Los Kennedy chinos, una historia de poder y decadencia
Bo era una estrella del partido; hoy un asesinato involucra a su esposa y amenaza al régimen
PEKIN.- Dos noticias golpearon con fuerza a China esta semana. Bo Xilai, el carismático y populista líder del Partido Comunista en Chongqing que cayó en desgracia hace un mes, fue suspendido definitivamente del poderoso buró político, cúpula del gobierno chino.
Y, para sorpresa de muchos, su mujer, Gu Kailai, fue declarada sospechosa de la muerte del empresario británico Neil Heywood, en noviembre pasado, que inicialmente había sido atribuida al exceso de alcohol y que las autoridades ya declararon "homicidio intencional".
Estos dos inesperados acontecimientos son los últimos de la "saga Chongqing", un terremoto político que lleva ya casi dos meses y que, sin parar, divide al Partido Comunista Chino (PCC) y amenaza la sucesión presidencial de Hu Jintao, cuando faltan unos pocos meses para que comience, en octubre próximo.
Cada día emergen nuevos detalles sobre la misteriosa muerte de Heywood, sobre su amistad con los Bo y sobre la intrincada red de negocios de la poderosa familia, que, en su no tan lejana época de esplendor, era llamada "los Kennedy chinos".
Fue la fuga de Wang Lijun, mano derecha de Bo Xilai en Chongqing, al consulado estadounidense en Chengdu en febrero lo que selló la suerte del ambicioso político. Pero su populismo y su nostalgia maoísta ya resultaban incómodos para el ala reformista del partido. Para ellos, Bo Xilai se salía demasiado del molde de lo que debe ser un político chino, que responde enteramente al partido.
Parte del meteórico ascenso de Bo se explica por sus conexiones políticas: al igual que el probable próximo presidente, Xi Jinping, pertenece al grupo de "los principitos", los hijos de altos cuadros de la primera hora del partido. Su padre, Bo Yibo, fue uno de los "ocho inmortales", grupo político que incluye a Deng Xiaoping, padre del boom económico chino.
Pero Bo hijo forjó su carrera política desde abajo, granjeándose la reputación de ser un líder pragmático y eficaz. Durante su mandato como alcalde de Dalian, el otrora gris puerto se convirtió en una próspera ciudad con empresas internacionales.
El éxito de su gestión lo llevó a ser designado, con el apoyo del ex presidente Jiang Zemin, ministro de Comercio durante los primeros tres años del gobierno de Hu Jintao. De ahí saltó a la jefatura del Partido en Chongqing, la megalópolis de 30 millones de habitantes que crece hoy a un ritmo del 16,4% y que el año pasado atrajo 10.800 millones de dólares en inversión extranjera directa, por encima de Pekín.
Su amigo y biógrafo Chen Zufeng lo describe como "un estadista como Henry Kissinger, un ambientalista como Al Gore y una figura tan amada como Diana". El paso lógico era integrar el comité permanente del buró político, cima del gobierno chino.
Su esposa, Gu Kailai, de 53 años, también rompía con el molde de las mujeres de los altos funcionarios. Al igual que Bo, viene de una familia notable dentro del partido. Estudió derecho y se hizo famosa tras convertirse en la primera abogada china en ganar un pleito civil en Estados Unidos, representando a varias compañías de Dalian. A raíz de ese éxito publicó el libro Cómo ganar un pleito en Estados Unidos , que arrasó en ventas.
Las personas que la conocen describen a Gu como una mujer carismática, muy educada y resuelta, aunque también señalan que la mayoría de las asesorías legales que prestaba su estudio estaban ligadas a millonarias inversiones en la ciudad cuyas llaves controlaba su marido. Heywood conoció a la pareja precisamente en Dalian, desde donde asesoraba a empresas que buscaban ingresar a China. El vínculo empresarial entre los dos era casi inevitable.
El hijo de Bo y Gu, Bo Guagua, de 24 años, vive desde los 12 años fuera de China, con mayor tiempo en Inglaterra, donde asistió al prestigioso colegio Harrow y luego a Oxford. Precisamente uno de los vínculos que más fuerza tiene hoy entre Heywood y la familia Bo fue el apoyo dado por el británico a Guagua. Hoy Guagua hace un posgrado en Harvard.
Hasta hace unos años, Bo Guagua era visto como uno de los nietos de la revolución con mayor futuro: buenmozo, inteligente -se dice que escribió un libro a los 16 años con críticas al sistema educativo mundial-. Sus fotos, en fiestas con chicas occidentales y ebrio, desataron la ira de las redes sociales chinas, le dieron una imagen de niño díscolo, reforzada por los informes de que suele conducir un Ferrari por Pekín.
Estrepitosa caída
La caída de los Bo fue estrepitosa. Hace dos semanas el gobierno británico pidió a Pekín una investigación de la muerte de Heywood. A partir de ese anuncio, los detalles de su muerte en un hotel de Chongqing se hicieron cada vez más sospechosos. Los amigos del empresario revelaron que era abstemio. Y testigos indicaron que Heywood se había peleado con los Bo por cuestiones de negocios.
Imposible acallar los rumores: el cuerpo del empresario había sido cremado sin que se le realizara una autopsia. Todo parece indicar que Londres pidió la investigación tras recibir información del gobierno de Estados Unidos, que le habría sido entregada por Wang Lijun.
Hasta ese momento los detalles habían sido desenterrados por los medios occidentales, mientras que las autoridades chinas se mantenían en rigurosa reserva del sumario. Pero esta semana la agencia estatal Xinhua informó que el partido investiga las "graves faltas disciplinarias" de Bo y que su esposa fue "transferida a las autoridades judiciales".
La novedad no fue sólo que Pekín se haya pronunciado sobre la suerte de los Bo, sino que permitiese que se revelaran detalles de sus negocios. Especialmente dañina resultó la revelación de que el hermano mayor de Bo gana un salario de 1,7 millones de dólares al frente de la estatal China Everbright Holdings.
La decisión gubernamental de ventilar las finanzas de los Bo es sensible en un país donde la mayoría de los altos funcionarios aprovecha sus conexiones para situar a sus allegados en empresas estatales. Al fin y al cabo, es poco probable que el hermano de Bo hubiese liderado una empresa sin que nadie lo supiese.
Cuando la familia Bo era admirada fue incluso llamada "los Kennedy chinos": jóvenes, revolucionarios en la política, de clase alta y con exquisito gusto. Hoy, sin embargo, Gu se aleja de cualquier similitud con Jackie y comienza a parecerse más a Lady Macbeth de Shakespeare.
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