Los jóvenes rusos salen de su apatía y sorprenden al Kremlin
El gobierno de Putin sufre las mayores manifestaciones en los últimos años y los veinteañeros le dan vida a la abatida oposición
MOSCÚ.- Las manifestaciones contra la corrupción que el fin de semana pasado sacudieron Moscú y otras 100 ciudades de Rusia dejaron claramente desconcertado al Kremlin, que no estaba preparado para su magnitud y su aparente espontaneidad. Pero la mayor sorpresa, incluso para los líderes de la protesta, tal vez haya sido la cantidad de jóvenes que protestaron.
Toda una generación anteriormente apática de adolescentes y veinteañeros, la mayoría de los cuales no conoció otra cosa en estos 17 años que lleva Vladimir Putin en el poder, fue la cara visible y sorprendente de estas manifestaciones, las más numerosas en muchos años.
Resta por saber si ese entusiasmo para desafiar a las autoridades que acaba de insuflarle nueva vida a la abatida oposición rusa será de corta vida o el inicio de una nueva era. Tampoco queda claro si el blanco de su malestar -la corrupción flagrante y galopante- mellará la reputación de Putin.
Pero la dureza de la reacción ante las manifestaciones del domingo -cientos de personas fueron arrestadas simplemente por estar ahí- deja entrever que los altos funcionarios de Putin decidieron no correr riesgos.
Artiom Troitski, periodista ruso y promotor de conciertos que sigue de cerca la cultura joven rusa desde hace años, dice que es "de excepcional importancia" que tantos jóvenes hayan participado de las protestas en Moscú y otras ciudades.
"Los jóvenes siempre han sido catalizadores del cambio -dice Troitski-. Eso no necesariamente implica que la tendencia se haya revertido, pero definitivamente algo está cambiando."
Alexei Navalny, líder opositor al frente de una campaña anticorrupción que orquestó las protestas a nivel nacional -y que el lunes fue condenado a 15 días de cárcel por resistirse al arresto-, dijo ante el juez que no lo sorprendía la afluencia de gente del domingo y que estaba decidido a sostener la presión presentándose como candidato a las elecciones presidenciales del año que viene.
"Los acontecimientos de ayer muestran que hay un gran número de votantes rusos que apoyan el plan de un candidato que plantea la lucha frontal contra la corrupción", dijo Navalny.
Se da por descontado que Navalny no tiene chances de ganar y que además no podrá ser candidato, ya que en febrero fue condenado por fraude, una causa que según la opinión generalizada fue impulsada por motivos políticos. Pero el tema tal vez no sea ése.
Samuel A. Greene, experto en los movimientos de protesta rusos y académico del King's College, de Londres, dice que Navalny tiene chances de derretir el gélido horizonte político de Rusia y de demostrar que una era post-Putin, al menos algún día, será posible.
"La gente -tanto en el Kremlin como ese 80% que según las encuestas apoyan a Putin- viene actuando desde hace años como si el hielo fuese sólido y no fuese a quebrarse nunca. Navalny está tratando de mostrar que no es así y que un día se romperá", dice Greene.
Más de 13 millones de personas vieron el video en ruso que Navalny publicó este mes en YouTube, con acusaciones detalladas de corrupción contra el gran aliado de Putin, el primer ministro, Dimitri Medvedev.
Desconfianza
Muchos jóvenes rusos no se informan a través de los medios estatales -que han ignorado olímpicamente los casos de corrupción expuestos por Navalny-, sino a través de Internet.
"Rusia está realmente atascada en el pasado", dice Ilia Amutov, trabajador tecnológico de 25 años que el domingo salió a protestar a las calles. Los jóvenes, dice Amutov, "quieren vivir como la gente normal y moderna del resto de Europa".
En un audio publicado online que enfureció a muchos jóvenes y los impulsó a sumarse a la protesta, puede escucharse al director de una escuela de provincia mientras alecciona severamente a los alumnos sobre las protestas y por qué no debían participar de ellas.
En el pasado, el Kremlin ha sido sumamente hábil para canalizar la energía de los jóvenes rusos, alejarlos del activismo político opositor y sumarlos al movimiento juvenil pro Putin llamado Nashi y a otros emprendimientos patrióticos.
Alexei Chesnakov, que asesoraba al presidente sobre política interna, dice que en los últimos años el gobierno les está quitando su apoyo a los movimientos juveniles pro Putin.
"Ahora el gobierno necesita de la policía y de otros mecanismos administrativos para asegurarse de que la oposición no se pase de la raya", concluye Chesnakov.
Traducción de Jaime Arrambide
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