Los republicanos encaran la recta final de la jornada electoral muy confiados
Uno de los enviados especiales de LA NACION sigue la noche electoral en el bunker de los conservadores; los seguidores de Mitt Romney esperan vivir "la gran noche"
BOSTON.- Entusiastas con el avance de Mitt Romney en las últimas semanas de campaña, el equipo republicano y sus partidarios, que ya empiezan a llegar en gran número al Boston Convention & Exhibition Center de la ciudad, el sitio en el que esperarán los resultados de unas elecciones inmersas en el suspenso, no tienen dudas de cuál será la ciudad de los festejos esta noche en Estados Unidos.
"Será una larga jornada, pero que deparará una buena noticia para todos los norteamericanos: el 45° presidente de este país será Mitt Romney. ¿Acaso usted tiene alguna duda?", expresó a LA NACION Mark Mullen, de 34 años, un simpatizante del ex gobernador de Massachusetts. Ni el frío (se anticipa que la sensación térmica será menor a 0°C esta noche), agregó, podrá desafiar el "día de la victoria".
Todo está preparado en el cuartel general del candidato republicano para "la gran noche", para "el gran evento de Romney", como lo llaman sus simpatizantes. El evento comenzará una hora después del cierre de las urnas, y se extenderá, por lo menos, hasta las dos de la madrugada, prometen aquí.
"Ya estamos enfriando la champaña", fue lo primero que le dijo a LA NACION Carlos Gutiérrez, ex secretario de Comercio (2005-2009) en el gobierno de George W. Bush y ahora asesor de Romney, este mediodía, apenas había llegado a Boston para participar de "la fiesta de esta noche".
Aunque inmediatamente después matizó su derroche de optimismo. "La realidad es que nadie sabe lo que puede suceder esta noche, pero yo estoy muy confiado. La gente sabe que el gobernador [en referencia a Romney] es una persona noble, de fe y de familia", dijo.
Al ser consultado sobre la suerte del republicano en Ohio -el estado que se presume bisagra para ganar el pasaje a la Casa Blanca y que, según las encuestas, favorecería a Barack Obama por un estrecho margen-, Gutiérrez se mostró muy confiado en el voto de los evangélicos.
"Allí lo que nos puede ayudar a ganar es que en las elecciones de 2008 más de 360.000 evangélicos no fueron a votar porque no se sentían atraídos por la candidatura de John McCain. Pero ahora están apasionados por Romney. Creemos que unos 165.000 se volcarán a las urnas para elegir a nuestro candidato", anticipó.
Pero, pese al derroche de optimismo en las filas republicanas, lo cierto es que estas elecciones norteamericanas están muy parejas y la definición bien podría pasar por cuan fieles sean los partidarios republicanos o demócratas hoy, en el "día D", en un país en el que el voto no es obligatorio. Los candidatos, todavía a esta hora, insisten con sus mensajes para movilizar a los votantes.
"Estamos muy entusiasmados porque nos llega la información de que, sobre todo en estados clave, la participación de los republicanos es muy alta", señaló a La Nación Sharon Castillo, consultora de Romney, ya instalada en el Boston Convention & Exhibition Center.
"Los números indican que será una noche muy buena para todos nosotros –confió Castillo-. Históricamente los demócratas se han volcado más que los republicanos al voto anticipado, pero nuestros simpatizantes votan el día de las elecciones, y hoy lo están haciendo en gran número."
A menos de dos horas de que cierren las urnas en la costa este, las cartas están echadas. Mientras Obama esperará los resultados en Chicago, como en 2008, Romney vendrá hasta aquí con la esperanza de que, lejos de terminar esta noche, su larga carrera política dé su mayor salto. El premio, ni más ni menos, es la Casa Blanca.
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