Crece la tensión en Ecuador: Moreno decretó el toque de queda y militarizó Quito
QUITO.- Los graves disturbios desatados este sábado en Quito provocaron que el gobierno aplicara el toque de queda desde primera hora de la tarde y ordenara la militarización de la capital, atrapada desde la mañana en una espiral de caos y violencia que crecía al paso de las horas. Una medida a la desesperada. De poco sirvió que la dirigencia indígena hubiera aceptado previamente el diálogo directo con el presidente Lenín Moreno, quien finalmente se avino a "analizar" su paquete de medidas económicas.
Radicales e infiltrados asaltaron primero la sede de la Contraloría, donde se investigan los casos de corrupción de la década de Rafael Correa en medio de una batalla campal. El humo del incendio provocado en su interior y los gases lanzados por la policía en la represión oscurecieron aún más unos hechos extraños, en los que unos manifestantes buscaban destruir los documentos del Departamento de Caución. O sea, donde están las pruebas.
Los ataques continuaron más tarde contra medios de comunicación, en especial el diario El Comercio y Teleamazonas en una demostración de descontrol. Cócteles molotov contra ambas sedes provocaron incendios en las entradas de ambos medios. Todo ello durante un día en el que la capital sufrió múltiples bloqueos, encontronazos y represión desmedida de las fuerzas gubernamentales.
Los medios de comunicación han estado siempre en el punto de mira del correísmo, incluso el expresidente caldeó aún más el ambiente publicando en sus redes con la imagen de un micrófono y una granada bajo la leyenda "Mentir también es violencia".
"El toque de queda facilitará la actuación de la fuerza pública frente a los intolerables desmanes de violencia", adelantó Moreno en su mensaje al país, respaldado después por la aparición del Estado Mayor militar en otra intervención televisiva. El presidente pidió a la ciudadanía que se resguardara en sus viviendas hasta nuevo aviso y disculpó a los indígenas para centrar sus acusaciones en tres grupos: narcotraficantes, correístas y miembros de la banda Latin Kings. "Son los que están dedicados a realizar estos actos vandálicos. Ciudadanos, de esto vamos a salir juntos", culminó.
Los narcotraficantes, enriquecidos también con el contrabando, fueron uno de los grupos más beneficiados por las subvenciones al combustible. Desde el principio de la crisis los organismos de Inteligencia también investigaron la participación de los pandilleros, contratados a golpe de dólar para profundizar en el vandalismo. "¡Lenín te jodiste, con Correa te metiste", gritaban más tarde un grupo de protestantes, convencidos de que está a punto de conseguir la caída del presidente traidor.
"¡Patria mía! ¡Qué te han hecho! ¡Paren esto! Moreno: ten algo de decencia y renuncia. ¡Ya no más muertes ni destrucción!", clamó el propio Correa desde Europa, en donde se encuentra prófugo de la Justicia.
La espiral de violencia hizo olvidar muy pronto el pequeño alivio que sintió el país al saber que la comisión política de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) decidió aceptar la mano tendida por el presidente, en medio del caos vivido este sábado en Quito.
"Luego de un proceso de consulta con las comunidades, pueblos, nacionalidades y organizaciones sociales hemos decidido participar en el diálogo directo con Lenín sobre la derogatoria o revisión del decreto 883 (eliminación de las subvenciones a los combustibles)", explicó la Conaie en su comunicado.
El dirigente Leónidas Iza, líder en la provincia del Cotopaxi, confirmó la aceptación de un diálogo que asegura correrá en paralelo a las movilizaciones, que también son muy fuertes en las provincias serranas de Cotopaxi, Chimborazo, Azuay y Tungurahua. La Conaie exige que los diálogos sean públicos, "con pantallas gigantes" para que el pueblo escuche en un lugar independiente y bajo supervisión de organismos como Naciones Unidas y la Conferencia Episcopal.
"El presidente ha decidido analizar el decreto", confirmó otro dirigente indígena desde Guayaquil, donde el alcalde de Quito, Jorge Yunda, media entre las dos partes.
"También activamos consultas en los territorios", añadió Iza, quien aseguró que "no son nuestros compañeros" los asaltantes de la Contraloría. "Es la reacción de indignación del pueblo de Quito. Con balas no van a calmar al pueblo", enfatizó.
La batalla se ha incrementado día a día desde que el movimiento indígena se uniera a la lucha iniciada por los transportistas. Este sábado las calles colapsaron en la capital en centro, norte y sur, en una constante protesta callejera. La represión de las fuerzas gubernamentales y la violencia de infiltrados elevó al máximo la tensión en el "territorio" indígena del centro de Quito, que incluye el Parque del Arbolito, la Casa de la Cultura y dos universidades que dan refugió a miles de personas.
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