Los récords de temperatura no duran ni un día y la Tierra ingresa en “terreno desconocido”
Los científicos dicen que hay que prepararse para más “fenómenos de clima extremo” y que 2023 probablemente sea un año de temperaturas récord y un calor sin precedentes
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WASHINGTON.- La extraordinaria e histórica ola de calor que está azotando el planeta genera alarma por la amenaza de fenómenos de clima extremo y por la creciente posibilidad de que este año sea el más tórrido en la Tierra desde que se lleva registro.
Las últimas semanas y meses han sentado nuevos precedentes que sorprenden a los científicos por su vertiginosa progresión: récord de calor en los océanos y temperaturas en el Atlántico Norte que ya se acercan a su máximo anual habitual -aunque el verano recién empieza—, niveles de hielo extraordinariamente bajos en la región antártica -donde hasta ahora el impacto del calentamiento global había tardado más en manifestarse-, y el mes de junio más caluroso desde que se llevan registros en la historia del planeta, según los datos que acaban de conocerse.
Y entonces llegó el día más caluroso de al menos los últimos 125.000 años: fue este lunes, y el martes hizo aún más calor…
“Nunca se ha visto algo así”, dice Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático del Programa Copernicus de la Unión Europea, y agrega que todos los gráficos y los datos sobre el clima en la Tierra “muestran que hemos ingresado literalmente en terreno desconocido”.
No es novedad que el calentamiento global se está acelerando: los científicos ya habían anticipado que ocurriría por la llegada de El Niño, el patrón climático que reapareció el mes pasado y es tristemente célebre por causar oleadas de calor y humedad que desencadenan inundaciones y tormentas en algunos lugares, y sequías e incendios en otros.
Pero el calor está avanzando demasiado rápido y en demasiados lugares del planeta como para adjudicárselo solamente a El Niño: en todo el mundo se están batiendo nuevos récords de calor meses antes de que el impacto de El Niño llegue a su pico, que suele ser en diciembre y hace que se disparen las temperaturas durante los meses siguientes.
“En los últimos tiempos se han registrado temperaturas extremas sin que El Niño todavía se haya manifestado”, dice Claudia Tebaldi, geocientífica del Laboratorio del Pacífico Noroeste de Estados Unidos, con sede en Richmond, estado de Washington. Con la influencia de El Niño, “la posibilidad de que veamos fenómenos sin precedente se multiplica.”
En las últimas semanas, los eventos de calor extremo incluyeron un nuevo récord en China -por primera vez se registraron más de 40°C en Pekín-, en México y en Texas, donde las autoridades tienen problemas para garantizar el suministro eléctrico.
Y el humo de los incendios forestales que está engullendo partes de Estados Unidos desde que empezó el verano boreal es un cruel recordatorio de las altas temperaturas y la sequía de la primavera, que alimentaron una temporada de incendios sin precedentes en Canadá, donde se acaban de registrar los meses de mayo y junio más calurosos de la historia.
Mientras dure El Niño también se espera más calor en los océanos, ya que ese patrón climático se caracteriza por temperaturas inusualmente elevadas en la superficie marina a lo largo del Pacífico ecuatorial. Pero el calor extremo se extiende mucho más allá de esa región y ahora abarca también el Pacífico Norte, los alrededores de Nueva Zelanda, y gran parte del Atlántico.
En junio, la ola de calor marina cubrió alrededor del 40% de los océanos del mundo, la mayor superficie de la que se tengan registros, según informó la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos. Y todo indica que esa marca se extienda, y para el mes de septiembre cubra el 50% de las aguas oceánicas.
Récords por amplio margen…
Los científicos señalan que no solo se están rompiendo todos los récords, sino por un amplio margen que sobrepasa cualquier evento extremo anterior. En algunas áreas del Atlántico Norte, las temperaturas incluso están 5°C por encima de lo normal, la mayor temperatura observada en más de 170 años. Ese calentamiento de las aguas contribuyó para que el noroeste de Europa, incluida Gran Bretaña, pasada el junio más caluroso de su historia.
Los nuevos datos del Programa Copernicus publicados el jueves muestran que la temperatura de aire atmosférico global de junio fue un 0,53°C más alta que el promedio 1991-2020 para ese mes, más de una décima de grado por encima del récord anterior, “un margen significativo”, señala el informe.
El hielo de la Antártida, mientras tanto, registró su mínima extensión para el mes de junio desde que existen los satélites: un 17% por debajo del promedio 1991-2020, según el informe de Copernicus. Y el récord anterior era de apenas el año pasado, que ya se ubicaba un 9% por debajo del promedio.
El planeta sigue coqueteando con una marca de calentamiento global que los planificadores de políticas públicas vienen tratando de evitar: 1,5°C por encima de los niveles preindustriales. De hecho, este año esa marca ya fue superada varias veces, como a principios de junio, aunque el escenario más preocupante llegará cuando los promedios a largo plazo se acerquen a ese umbral, señala Buontempo.
“Tarde o temprano, el promedio va a llegar a esa cifra”, dice el climatólogo. “Superar ese umbral es cada vez más fácil, debido al calentamiento de todo el sistema climático.”
Según el Programa Copernicus, en lo que va de 2023, el año es el tercero más caluroso desde que se lleva registro.
Crecen las probabilidades de que el 2023 sea el más caluroso de la historia
Cuando arrancó el año, parecía posible, aunque improbable, que 2023 terminara siendo el más caluroso desde que se lleva registro. Por ahora esa marca la tiene el año 2016, por el tremendo impacto de un Niño particularmente intenso el año anterior.
Pero por el rápido avance de El Niño este año, y ante las señales de calor extremo en regiones del planeta antes indemnes, las probabilidades de que el 2023 bata un nuevo récord global se ha multiplicado. Robert Rohde, director científico de Berkeley Earth, una ONG de California, estima que esa probabilidad ya se ubica por encima del 54%.
“En lo que va de 2023, el calor y la evolución de El Niño definitivamente han avanzado más rápido de lo que esperábamos a principios de año”, dice Rohde.
Los climatólogos difieren en cuanto a si un nuevo récord de temperatura global debería ser un foco de preocupación. Flavio Lehner, profesor adjunto de la Universidad Cornell, compara la situación con los promedios de los resultados deportivos.
“No necesariamente significan algo”, dice Lehner. “Lo grave es que tenemos una tendencia de calentamiento climático a largo plazo.”
Para otros, sin embargo, los nuevos récords sí son una señal preocupante, casi tan difícil de ignorar como el humo de los incendios forestales.
“Los récords nos recuerdan que la cosa no está mejorando, sino empeorando”, dice Jennifer Francis, científica del Centro Woodwell de Investigaciones del Clima, con sede en Massachusetts. “Tengo la esperanza de que estos nuevos récords generen conciencia y motiven a la gente a hacer lo correcto y a dejar de ignorar la crisis climática que atraviesa el planeta.”
Para Tebaldi, la relevancia de los actuales fenómenos climáticos es que nos ofrecen un pantallazo de un futuro no tan distante, donde las condiciones que hoy consideramos extremas serán la norma.
Por Scott Dance
Traducción de Jaime Arrambide
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