Los talibanes prometieron volver mejores, pero cancelaron las clases para mujeres horas después de abrir las escuelas
El régimen fundamentalista había prometido que en marzo las niñas regresarían a la escuela secundaria después de siete meses sin escolaridad
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KABUL.- Siete meses después de que los talibanes tomaran el poder en Afganistán, las adolescentes afganas volvieron este miércoles a los colegios de secundaria con la ilusión de que sus derechos serían respetados, como prometió en primera instancia el régimen fundamentalista. Pero pocas horas después de reanudadas las clases, los dirigentes islamistas volvieron a mandarlas a casa en un repentino giro de política que provocó confusión.
“A última hora de la noche recibimos la noticia de que nuestro liderazgo decidió que las escuelas permanecerán cerradas para las niñas”, dijo Waheedullah Hashmi, representante de relaciones exteriores. “No decimos que vayan a estarlo para siempre”.
“Sí, es verdad”, se limitó a decir el vocero talibán Inamullah Samangani, mientras que el vocero del ministerio de Educación, Aziz Ahmad Rayan, declaró que no está autorizado a hablar al respecto.
A principios de semana, el departamento pidió en un comunicado a “todos los estudiantes” que regresen a los centro. Sin embargo, la decisión de demorar la vuelta de la educación superior femenina parecía ser una concesión a la columna vertebral del conservador movimiento Talibán, que en muchas zonas rurales es reacio a escolarizar a las niñas.
En la capital, Kabul, las escuelas y universidades privadas han operado ininterrumpidamente. Pero en las zonas rurales, “un hermano repudia a otro en la ciudad si se entera de que deja que sus hijas vayan a la escuela”, dijo Hashmi.
En la mayor parte del país, las chicas tienen prohibido ir a la escuela más allá del sexto grado desde que los talibanes regresaron al poder a mediados de agosto. Las universidades abrieron a principios de año, pero los edictos del grupo han sido erráticos y, aunque un puñado de provincias siguió ofreciendo educación para todos, la mayoría cerraron sus instituciones educativas para niñas y mujeres.
Se espera que la decisión del gobierno talibán tenga impacto en la comunidad internacional, que hizo del acceso de las niñas a la educación un punto fundamental en las negociaciones sobre la ayuda y el reconocimiento del régimen islamista. Muchos países y organizaciones ofrecieron incluso pagar a los docentes.
“Comparto la profunda frustración y la decepción de las estudiantes afganas, que tras seis meses de espera, no pudieron volver a la escuela hoy”, dijo la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en un comunicado.
Esperanzas hechas añicos
Wajiha Amimi no pudo dormir en toda la noche, nerviosa y feliz ante la idea de volver por fin a la escuela, la primera vez desde agosto, cuando los talibanes retornaron al poder en Afganistán.
Pero su alegría se desvaneció en poco tiempo. En medio de la clase de biología, solo dos horas después de que los centros educativos abrieran sus puertas, esta adolescente se enteró de que los fundamentalistas islámicos anulaban su derecho a estudiar.
“De repente nos dijeron que nos marcháramos hasta nueva orden”, dijo Wajiha, que estudia en un centro de secundaria para niñas de Zarghona, en Kabul. “¿Qué hemos hecho mal? ¿Por qué las mujeres y niñas tienen que sufrir esta situación?”, se preguntó apenada, al tiempo que rogó a los talibanes que le dejen “retomar las clases”.
Primero por las restricciones de coronavirus y luego por la decisión de los talibanes, la mayoría de las muchachas llevan ya casi un año sin poder asistir a clases en la secundaria.
En la escuela primaria, las chicas pudieron retomar las clases dos meses después de la caída de Kabul. Pero en la secundaria, los islamistas argumentan que necesitan tiempo con el fin de adaptar las escuelas para que los estudiantes puedan estar separados por sexos, pese a que la mayoría de los centros de secundaria del país ya responden a esta exigencia.
“Para las jóvenes, vivir a la sombra de los talibanes es un desastre, una pérdida de tiempo”, señaló Amina Haidari, madre de cuatro chicas, que perdió su trabajo en un organismo público tras el retorno talibán. “Todos los anuncios que hacen los talibanes es propagan. No creemos que este gobierno vaya a reabrir las escuelas”.
“Teníamos muchas esperanzas pero ahora se han hecho añicos”, se lamentó Muthahera Arefi, de 17 años, alumna de la escuela Rabia Balji en Kabul, al salir del centro escolar de regreso nuevamente a su casa.
En su escuela, las alumnas ni siquiera tuvieron tiempo de sentarse en las aulas. “Se negaron a dejarnos entrar. Han roto el corazón de mis hijas”, decía una madre, llorosa, cubierta de pies a cabeza con un hiyab negro. Una de sus hijas, que también usa velo y una larga túnica negra, no pudo reprimir sus lágrimas.
“Tenía muchas ganas de ver de nuevo a mis amigas, de estar juntas de nuevo”, sollozó la muchacha.
“Estamos listas para respetar todas las condiciones de los talibanes, usaremos hiyab o lo que nos digan, pero les pedimos que no pongan punto final a nuestra educación”, decía otra estudiante.
Agencias AFP y AP
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