Los obispos católicos definen si Biden puede comulgar por su apoyo al aborto
Las autoridades de la Iglesia Católica norteamericana discutirán esta semana si los políticos que respaldan la interrupción voluntaria del embarazo pueden recibir la comunión
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WASHINGTON.- El presidente Joe Biden se ha referido en numerosas oportunidades a su necesidad espiritual, como católico, de asistir a misa y recibir la comunión cada semana. Pero eso no siempre es fácil de concretar.
Desde hace unos años, hay un grupo de católicos conservadores abocados a ejercer presión para que se priorice la oposición al aborto por encima de cualquier otra consideración, y a impedir que los políticos católicos que den algún tipo de apoyo al aborto tengan acceso al sacramento de la eucaristía, rito central del catolicismo.
Para el equipo de colaboradores de Biden -que apoya el aborto-, cumplir con esa necesidad espiritual de su jefe durante sus viajes por el país muchas veces ha implicado asegurarse de que no termine asistiendo a misa frente a un sacerdote u obispo que le niegue el sacramento por su posición sobre el tema. En 2019, a Biden le negó la eucaristía un sacerdote de Carolina del Sur, aduciendo que “todo líder que defienda el aborto se ubica fuera de las enseñanzas de la Iglesia”.
John Kelly, vínculo del Comité Nacional Demócrata con la Iglesia Católica, era uno de los miembros del equipo de Biden en 2008, durante la campaña de Barack Obama y John McCain, encargados de encontrar parroquias amigables que lo recibieran. Kelly recuerda la ofuscada reacción del equipo de Biden cuando les propuso que Biden directamente viajara con un sacerdote amigo, para evitarse complicaciones.
“Sentían -y con razón- que Biden quería ir a la iglesia y tenía derecho a hacerlo. Quería adorar a Dios con su comunidad. Para él, la eucaristía no es algo que se hace a escondidas o en privado. Realmente creo que estaban usando la eucaristía como un arma”, dice Kelly.
Esta semana, durante su reunión anual de primavera, los obispos de la Iglesia Católica de Estados Unidos -el grupo de fe más numeroso del país- discutirá sobre el significado de la comunión y si los políticos católicos que apoyan el derecho a abortar deben tener vedado el acceso a ese sacramento. El debate y la votación de la máxima jerarquía de la iglesia norteamericana puede tener repercusiones, ya que girará en torno a uno de los momentos más íntimos y sacrosantos de la expresión de fe de los católicos, y porque lo puede dejar exclusivamente supeditado a una posición política específica.
Este año, la conferencia episcopal norteamericana se realizará de manera virtual entre el miércoles y el viernes de esta semana, y para muchos fieles católicos comunes la discusión en ciernes parezca extraña, ya que nunca han escuchado que a alguien se le niegue la comunión por algún tema. Muchos que consideran a Biden un católico comprometido ven la votación como un intento de politizar y sacar provecho partidario del tema, muy alejado de cualquier consideración teológica. Para otros, que consideran que la liberalización de las costumbres sexuales, maritales y reproductivas como la amenaza definitiva contra su sistema de creencias, el debate y la votación de los obispos católicos llega casi demasiado tarde.
Los alrededor de 280 obispos norteamericanos que votarán tienen otros temas en su agenda, como el apostolado hacia las familias y los pueblos originarios. Pero el tema más urticante y que más atención concita es indudablemente la discusión sobre el acceso a la eucaristía.
Comunión politizada
Hace años que los obispos buscan la forma de incentivar y revivir el rito de la comunión: una nueva encuesta revela que la abrumadora mayoría de los católicos no cree que la eucaristía sea la presencia literal de Dios, como enseña la Iglesia.
Pero para los católicos conservadores, la candidatura y posterior triunfo de Biden le imprimieron nueva urgencia al tema.
El sacerdote John Baldovin, profesor de historia y teología litúrgicas del Boston College, dice que en los primeros siglos de la Iglesia, los requisitos para recibir la comunión cambiaron drásticamente. En el siglo XIII, se exigía confesarse y comulgar al menos una vez al año, pero no fue hasta el siglo XX que hubo un verdadero movimiento para impulsar la comunión frecuente.
Incluso entonces, los católicos se siguieron resistiendo, hasta que relajaron los estrictos requisitos de ayuno, en la década de 1950. Baldovin agrega que los católicos que vinculan el derecho a recibir la eucaristía con la política laica son un fenómeno propio de Estados Unidos.
Biden va a misa y comulga semanalmente en Washington D.C. y en su casa en Wilmington, Delaware.
El reverendo Kevin Gillespie, capellán del Holy Trinity en Georgetown, una de las parroquias donde asiste regularmente Biden, no quiso hacer comentarios para este artículo, pero hace unos meses se refirió al presidente Biden al ser consultado por los medios, y dijo que ambos disentían respecto de varios temas, incluido el aborto.
“Pero él viene aquí porque esta es su fe de vida”, dijo entonces Gillespie. “Además, el presidente está haciendo mucho en pos de la justicia social que nos enseña la Iglesia Católica. Lo veo como un hombre de fe que se nutre, se alimenta de la Eucaristía en su camino de fe”.
Pero el arzobispo Joseph Naumann, jefe del comité antiaborto de la conferencia episcopal norteamericana y uno de los artífices de la votación de esta semana, declaró el mes pasado a The Washington Post que ahora la situación es urgente. Algunos defensores del derecho al aborto, dijo, lo describen como “atención médica”, incluido el senador Bernie Sanders durante su campaña.
“Pero este es un momento muy diferente”, dijo Naumann. Además, “el presidente ha creado un problema para él mismo y para la Iglesia, al actuar de manera abiertamente contraria a las enseñanzas morales fundamentales del catolicismo, para luego llamarse a sí mismo un católico devoto. Es un problema de integridad: no debería presentarse a recibir la comunión”.
Muchos católicos estadounidenses están en total desacuerdo con que se le niegue la comunión a Biden, según el Centro de Investigación Pew. El 67% de los católicos encuestados dijo que se le debería permitir recibir la comunión durante la misa. Sin embargo, de los católicos que se identifican o se inclinan por el Partido Republicano, el 55% dijo que debería negársele.
El impacto de la reunión de obispos parece más simbólico que tangible. El Vaticano no le prestaría atención a un documento que divida en blanco y negro quién puede recibir la eucaristía y quién no: en la Iglesia Católica, esas decisiones las suele tomar individualmente cada obispo, y no la conferencia episcopal.
The Washington Post
Traducción de Jaime Arrambide
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