Los perdedores en Francia: cómo se recompone el escenario político para la segunda vuelta

PARÍS.- Si hubieran imaginado el resultado que harían en esta primera vuelta, ninguno de ellos se hubiese lanzado en la carrera al Elíseo. La socialista Anne Hidalgo y la conservadora Valérie Pecresse realizaron el peor escore de la historia de sus partidos. El ultra-izquierdista Jean-Luc Melenchon, que esperaba reunir a toda la izquierda en torno del “voto útil”, se quedó a las puertas del ballottage. En cuanto al ecologista Yannick Jadot y el ultranacionalista Eric Zemmour, habían depositado auténticas esperanzas en esta primera vuelta. Hoy, muchos de ellos se ven al pie del muro, obligados a pagar de su bolsillo los inmensos costos de sus campañas.

Teniendo en cuenta la dinámica y los sondeos de los últimos meses, los resultados del domingo no fueron una sorpresa. Pero la decepción de los perdedores es dura de asumir y promete un cambio radical, no solo en la geografía política francesa, sino también al interior de los partidos tradicionales. Sobre todo, porque la distancia es abismal entre los tres que llegaron primeros y el resto de los candidatos, con cerca de 15 puntos de diferencia entre el tercero, Jean-Luc Melenchon, y Eric Zemmour, el cuarto.

Como Melenchon, sus militantes creyeron hasta el final. Pero el candidato de la extrema izquierda terminó en el puesto más difícil, el tercero. Peor aun, según estimaciones del instituto Ipsos-Sopra Steria, obtuvo 22,2% de los votos, su mejor resultado en las tres elecciones presidenciales de su partido, la Francia Insumisa (18,58% en 2017, 11,10% en 2012). El mejor tribuno de la campaña creyó en vano, apostando al “voto útil” contra la extrema derecha de Marine Le Pen, voto que también pretendía atraer a toda la izquierda para llegar al ballotage: de los ecologistas a los socialistas.

Con solo 4,8% de los votos, lo que la coloca en quinta posición, la conservadora Valérie Pecresse tampoco estará presente en la segunda vuelta. Sin embargo, la campaña de la candidata de Los Republicanos (LR) había comenzado bien. Alentada por una exitosa primaria de la derecha, la actual presidenta de la región Ile-de-France estuvo prevista en el ballottage hasta mediados de enero, antes de comenzar a perder puntos. Las causas fueron múltiples: los errores de su discurso -a veces violentamente derechistas, otras sorprendentemente progresistas-; el silencio del expresidente Nicolas Sarkozy, fundador de LR, que nunca le aportó su apoyo; la virulencia de los militantes zemmouristas, que la convirtieron en principal blanco, pero, sobre todo, la decisión de varias figuras importantes de su formación de incorporarse al partido de Macron. Unas deserciones que bien podrían multiplicarse en vísperas de la legislativas de junio próximo y que ya comenzaron a agitar a los responsables partidarios en vista de una necesaria recomposición partidaria.

Pero esta primera vuelta no solo fue una catástrofe política para Valérie Pecresse. A título personal, y en virtud de la nueva ley sobre la financiación de las campañas, no habiendo alcanzado el 5% de los votos, la candidata LR es responsable con sus fondos propios de gran parte de los costos: 7 millones de euros, en su caso. Su formación anunció la decisión de colaborar con dos millones. Pecresse lanzó de inmediato un “llamado urgente” a los militantes para reunir, antes del 15 de mayo, los otros cinco millones, que la candidata obtuvo mediante un préstamo bancario.

En Francia, los gastos ligados a las campañas electorales no son ilimitados. Según la ley, el techo se eleva a 16,8 millones de euros para los candidatos que participan en la primera vuelta, y a 22,5 millones para los dos en ballottage. El rembolso de los gastos se realiza en función del número de votos obtenidos. Cuando un candidato queda por debajo del 5%, el Estado entrega una suma equivalente al 4,75% del techo autorizado en la primera vuelta. Es decir, 800.000 euros. Para aquellos que obtuvieron más del 5%, pero no se clasificaron para el ballottage, el rembolso alcanza casi la mitad del plafón de gastos autorizados. Es decir, 47,5% (unos 8 millones de euros). Así será esta vez para Jean-Luc Melenchon y Eric Zemmour, que logró 7,2% de los sufragios. Para Emmanuel Macron y Marine Le Pen, presentes en la segunda vuelta, el rembolso alcanzará unos 10,7 millones de euros.

Auténtica bofetada para el partido y para Anne Hidalgo, en esta primera vuelta la candidata del Partido Socialista (PS) obtuvo apenas 1,7% de los votos, ubicándose en décima posición, entre 12 participantes. Jamás el PS padeció un escore tan humillante en una presidencial, en la cual, por primera vez desde 1969, el Partido Comunista reunió más sufragios que el PS gracias a Fabien Roussel, que logró el 2,3%.

Por esa razón, las instancias del partido iniciaron de inmediato las discusiones a fin de preparar el futuro y estudiar las condiciones de una reunión de las izquierdas en vistas de las legislativas. Desde el punto de vista financiero, si bien el PS podría verse en dificultad, está lejos de la quiebra, según su primer secretario, Olivier Faure: “No tuvimos que recurrir a un préstamo. Autofinanciamos la campaña y, en consecuencia, no hay deuda para rembolsar”, explicó con alivio.

Ese no será el caso de Yannick Jadot, vencedor de la primaria ecologista de septiembre pasado, que obtuvo el domingo solo 4,7% de votos, cuando los sondeos lo colocaban en torno al 8%. Evocando desde el domingo una “situación muy crítica” de su partido, Europa Ecología los Verdes, Jadot llamó a los militantes a “apoyar financieramente la organización para continuar los combates”. Según Julien Bayou, su secretario general, el partido necesita reunir “2 millones de euros en las próximas cinco semanas” para superar el mal momento.

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