Los reveladores documentos secretos de un hombre fuerte del régimen
Un archivo sobre El Aissami muestra sus vínculos con el grupo Hezbollah y con las redes de narcotráfico
NUEVA YORK.- Es uno de los líderes más poderosos del gobierno venezolano, un hombre de mano dura que ha reprimido protestas, ha enfrentado a rebeldes y ha sido una presencia constante al lado de Nicolás Maduro. Pero durante años, Tareck El Aissami también ha sido objeto de amplias investigaciones por parte del servicio venezolano de inteligencia sobre sus vínculos con el submundo criminal.
Según un archivo secreto recopilado por agentes venezolanos, El Aissami y sus familiares ayudaron a infiltrar a militantes de Hezbollah en el país, hicieron negocios con un narcotraficante y resguardaron 140 toneladas de químicos que se cree que fueron usados para la producción de cocaína, lo que contribuyó a convertirlo en un hombre rico mientras el país se sumía en el caos.
Los documentos ofrecen una rara oportunidad para ver cuán fragmentados y nerviosos se han vuelto los servicios de seguridad de la nación, particularmente sobre la corrupción en los niveles más altos.
El Aissami, exvicepresidente que ahora es ministro de Industrias y Producción Nacional, ha estado durante mucho tiempo en la mira de las autoridades estadounidenses. Fue imputado en marzo en una corte federal en Manhattan y hace dos años el Departamento del Tesoro lo sancionó después de investigar las acusaciones en su contra por trabajar con narcotraficantes.
Él y Maduro han desestimado las acusaciones, que atribuyen a una guerra propagandística de Donald Trump. Sin embargo, la propia agencia de inteligencia venezolana -que El Aissami alguna vez dirigió- ha alertado incluso en más casos sobre El Aissami y su familia desde hace más de una década y recopiló esas alertas en un archivo de documentos, hallazgos de investigaciones y transcripciones de entrevistas con narcotraficantes.
El archivo, entregado por un exoficial venezolano de inteligencia de alto rango y cuyos contenidos fueron confirmados de manera independiente por otro exoficial, narra testimonios de informantes que acusan a El Aissami y a su padre de reclutar a miembros de Hezbollah para expandir el espionaje y las redes de narcotráfico en la región.
Hezbollah es considerada una organización terrorista por Estados Unidos, y funcionarios estadounidenses dijeron que desde hace tiempo tiene presencia en América del Sur, donde ha ayudado a lavar dinero del narcotráfico. De acuerdo con el expediente, El Aissami y su padre, Carlos Zaidan El Aissami -un migrante sirio que alguna vez trabajó con Hezbollah durante sus visitas a su país natal-, buscaron cómo introducir a la agrupación libanesa en Venezuela.
Los informantes les dijeron a agentes de inteligencia que el padre de El Aissami estaba involucrado en un plan para capacitar a miembros de Hezbollah en Venezuela "con miras a expandir las redes de inteligencia en toda América Latina y al mismo tiempo trabajar en narcotráfico", según los documentos.
Esa información indica que El Aissami ayudó a impulsar ese plan al utilizar su autoridad sobre los permisos de residencia para emitir documentos oficiales a militantes de Hezbollah, permitiéndoles quedarse en el país.
El exvicepresidente también colaboró con el mundo criminal de otras maneras: los documentos afirman que su hermano, Feraz, hizo negocios con el narcotraficante más célebre de Venezuela, Walid "el Turco" Makled, y que tenía casi 45 millones de dólares guardados en cuentas bancarias suizas. Los documentos también muestran que El Aissami tenía vínculos con el narcotraficante, al señalar que emitió grandes contratos públicos a una empresa vinculada a Makled.
Con ayuda de un testaferro que es blanco de sanciones económicas estadounidenses, El Aissami compró un banco en Estados Unidos, parte de una constructora, una participación accionaria en un centro comercial panameño, tierras pensadas para un complejo turístico de lujo y varios proyectos inmobiliarios en Venezuela, incluida una "mansión millonaria" para sus padres.
El 8 de marzo, Estados Unidos anunció su imputación contra El Aissami, lo que lo convierte en el segundo miembro del gabinete de Maduro acusado por narcotráfico.
El gobierno estadounidense dijo que El Aissami estaba muy involucrado con narcóticos cuando fue sancionado en 2017, por lo que congelaron sus bienes junto con los de su presunto testaferro, Samark López. Se dijo que el funcionario supervisaba o en parte era dueño de envíos de drogas de más de una tonelada, que administraba una red internacional de negocios para lavar el dinero obtenido de la venta de narcóticos y que se alió con Makled, el narcotraficante.
Sin embargo, los fiscales estadounidenses nunca revelaron las pruebas para su imputación.
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