Ocho naciones latinoamericanas se quedaron afuera de la reunión; también de otras regiones, incluidos China y Rusia, Turquía y Hungría
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Si leés por orden alfabético los países de las Américas que son invitados participantes en la cumbre por la democracia que celebra Estados Unidos, las ausencias llaman la atención desde la segunda letra.
Bolivia está afuera.
Brasil, adentro.
Y así sucesivamente: varias naciones del hemisferio figuran en la lista del evento virtual que el presidente estadounidense, Joe Biden, realiza este jueves y viernes con más de un centenar de países invitados.
Pero otros gobiernos de la región faltan, y algunas de estas ausencias sorprenden a expertos en relaciones hemisféricas.
La nómina de invitados es “muy rara”, dijo Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, un centro de análisis regional con sede en Washington, a BBC Mundo.
Una promesa de Biden
En total, ocho países de América Latina y el Caribe quedaron excluidos de la convocatoria a la reunión: además de Bolivia, Cuba, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Venezuela.
La cumbre es una promesa de campaña de Biden, quien ha llamado a defender la democracia en un contexto global de amenazas a la misma.
Varios países de otras regiones también quedaron fuera del encuentro, incluidos China y Rusia, así como aliados de EE.UU. en la OTAN como Turquía y Hungría, donde Washington observa crecientes desafíos democráticos.
El objetivo de Biden es que quienes participan en la cumbre alcancen compromisos para enfrentar retos compartidos, respetar los derechos humanos y combatir la corrupción.
Según Shifter, era “totalmente esperado” que quedaran apartadas del encuentro Cuba, Venezuela y Nicaragua, las cuales a su entender y el de Washington están gobernadas por “dictadores”.
“Lo que me extraña, y encuentro difícil de explicar, es por qué están excluidos los tres países del Triángulo Norte de Centroamérica, dada la importancia de esos países para EE.UU.”, explicó.
En efecto, Biden ha buscado trabajar con Guatemala, Honduras y El Salvador para atacar las causas de la emigración hacia EE.UU., como la corrupción, la violencia y la pobreza.
Si bien la Casa Blanca ve con inquietud los retos a la democracia en esos países, Shifter sostuvo que “no son dictaduras propiamente: tienen gobiernos corruptos y todo lo demás, pero hay otros gobiernos corruptos que están incluidos” en la lista.
“Otro caso que también llama la atención es la exclusión de Bolivia y la invitación a Brasil, que tiene indicadores de democracia más o menos parecidos”, dijo.
En la última evaluación anual de libertades civiles y derechos políticos por país que realiza Freedom House, una ONG basada en Washington, Bolivia obtuvo 66 puntos de 100 posibles, más que otros países de la región invitados a la cumbre como Paraguay (65), Colombia (65) o México (61).
Estos países entraron en la categoría de nación “parcialmente libre”, es decir, entre “libre” y “no libre”.
Brasil (74) figura como país “libre” pero perdió puntos en el ranking en años recientes y su presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro, ha sido acusado por críticos de erosionar la democracia.
“Ninguna democracia es perfecta”
Consultado sobre los criterios usados para convocar y dejar fuera a países de las Américas, un portavoz del Departamento de Estado de EE.UU. evitó confirmar o negar invitaciones específicas.
“Esta cumbre tiene como objetivo incluir una lista regional y socioeconómicamente diversa de democracias emergentes y bien establecidas”, dijo el portavoz a BBC Mundo.
Y reconoció que “ninguna democracia es perfecta”.
Pero analistas como Oliver Stuenkel, profesor de relaciones internacionales en la Fundación Getulio Vargas de Brasil, creen que hubo motivos geopolíticos o de otro tipo para determinar quiénes asisten.
“La presencia de líderes de Brasil, India y México -cuyo compromiso con la democracia es altamente cuestionable- sugiere que las consideraciones estratégicas de Washington también jugaron un rol al hacer las invitaciones”, escribió Stuenkel en una columna para la publicación Americas Quarterly esta semana.
A su entender, la cumbre podría beneficiar de todos modos a la región si se concentra en retos domésticos a la democracia como la desigualdad, la polarización, las noticias falsas o la militarización de la política.
De hecho, lo que pocos discuten es que la democracia pasa por un momento delicado en el mundo y en el continente americano en particular, incluido EE.UU. como mostró la invasión al Capitolio en enero por seguidores del entonces presidente Donald Trump.
Algunos gobiernos ausentes de la cumbre de Biden han reaccionado.
China, que el el ranking de Freedom House tiene apenas 9 puntos sobre 100 y figura como “no libre”, sostuvo que “no hay un modelo fijo de democracia”.
Cuba, con 13 puntos en la misma medición y también calificado de “no libre”, señaló a través de su canciller Bruno Rodríguez que “la convocatoria selectiva a una cumbre que dice ser sobre democracia es muestra de debilidad de EE.UU.”.
En todo caso, la lista parece reflejar que el gobierno de Biden aún carece de una política clara y previsible hacia América Latina.
Y la ausencia de los países del Triángulo Norte de la cumbre puede ser “contraproducente” para los propios intereses de Washington, advirtió Shifter.
“La lectura de esos países de su exclusión no va a ser que tendrán que dedicarse más a fortalecer sus democracias”, dijo. “Más bien van a ser más desafiantes, van a colaborar menos en temas migratorios y van a estar más dispuestos a colaborar con China, que busca ampliar su influencia en esa región”.
Por Gerardo Lissardy
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