Comercio de opio y narcotráfico: quiénes son y cómo se financian los talibanes
Más allá de la amenazada capital afgana, ya casi no hay lugares bajo el control del gobierno respaldado por Occidente; los expertos dicen que la meta de los talibanes es recuperar lo que perdieron a principios de la década de 2000
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WASHINGTON.- Por primera vez desde 2001 y tras dos décadas de combate, los talibanes están a punto de recuperar el poder total en Afganistán.
Luego del retiro de las tropas estadounidenses durante estos últimos meses, las fuerzas fundamentalistas que intentan instalar la ley islámica en territorio afgano lanzaron una ofensiva relámpago en todo el país, invadiendo ciudad tras ciudad, hasta llegar a Kabul. Más allá de la amenazada capital afgana, casi no hay lugares que siguen bajo el control del gobierno respaldado por Occidente, que ahora implora ayuda a la comunidad internacional.
Cientos de miles de civiles están abandonando el país, lo que podría generar una crisis humanitaria con repercusiones en todo el planeta. Los que se quedaron tienen que lidiar con el regreso del gobierno extremista basado en la interpretación talibana del islam, que incluye el cierre de escuelas para las mujeres, la prohibición de los teléfonos celulares en algunos lugares y la obligación de que los hombres jóvenes se sumen a sus filas.
¿Quiénes son los talibanes?
Integrado originalmente por los guerrilleros que expulsaron a las fuerzas soviéticas en la década de 1980 con apoyo de la CIA y de los servicios de inteligencia pakistaníes, el movimiento talibán llegó primera vez al poder en Afganistán en la década siguiente. La mayoría de sus miembros pertenecen al grupo étnico mayoritario del país: los pastunes. En idioma pastún, la palabra talibán significa “estudiante”.
El fundador, Mohammad Omar, comandante en la resistencia antisoviética, lanzó el movimiento en 1994 para asegurar la ciudad de Kandahar, en el sudeste del país, entonces sumida en el delito y la violencia. La visión de la justicia de los talibanes los ayudó a ganar poder. “En esa época la gente quería ley y orden, porque no había”, dice Kamran Bokhari, del Instituto Newlines, un centro de expertos en política exterior.
En el otoño boreal de 1996, los talibanes se apoderaron de Kabul y declararon el emirato islámico en el país. El gobierno de los talibanes fue brutal y represivo. Las mujeres prácticamente no tenían derechos, les prohibieron la educación y las forzaban a andar cubiertas de pies a cabeza. La música y otras formas de expresión también fueron prohibidas.
La ideología de los talibanes era similar a la de su par Al Qaeda, aunque su interés se limitaba a gobernar Afganistán. A cambio de la colaboración que recibió de al-Qaeda para combatir a los grupos aliados del gobierno afgano, los líderes talibanes le dieron refugio a Osama bin Laden y otros involucrados en los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Poco más tarde ese mismo año, una coalición liderada por Estados Unidos invadió Afganistán y derrocó al régimen talibán.
A fines de julio de 2015, el gobierno afgano confirmó que Omar, fundador del movimiento, había muerto en abril de 2013 en Karachi, Pakistán.
¿Cómo recobraron fuerzas?
Luego de ser derrocados, los talibanes se dispersaron. Algunos líderes encontraron refugio en Pakistán, donde empezaron a fortalecerse con ayuda del aparato de seguridad pakistaní. Y para reclutar combatientes en Afganistán, los talibanes recurrieron a un grito de guerra anticolonialista contra la presencia de fuerzas estadounidenses.
“Hace dos décadas que el movimiento talibán avanza lentamente, de pueblo en pueblo”, dice Robert Crews, experto en Afganistán de la Universidad de Stanford. “Es un movimiento de una base territorial muy compleja y bien asentada.”
Los talibanes también engrosan sus filas con una campaña de miedo y violencia. Quienes se alistaban en las fuerzas policiales del Ejército Nacional Afgano eran asesinados. Figuras públicas, como intelectuales, periodistas, personalidades mediáticas y demás que representan la cara joven de la sociedad civil afgana también fueron blanco de los ataques.
Con sus filas carcomidas por la incompetencia y la corrupción, las tropas afganas fueron arrasadas por la insurgencia talibana.
“Los soldados se preguntan si vale la pena morir por un gobierno que no les manda comida ni municiones. Hace meses que no nos pagan, no tenemos comida, y ahora se van los estadounidenses”, dice Crews. “Es muy desesperanzador.”
¿Cómo se financian y consiguen armamento los talibanes?
Los talibanes tienen abanico de fuentes de financiamiento. Parte de los ingresos provienen del comercio del opio y del tráfico de drogas, o de otros delitos como el contrabando. El grupo les cobra “impuestos” y extorsiona a agricultores, comerciantes y empresarios de otras actividades. Sus militantes a veces también realizan secuestros extorsivos.
El grupo también recibe donaciones de un amplio grupo de benefactores que apoyan su causa, por convicción o conveniencia.
“En realidad, no necesitan mucho dinero para operar”, dice Bokhari. “No viven en mansiones, no usan ropa cara. El mayor gasto son los sueldos, las armas y el entrenamiento.”
En una región abarrotada de armas de fuego, resulta fácil conseguirlas. Algunas son donadas, otras se compran, y muchas son robadas.
“Cada vez que se rinde una unidad del Ejército Nacional Afgano”, dice Crews, “lo primero que hacen los talibanes en el territorio recuperado es ir a la sede del gobierno local para arrestar o matar a sus autoridades, abrir las prisiones y luego ir a las bases militares del gobierno a requisar las armas.”
Según Bokhari, en algunas áreas tribales de Pakistán incluso han surgido fundiciones improvisadas donde se fabrican fusiles de asalto.
¿Cuál es el objetivo de los talibanes?
Los expertos dicen que la meta de los talibanes es simple: recuperar lo que perdieron a principios de la década de 2000.
“Quieren el regreso de su emirato islámico”, dice Crews. “Quieren reinstalar su visión de la ley islámica.”
Y agrega: “No quieren que haya Parlamento, ni política electoral. Tienen un emir y un consejo de mulás, y consideran que esa es la mejor configuración para el islam”.
Parece que los talibanes no tienen un solo líder, sino varios líderes principales.
No queda claro si la vida bajo un gobierno talibán seguirá siendo igual que antes. Casi no hay duda de que el grupo quiere confinar a las mujeres en sus casas, terminar con la educación mixta y volver a una sociedad donde la ley islámica sea central.
Pero durante las últimas dos décadas, en Afganistán floreció una sociedad civil que antes no existía. Las mujeres ocuparon puestos públicos, no solo en Kabul, sino también en ciudades más pequeñas. Los teléfonos celulares y las redes sociales son moneda corriente. Así que los expertos se preguntan si los talibanes serán capaces de gobernar a una población que ya no es la misma.
“Hay muchas personas que están más conectadas con el mundo a través de las redes sociales y quieren vivir como en otros lugares del planeta”, dice Crews. “¿Qué harán con una sociedad que cree en el pluralismo y no cree en el monopolio del poder? ¿Hasta qué punto la violencia talibana logrará acallar esas voces?”.
Traducción de Ignacio Mackinze
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