Los raperos de “Patria y Vida”, el nuevo himno de la libertad cubana que encendieron a la isla
El Funky, el único artista parte de la canción que sigue en libertad, contó a LA NACION la historia detrás del tema que se convirtió en el mensaje de las protestas
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CARACAS.- Lo que comenzó en febrero como una canción de protesta contra la dictadura cubana se ha convertido hoy en el himno de libertad de quienes han salido a las calles. “Fue como una profecía llevada a la realidad”, resume para LA NACION El Funky, único de los raperos que participó dentro de Cuba en ´Patria y Vida´ que permanece en libertad.
Siete raperos, uno de ellos artista reconvertido para la ocasión, cantaron las estrofas que han percutido con tanta fuerza contra el muro del castrismo. “Sabíamos que íbamos a abrir muchos corazones, porque la canción va directa al pecho. Nos enorgullece que se haya convertido en el himno a la libertad”, describe Eliecer Márquez El Funky, encargado de comunicar al rapero Maykel Osorbo, encarcelado desde hace meses en Villa Marista, el estallido popular del 11 de Julio. Osorbo es el mismo cantante que inmortalizó una fotografía en La Habana blandiendo unas esposas en sus muñecas al grito de libertad frente a las fuerzas gubernamentales. Su protesta nunca se quedó sólo en las canciones.
En el exterior, Yotuel Romero (exOrishas), Gente de Zona (Alexander Delgado y Randy Malcom) y Descemer Bueno. En Cuba, los dos raperos Osorbo y El Funky junto al artista Luis Manuel Otero Alcántara, líder del Movimiento San Isidro, quien tras desaparecer en la tarde del domingo tras llamar a los habaneros a tomar el emblemático Malecón se ha convertido en preso político del castrismo.
La idea original de Yotuel comenzó a tomar forma tras los primeros contactos con Osorbo para sumar a las dos Cubas, la de dentro y la de fuera. Ellos abrieron la puerta a los muy populares Gente de Zona, quienes por primera vez tomaron partido de forma decidida frente al castrismo. Luego llegaron El Funky y Descemer Bueno, cuando todavía la canción se titulaba ´Se acabó´. Cada uno de ellos aportaba una estrofa, “pero cuando escuché lo de patria y vida le comenté a Yotuel la necesidad de apostar por esta antítesis de Patria o Muerte”, desvela Descemer para este periódico.
De lleno en la diana revolucionaria. El impacto inicial de la canción fue tan llamativo que no tardaron en llegar las represalias. “Una de las primeras cosas que hicieron fue encarcelar a Maykel Osorbo, que respondió con un acto de valentía, como un gladiador que se quita las esposas y se las muestra al pueblo cubano”, clama con vehemencia Descemer.
La aportación audiovisual de los tres que estaban en la isla fue muy “cubana”: había que “resolver” pese al hostigamiento policial. “Fue todo muy rápido, la grabación en una sola madrugada en la Habana Vieja, en una casa en construcción. Maykel tuvo que hacer magia, contratando la casa para otro trabajo, a escondidas. Acabaron a las 3 am y como había toque de queda por el covid se quedaron a dormir”, reconstruye la curadora de arte Anamely Ramos, también citada en la canción (“Anamely, firme con su poesía”), quien ya avisó en su posterior intervención ante el Parlamento Europeo: “Esta es la canción para sacar a Cuba de la dictadura”.
Anyelo Troya, el productor de aquella noche mágica, también está en prisión. Human Rights Watch (HRW) denunció su desaparición el domingo, cuando tomaba fotos de las protestas. Otros que ayudaron a la realización fueron hostigados en sus viviendas. Al periodista independiente Esteban Rodríguez se lo llevaron por adelantado a finales de abril. Uno de sus “pecados” era que su teléfono celular repetía la melodía rebelde cada vez que alguien le llamaba.
“Las canciones de Silvio y Pablo fueron la banda sonora de una Cuba épica, donde los jóvenes querían ser como el Che y gritaban ¡Patria o muerte! como si fuera un saludo y no una consigna. Los jóvenes de la Cuba actual son hijos de todos los fracasos de la revolución, de un país sin futuro y de una nación en la que solo tiene cabida el desencanto. Por eso ¡Patria y vida! se convirtió en su himno”, sentencia para LA NACION el escritor Camilo Venegas.
La revolución supo desde el primer momento que la canción de los siete raperos constituía un peligro para el poder eterno. “Poseen un olfato que nosotros no tenemos”, ironiza Ramos, hoy refugiada en México. El gobierno descalificó a sus autores, fomentó una campaña de odio, amenazó a quienes la escuchaban (una fiscal ha dicho esta semana en televisión que es delito gritar Patria y Vida) y encerró a Osorbo en una de sus cárceles más siniestras. Pero además ordenó a sus músicos contraprogramar con una canción propia. Así nacieron varias propuestas, la más importante la liderada por Raúl Torres, cantautor crepuscular, quien junto a un grupo de artistas del régimen lanzó “Patria o muerte por la vida”, de título imposible.
El pulso musical arroja una paliza de época: `Patria y Vida´ suma más de 6,5 millones de visualizaciones en YouTube frente a las 9.560 de su rival revolucionaria. Consignas oxidadas y una amenaza: “A la revolución le quedan 62.000 milenios”.
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