Los líderes mundiales siguen violando las restricciones que ellos mismos impusieron
Desde Londres hasta Israel, los jefes de Estado y gobierno fueron sorprendidos en infracción de las normas de cuidado por el Covid
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WASHINGTON.- Cuando una figura pública burla las restricciones por el Covid-19 suele producirse una ola de indignación pública, pero es todavía peor cuando los infractores son los mismos que impusieron la norma.
Lo que todos se preguntan es cómo espera el gobierno que la gente cumpla con las restricciones si sus máximos funcionarios no lo hacen. En 2020, los funcionarios que desobedecieron las recomendaciones de salud sufrieron reacciones negativas en todo el mundo, desde Estados Unidos y Canadá hasta Irlanda y Nueva Zelanda.
Uno de los casos más indignantes de Estados Unidos fue la asistencia del gobernador de California, Gavin Newsom, a una cena en el lujoso French Laundry, en noviembre del año pasado. Para algunos, el hecho era la imagen misma de la hipocresía y el elitismo (el evento costaba 350 dólares por persona) en medio de la pandemia y el elevado desempleo. “Hay que predicar con los hechos, y no solo de palabra”, dijo Newsom en su disculpa.
A principios de ese año, Dominic Cummings, entonces máximo asesor del primer ministro Boris Johnson, desafío la cuarentena nacional con un viaje por ruta de casi 500 kilómetros cuando tanto él como su esposa estaban infectados con coronavirus.
En marzo de 2020, en Filipinas, un senador que esperaba el resultado de su hisopado -que al final dio positivo- rompió la cuarentena para visitar el hospital donde su esposa estaba por dar a luz. El director del hospital criticó duramente al senador Aquilino “Koko” Pimentel por sumarle “una carga a un hospital que apenas puede mantenerse a flote en medio de la pandemia”.
Y como la pandemia no termina, el ciclo de violación de las restricciones, indignación de la opinión pública, y subsiguiente disculpa oficial y a veces resignación de la gente, sigue en marcha.
La premier “bolichera”
El sábado, la primera ministra finlandesa, Sanna Marin, fue a una discoteca -hasta las 4 de la mañana, según un informe- pocas horas después de que un colega de su gabinete y un contacto estrecho hubiesen dado positivo.
Las fotos de la primera ministra de 36 años sin barbijo en un boliche de Helsinki se viralizaron y la funcionaria fue criticada por irresponsable. Otros, sin embargo, sobre todo en las redes sociales, simplemente elogiaron a la líder del país por su desbordante energía.
Cuando su ministro de relaciones exteriores dio positivo, a Marin le aconsejaron que no debía hacer cuarentena porque tenía el régimen de vacunación completo. Pero más tarde le avisaron por mensaje de texto que al final sí tenía que aislarse. Marin había dejado el celular en su oficina y no se enteró del mensaje hasta el día siguiente.
No violó ninguna regla federal de salud pública: las personas con régimen completo de vacunación no tienen que hacer cuarentena en Finlandia, pero se los recomienda fuertemente evitar las reuniones sociales.
Luego Marin se disculpó por sus acciones. “Tendría que haberlo pensado mejor el sábado por la noche”, escribió el lunes en su cuenta de Facebook. “Lo lamento mucho.”
La fiesta de Navidad de Downing Street 10
Johnson está metido en otro escándalo, en este caso, con temática navideña. Esta semana fue cuestionada la fiesta navideña de 2020 en el número 10 de Downing Street, donde funcionan las oficinas del primer ministro, en medio de un estricto confinamiento por el coronavirus. Y a pesar de que los diarios sensacionalistas dieron detalles de la fiesta, con Santa Claus y juegos incluidos, Johnson negó que dicha fiesta haya existido.
Pero a última hora del martes se filtró un video de un ensayo de conferencia de prensa, donde los funcionarios de Downing Street practicaban cómo responder a las preguntas sobre la fiesta de Navidad, cuatro días después de la reunión. En el video filtrado, se ve a Allegra Stratton, entonces máxima vocera de Johnson, responder a algunas preguntas con una risa, que eran recibidas con más risas dentro del salón.
Presionada para dar respuestas sobre la fiesta de Navidad por asistentes que actuaban de periodistas, en el video Stratton dice: “Me fui a casa”. Y luego, cuando le preguntan si Johnson había aprobado la fiesta, ella pregunta: “¿Ahí que contesto?”
Y se escucha bromear a otro asistente: “No fue una fiesta, fue un brindis”.
Stratton renunció al gobierno el miércoles y dio una declaración entre lágrimas, diciendo que lamentaría las críticas “por el resto de mis días”.
Tras la filtración del video, Johnson se disculpó en la Cámara de los Comunes. “Puedo entender lo irritante que debe ser pensar que las personas que ponen las reglas no las cumplen, porque yo también me puse furioso al ver el clip”.
Tras la disculpa del primer ministro, el líder del opositor Partido Laborista, Keir Starmer, dijo que los “millones” que siguieron los protocolos de salud pública la Navidad pasada “ahora piensan que el primer ministro los estaba tomando por tontos, que les mintieron”.
Pero este hecho está muy lejos del primer escándalo que ha enfrentado la nación en relación con las reglas por Covid. En junio, el ministro de salud de Gran Bretaña, un hombre casado, tuvo que renunciar cuando lo encontraron “besuqueándose” con una asistente, un romance que algunos denunciaron como una hipocresía sanitaria, ya que no habían respetado el distanciamiento social.
De viaje al extranjero
A fines de noviembre, en medio del creciente temor a la nueva variante omicron, el primer ministro de Israel, Naftali Bennett, instó a los israelíes a no de viajar durante las Fiestas. “Si alguien me pregunta, no le recomendaría volar al extranjero en este momento, en medio de tanta incertidumbre”, dijo Bennett en una conferencia de prensa. “La verdad es esa.”
Pero unos días después, la oficina del primer ministro anunció que su esposa e hijos tenían planes para pasar el receso por las Fiestas en el extranjero.
Ante la reacción violenta de la opinión pública, Bennett dijo que entendía las críticas, pero que una análisis más profundo de la variante ómicron había permitido que los funcionarios de salud pública dictaminaran “a qué países se permite viajar y bajo qué condiciones”, informó el periódico israelí Haaretz.
“Estoy abierto a las críticas, y en este caso también las acepto”, escribió Bennett en Facebook el 3 de diciembre en referencia al tema. “No todas las críticas son un ataque personal, y no todas nuestras decisiones son perfectas”.
Dijo que su familia estaba buscando un respiro tras un año difícil y que siempre habían sido transparentes sobre sus planes de viaje.
La fiesta de cumpleaños de la primera ministra noruega
En abril, la policía noruega multó a la primera ministra del país, Erna Solberg, por romper las reglas de distanciamiento social para celebrar su 60 cumpleaños con una reunión familiar. A ese festejo realizado en febrero en un centro turístico de montaña fueron invitados 13 familiares, a pesar de que regía una prohibición de reuniones de más de 10 personas. La multa fue de alrededor de 2352 dólares, según la agencia Reuters.
La policía informó que en la mayoría de los casos, ante esa infracción no habría hecho la multa, pero en este caso, debido a que la primera ministra había asumido un papel destacado en la imposición de las restricciones, lo hizo “para que la opinión pública en general no pierda confianza en el cumplimiento de las reglas”.
“Aunque la ley es la misma para todos, no todos son iguales ante la ley”, dijo el jefe de policía Ole Saeverud para justificar la multa.
Por Sammy Westfall
The Washington Post
Traducción de Jaime Arrambide
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