Los rivales y donantes republicanos de Trump empiezan a planear un futuro sin el expresidente
La frustración del Partido Republicano por los resultados de las legislativas impulsa a algunos donantes y dirigentes a considerar otros candidatos para las elecciones presidenciales de 2024
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WASHINGTON.- Cinco días después del decepcionante resultado de las elecciones legislativas y dos días antes de la fecha prevista por Donald Trump para anunciar su candidatura presidencial para 2024, los republicanos enfrentan una disyuntiva casi existencial: ¿Quién puede conducir al partido hacia un futuro post-Trump?
Las conversaciones privadas entre aportantes, operadores políticos y aspirantes a las presidenciales de 2024 revelan que cada vez son más los republicanos convencidos de que están ante la mejor oportunidad de desplazar a Trump y abrirle la puerta a una nueva generación de dirigentes partidarios.
Muchos acusan de los resultados del martes —donde los republicanos ganaron menos bancas que las esperadas en la Cámara Baja y no lograron alzarse con el control del Senado— al expresidente Trump, que durante las primarias apoyó a candidatos radicalizados que finalmente tuvieron un pobre desempeño electoral. El desalentador resultado de las elecciones, sumado a la derrota de Trump frente a Biden en 2020, calentaron una interna anticipada, con conversaciones públicas y privadas sobre un mundo post-Trump.
Muchos de los mayores aportantes republicanos están hartos de Trump y quieren apoyar a otros candidatos, como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, que el martes se impuso por casi 20 puntos sobre el demócrata Charlie Crist y logró pintar de rojo el condado de Miami-Dade, un distrito densamente poblado por latinos donde un candidato republicano a la gobernación no ganaba desde hace dos décadas.
Otros potenciales candidatos republicanos —desde el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, y el exvicepresidente Mike Pence, hasta el gobernador de Virginia, Glenn Youngkin—, también están evaluando sus chances para 2024.
“La situación y el planteo jugaban claramente a nuestro favor, por la inflación, la situación fronteriza y el delito, y sin embargo no cumplimos con nuestras expectativas”, dice Marc Short, exjefe de gabinete de Pence. “La gran pregunta es si hay otros candidatos que con ese mismo planteo y un estilo político diferente puedan volcar la balanza aún más a favor nuestro”.
Los voceros de Trump no respondieron a las consultas de este medio.
Pero los republicanos que ansían desplazar a Trump también están sumidos en la incertidumbre. Al fin y al cabo, la penosa actitud de Trump el martes y los llamados para que dé un paso al costado se parecen mucho a otros momentos en los que Trump parecía políticamente acabado, solo para terminar resucitando.
Y ahora que Trump tiene planeado lanzar su campaña presidencial 2024 el próximo martes, algunos escépticos temen que elaborar un mensaje exitoso para derrotarlo en las primarias sea una tarea irremontable.
Pero otros, como Christie, que desafió sin éxito a Trump en la interna republicana de 2016, dice que si bien las políticas del expresidente son populares, el discurso necesario para derrotarlo es simple: Trump es un perdedor que está arrastrando consigo al resto del partido.
“Cuando ganó en 2016, Trump dijo que nos íbamos a cansar de ganar elecciones”, dice Christie. “Pero en 2018 perdimos la Cámara Baja, en 2020 perdimos el Senado y la Casa Blanca, en 2021 perdimos dos bancas fácilmente ganables en Georgia, y en 2022 estuvimos muy por debajo de nuestra performance histórica, si tenemos en cuenta la inflación, el precio del combustible, el flagelo de la inseguridad y un presidente en funciones con un 40% por aprobación.”
“El único que salió ganando desde que Trump fue presidente es el propio Donald Trump: eso hay que decirle a la gente”, concluye Christie.
El encuestador republicano Whit Ayres dice que el electorado del partido se divide en tres segmentos claves. Un pequeño grupo de alrededor del 10% de los republicanos son anti- Trump y siempre lo fueron abiertamente. Un grupo mucho más numeroso de un 40% son trumpistas convencidos, la base electoral que nunca lo abandonaría.
