Los jesuitas expulsaron al famoso sacerdote artista Marko Rupnik acusado de abusar de mujeres durante décadas
El sacerdote, de 68 años, abusó física y psicológicamente de varias mujeres, entre ellas, monjas, durante 30 años; es conocido por sus mosaicos de una capilla del Palacio Apostólico del Vaticano y de los santuarios de Fátima y Aparecida, entre otros sitios
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ROMA.- En la culminación de un escándalo que estalló en diciembre pasado y que salpica tangencialmente a Francisco, la Compañía de Jesús decidió expulsar al artista jesuita esloveno Marko Ivan Rupnik, famoso en todo el mundo por sus mosaicos, acusado de haber abusado física, psicológica y espiritualmente a decenas de mujeres, algunas religiosas, en un lapso de treinta años.
Rupnik, de 68 años, es muy conocido por haber decorado con sus coloridos mosaicos la capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico del Vaticano y haber llevado su arte también a varios otros lugares del mundo, en Italia, España y en los santuarios marianos de Fátima, Portugal, y Aparecida, Brasil, así como en iglesias dedicadas a Juan Pablo II de Cracovia, Polonia, y Washington, Estados Unidos, entre otros.
En una carta a todos los jesuitas difundida hoy, el belga Johan Verschueren, delegado de todas las casas jesuitas de Roma, informó “con el corazón dolido”, que el 9 de junio pasado el superior de la Compañía de Jesús, el padre venezolano Arturo Sosa, decidió expulsar a Rupnik por su “obstinado rechazo a observar el voto de obediencia”.
Después de las numerosas denuncias de abusos en su contra de parte de varias mujeres, que comenzaron a salir a la luz en diversos blogs y medios en diciembre pasado, consideradas “creíbles”, la Compañía de Jesús le había impuesto restricciones. “Le impusimos al padre Rupnik cambiar de comunidad y aceptar una nueva misión en la que le ofrecimos una última posibilidad como jesuita de revisar su pasado y de dar una señal clara a todas las personas heridas que testimoniaban en su contra, para poder ingresar en un camino de verdad”, escribió Verschueren. “Pero frente al reiterado rechazo de Marko Rupnik a obedecer este mandato, lamentablemente nos quedó una única solución: la expulsión de la Compañía de Jesús”, agregó.
“Ahora él, desde el día 14 de junio de 2023, fecha en la que recibió el decreto de expulsión, conforme a las normas canónicas, tiene 30 días de tiempo para presentar un recurso”, explicó la misiva, que subrayó que “si y cuando la expulsión se volverá definitiva, será posible profundizar los temas y dar a conocer más cosas”.
Según pudo saber LA NACION de fuentes informadas, el Vaticano, a través del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, deberá confirmar la expulsión.
Las denuncias
El escándalo de Rupnik, después de las indiscreciones salidas en blogs y algunos medios con detalles escabrosos aportados por las víctimas, se volvió público el 5 de diciembre pasado cuando la Compañía de Jesus, en una nota, admitió que en el año 2021 el Dicasterio para la Doctrina de la Fe había recibido una denuncia en su contra por abusos sexuales y psicológicos de parte de monjas de la Comunidad de Loyola de Lubiana, Eslovenia, fundada en la década de 1980 por una religiosa que tenía a Rupnik como “padre espiritual”.
Esa comunidad fue luego intervenida por la Santa Sede, hubo una investigación previa, pero el exsanto Oficio cerró el caso porque los hechos habían prescrito. A Rupnik, que desde 1991 vive en la comunidad jesuita del Centro Aletti, en Roma, de todos modos se le habían impuesto algunas restricciones como la prohibición de confesar o acompañar ejercicios espirituales.
Aunque más tarde salió a la luz algo que hizo más ruido. En mayo de 2020 la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) había emitido contra Rupnik un decreto de excomunión “latae sentantiae”, automática, por haber cometido uno de los delitos canónicos considerados más graves: haber confesado y absuelto a una monja de la que había abusado, imponiéndole el silencio.
La excomunión fue luego revocada por la misma CDF porque Rupnik reconoció formalmente el hecho y se arrepintió, tal como indican las normas, según recordó tiempo atrás el Corriere della Sera. Pero los sectores ultraconservadores contrarios al papa Francisco, también jesuita, intentaron involucrarlo en el escándalo, acusándolo de haberlo protegido o haberle dado un trato preferencial.
En una entrevista que concedió a AP en enero pasado, no obstante, Francisco aseguró que no tuvo ningún rol y reiteró su voluntad de que haya más transparencia en los procesos que se llevan adelante contra quienes abusan, incluso contra “adultos vulnerables”. Y dijo que para él el estallido de la tormenta Rupnik, un verdadero tsunami para los jesuitas, había sido “una sorpresa” y un dolor: “una persona, un artista de este nivel, para mí fue una sorpresa muy grande, y un dolor, porque estas cosas duelen”.
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