"Los pueblos amazónicos nunca estuvieron tan amenazados como ahora", dijo Francisco en Perú
PUERTO MALDONADO.- Basta de opresión, basta de explotación de los recursos y exclusión de seres humanos, basta de colonialismos e imperialismo. Desde el corazón de la Amazonia, tierra ancestral de más de 350 grupos indígenas, con increíbles reservas minerales y forestales, Francisco salió hoy a defender con fuerza a los pueblos originarios y a lanzar un grito de alarma. “Los pueblos originarios amazónicos nunca han estado tan amenazados como ahora”, alertó, en un fuerte discurso ante pueblos indígenas locales.
Francisco , que se convirtió en el primer Papa que llega hasta este sobrecogedor rincón del mundo, considerado la capital de la biodiversidad del Perú, también llamó a “romper con el paradigma histórico que considera la Amazonia como una despensa inagotable de los Estados sin tener en cuenta a sus habitantes”.
Para Francisco, autor de la primera encíclica sobre el cuidado del ambiente, Laudato Sí -texto que regaló a los grupos indígenas, traducido en sus lenguas-, fue un “must” viajar hasta este lugar, considerado uno de los dos pulmones del planeta. Una cuestión que considera crucial, tanto que quiso que fuera su primera cita de su maratón peruana, como destacó, que quiso también al centro de la atención con un sínodo para el Amazonas, que convocó para octubre de 2019.
Incansable luego de cuatro días de gira, aterrizó en esta zona evidentemente pobre, pero rica en recursos, ubicada en la periferia del Perú -muchos limeños no saben ni siquiera en qué lugar de la geografía se encuentra-, en la frontera con Brasil y con Bolivia, después de 1 hora y media de vuelo desde Lima. Se trata de una región selvática maravillosa, rica de recursos e historia, a la que migran los pobres de la sierra del sur peruano para obtener recursos que en su lugar de origen no pueden conseguir. Al mismo tiempo, es el área de la selva peruana más afectada por la trata de personas. El Perú está considerado como el tercer país de mayor esclavitud moderna en el continente americano (Walk Free Foundation 2016) y especialmente en esta área, enclavada en el departamento de Madre Dios. Algunos estudios indican que es quí donde se da la mayor concentración de adolescentes víctimas de trata con fines sexuales, dirigida a satisfacer la demanda de contingentes de hombre solos que trabajan en la minería ilegal. Se estima que en la zona minera local existen al menos 400 bares en donde se explota a menores de edad.
Francisco denunció todo esto en un sobrecogedor encuentro que tuvo con 4000 representantes de pueblos de la Amazonia en el Coliseo Regional Madre de Dios de esta pequeña ciudad enclavada en la selva. “Francisco, gracias por tu vsita”, decían centenares de pancartas colocadas en el frente de humildes casa de techos de chapa o paja. La reunión arrancó con danzas, cánticos y músicas de decenas de diversos grupos de indígenas, algunos semi-desnudos, con plumas, rostros pintados y trajes autóctonos Y los sonidos de instrumentos ancestrales.
“La Amazonia es tierra disputada desde varios frentes: por una parte, el neo-extractivismo y la fuerte presión por grandes intereses económicos que dirigen su avidez sobre petróleo, gas, madera, oro, monocultivos agroindustriales”, dijo, en un discurso en el que enumeró todos los males de esta tierra. “Por otra parte, la amenaza contra sus territorios también viene por la perversión de ciertas políticas que promueven la «conservación» de la naturaleza sin tener en cuenta al ser humano y, en concreto, a ustedes hermanos amazónicos que habitan en ellas”, siguió. “Sabemos de movimientos que, en nombre de la conservación de la selva, acaparan grandes extensiones de bosques y negocian con ellas generando situaciones de opresión a los pueblos originarios para quienes, de este modo, el territorio y los recursos naturales que hay en ellos se vuelven inaccesibles”, acusó. En un discurso interrumpido varias veces por aplausos, condenó asimismo los derrames de hidrocarburos, la contaminación ambiental provocada por la minería ilegal, los “nuevos colonialismos”, el imperialismo, las enfermedades, la esterilización de las mujeres y la terrible trata de personas. “La violencia contra las adolescentes y contra las mujeres es un clamor que llega al cielo”, señaló. “No nos hagamos los distraídos, hay mucha complicidad”, acusó.
Francisco, que también elogió a los misioneros que trabajan aquí, escuchó algunos testimonios muy duros, que reflejaron perfectamente el drama de los habitantes de esta zona.
“Los nativos de la Amazonia del Perú somos los supervivientes de muchas crueldades e injusticias. En la actualidad muchos foráneos invaden nuestros territorios: los cortadores de árboles, los buscadores de oro, las compañías petroleras, los que abren trochas para abrir caminos de cemento”, denunció Yésica Patiac, del pueblo Harakbut, también ataviada con ropas tradicionales.
“Ellos entran a nuestros territorios sin consultarnos y nosotros sufriremos mucho y moriremos cuando los foráneos perforen la tierra para sacar el agua negra metalizada, sufriremos cuando envenenen y malogren nuestros ríos convertidos en aguas negras de la muerte”, advirtió. “Le pedimos que nos defienda. Los foráneos nos ven débiles e insisten en quitarnos nuestro territorio de distintas formas. Si logran quitarnos nuestras tierras, podemos desaparecer”, alertó a su turno Héctor Sueyo, de la misma etnia, denunciando también su preocupación por el cambio climático y de la aparición de enfermedades.
También fue muy fuerte el testimonio de María Luzmila Bermeo, indígena awajún. “Tengo 67 años y he vivido siempre en la región amazónica y recuerdo que nuestro territorio era una belleza, lleno de plantas, aves, peces, árboles y en abundancia y todo eso era nuestra casa, nuestra pesca, nuestro sustento, bueno y ahora no tenemos nada. Hemos perdido”, lamentó esta artesana, que también denunció la pérdida de valores. “Que las autoridades ayuden a conservar los bosques, para mantener nuestro ambiente limpio y respirar aire puro, como cuando yo era pequeña”, pidió. “Querido Papa Francisco ore mucho para que la Amazonia no pierda sus saberes, sus riquezas, sus culturas y sus valores”, exhortó.
Francisco, que la escuchó con atención y le dio un fuerte abrazo, no la defraudó, porque también llamó a generar “espacios institucionales de respeto, reconocimiento y diálogo con los pueblos nativos, asumiendo y rescatando la cultura, lengua, tradiciones y espiritualidad que le son propias”. “El reconocimiento y el diálogo -aseguró-, será el mejor camino para transformar las históricas relaciones marcadas por la exclusión y la discriminación”.
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