El restante 50% de los votantes republicanos, dice Ayres, son “posibles trumpistas”, que lo votaron dos veces, que apoyan sus políticas en general, pero que están cansados del caos que Trump deja a su paso, “así que están abiertos a apoyar a alguien que haga lo mismo, pero que no cargue con esa mochila”, dice Ayres. “La pregunta, entonces, pasa a ser ¿quién?”
Además de DeSantis, actual niño mimado de los republicanos, la lista de aspirantes sigue creciendo. El martes —el mismo día del esperado anuncio de Trump— saldrá a la venta el nuevo libro de Pence, So Help Me God, y sus asesores han dicho que el exvicepresidente tiene pensado definir su eventual candidatura después de marzo, sin importar lo que decida Trump.
Hogan, el gobernador saliente de Maryland, ya se manifestó interesado en explorar su candidatura para 2024, y ha organizado una reunión en Annapolis para el 30 de noviembre, donde evaluará su futuro.
Y Youngkin, cuya victoria de 2021 en un estado que Biden había ganado por 10 puntos el año anterior lo puso en el radar de los aportantes, se pasó la campaña de las recientes legislativas recorriendo el país para alentar a los republicanos y aumentar su base de apoyo.
Desde su retiro, el expresidente republicano de la Cámara Baja, Newt Gingrich les dijo a sus seguidores que había tres posibles candidatos para 2024 que habían tomado la delantera: Trump, DeSantis y Youngkin.
“Hay muchos dirigentes valiosos, pero las personas que están enviando las señales que importan son Trump, más abajo DeSantis, y luego Youngkin”, dijo Gingrich más tarde.
Varios asesores de Trump señalaron que el expresidente considera a DeSantis y Youngkin, a quienes en los últimos días ha criticado públicamente, como sus rivales políticos más poderosos, y que hace más de un año está indignado por la cobertura desmedidamente positiva que recibe Youngkin en los medios de comunicación. Trump cree que su apoyo a ambos ayudó a impulsarlos a la victoria y los acusa de ingratos, señaló una persona cercana a Trump.
Bobbie Kilberg, una de las principales aportantes republicanas del estado de Virginia, dice estar dispuesta a apoyar a varios candidatos que no sean Trump, y agrega que sus favoritos son Christie y Hogan.
“Donald Trump tiene que irse y listo”, dice Kilberg. “Ha demostrado una vez más que solo se preocupa por sí mismo y no por el futuro del Partido Republicano. Si no cambia, vamos a tener una situación realmente triste”.
Pero la estrategia para eludir a Trump de cara a 2024 sigue siendo, en el mejor de los casos, confusa. Un destacado republicano que mantiene contactos con los equipos de Trump y DeSantis dice que ya hay en marcha un esfuerzo coordinado entre algunos aliados de ambas partes para negociar una distensión entre los dos dirigentes políticos.
Los asesores de Trump dicen estar sorprendidos por el pésimo efecto rebote que tuvieron los ataques del expresidente contra DeSantis. Y aunque el gobernador de Florida es la primera opción de muchos aportantes que buscan una alternativa a Trump, algunos republicanos le reclaman que tenga paciencia, y ni siquiera están convencidos de que realmente DeSantis se postule, según un importante operador republicano.
“El que dispara contra el rey y falla el tiro, sale averiado”, dice la fuente republicana.
Sarah Longwell, una estratega republicana anti-Trump que viene realizado focus groups, dice que el problema que enfrentan de DeSantis y otros potenciales candidatos es tener que despacharse contra un expresidente que sigue teniendo mucho arrastre en enormes franjas del electorado republicano.
“El gran problema de DeSantis es que los votantes siempre remarcan lo parecido que es a Trump”, dice Longwell. “Les gusta que es un luchador y que dice las cosas en la cara, y queda claro que toda la marca Ron DeSantis es una imitación de la marca Trump… La gran pregunta es qué pasará cuando se enfrente cara a cara con el original, con ese tipo al que está imitando”.
Por Ashley Parker, Josh Dawsey y Michael Scherer
Traducción de Jaime Arrambide
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