Los simpatizantes del PT, entre el fervor y el recuerdo de la bonanza durante la era Lula
RÍO DE JANEIRO.- La fervorosa marea de simpatizantes del Partido de los Trabajadores (PT), vestidos de rojo y con rosas blancas de papel en sus manos, avanzaba anteanoche por la avenida Río Branco, en el centro de Río de Janeiro , desde la Iglesia de la Candelaria hasta el Teatro Municipal. Por los parlantes de un camión de sonido, la ronca voz del expresidente Luiz Luiz Inacio Lula da Silva se dirigía a la multitud: "Los poderosos pueden matar una, dos, cien rosas, pero jamás conseguirán detener la llegada de la primavera".
La frase fue parte del discurso de "despedida" que Lula pronunció en São Bernardo do Campo el 7 de abril, cuando se entregó a la policía para empezar a cumplir su condena de 12 años de cárcel por corrupción y lavado de dinero. El máximo líder del PT ha pedido que en las elecciones del próximo domingo voten por su ungido, Fernando Haddad .
Subido a una camioneta, de la mano de su esposa, Ana Estela, Haddad saludaba a la gente con cierto sobrecogimiento por el baño de masas. El exprofesor universitario sonreía, pero no parecía estar totalmente cómodo en el lugar que le ha tocado ocupar, a un paso ahora de la presidencia, si es que logra vencer al ultraderechista Jair Bolsonaro , del Partido Social Liberal (PSL). Desde la calle, los militantes petistas lo vivaban y alentaban con gritos de "¡Haddad es Lula! ¡Haddad es Lula!".
"Tenemos que revertir el retroceso que vive Brasil desde el golpe a Dilma Rousseff en 2016. Hay que volver a garantizar los programas sociales y los derechos laborales que fueron retirados por el gobierno traidor de Michel Temer . No podemos permitir que la situación empeore con un presidente fascista como 'Bostanaro'", señaló a LA NACION el abogado jubilado Ayrton Parente, usando uno de los tantos apodos despectivos con los que la izquierda se refiere al candidato del PSL (otro es Bolsonazi).
La marcha fue salpicada por grupos de batucada, samba y hip-hop. Vendedores ambulantes vendían remeras rojas, vinchas y hasta vasos de plástico con la leyenda "Lula libre".
"Con el PT tuvimos trabajo, comida en la mesa y dignidad. Lula fue el único presidente que realmente se ocupó de los pobres porque él era uno de nosotros. Estábamos todos orgullosos de ser brasileños, no como ahora, que todos quieren dejar el país", apuntó la empleada comercial Regina Nunes, 30, habitante del Complexo do Alemão, uno de los conjuntos de favelas más grandes de Río.
Entre los presentes, la memoria de los tiempos petistas se restringe a los años de bonanza económica del lulismo; todos evitan mencionar la recesión -la peor en la historia de Brasil- en la que hundió al país Rousseff o los numerosos escándalos de corrupción que terminaron con varias de las grandes figuras del PT tras las rejas. Y cuando son cuestionados sobre esos temas, la responsabilidad recae en la oposición de derecha, la elite económica y los medios de comunicación tradicionales.
"La crisis económica era mundial, no solo de Brasil. Los partidos de derecha, asociados a los banqueros, a Estados Unidos y los grandes medios, aprovecharon para destituir a Dilma y volver al poder que no consiguieron ganar en 2014. Fue toda una lucha para controlar al proletariado que estábamos creciendo y ganando espacio", afirmó el técnico electrónico Elindomar Barbosa, 44.
A su lado, la profesora de Historia Amanda Guerra, 31, asintió. Y rápidamente buscó defender a los políticos petistas de las acusaciones de corrupción. "El PT no fue más corrupto que otros partidos; la corrupción es sistémica y endémica en Brasil", dijo.
La enfermera Giselle Braga, 27, destacó que apoya a Haddad porque hizo una buena administración en San Pablo, la ciudad más grande del país, y cree que tiene la capacidad para hacer volver a crecer la economía. "El PT nunca fue contra el desarrollo económico, todo lo contrario, fue el período en el que Brasil más creció y el de mayor estabilidad. Y tampoco fue revanchista, siempre tuvo políticas de inclusión", aseguró, e indicó que no cree que Lula vaya a ser indultado por Haddad si llega al poder. "Lula no quiere eso; quiere ser reconocido como víctima de un juicio injusto. Él es más digno que eso, mucho más grande", resaltó.
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