lleva de este recién terminado?
-Que el Papa quiso un debate verdadero. Nos pidió que habláramos sin miedo, libremente, sin pensar "esto no lo puedo decir". Pero confiamos en el Espíritu Santo y no pretendíamos que esto fuera la última palabra, sino que es parte de un proceso en curso de la Iglesia. Y esto es muy alentador.
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