Los hutíes apoyados por Irán matan a 100 soldados yemeníes
La ofensiva con misiles tuvo por blanco una mezquita en un campamento militar en Marib
DUBAI.- Después de meses de calma, un ataque volvió a despertar la tensión de la guerra sangrienta que desde hace cinco años azota a Yemen, el país más pobre de la península arábiga. Más de cien soldados yemeníes murieron y decenas resultaron heridos en una ofensiva con misiles atribuida a los rebeldes hutíes contra una mezquita en la provincia de Marib, al este de Saná, la capital de Yemen.
El ataque ocurrió después de meses de lo que parecía ser una transición serena en el conflicto que enfrenta desde hace más de cinco años en Yemen a los rebeldes hutíes chiitas -que ocupan Saná desde 2014 y cuentan con el apoyo de Irán- y al gobierno reconocido por la comunidad internacional -respaldado por una coalición militar que está liderada por Arabia Saudita-.
El ataque con misiles ocurrió durante la oración del anochecer del sábado en una mezquita ubicada en el campamento militar de Marib, según indicaron fuentes militares.
En total, más de cien soldados yemeníes murieron y decenas resultaron heridos, según relevaron las autoridades en el último relevamiento, que anteriormente había registrado 83 muertos y 148 heridos entre los militares.
El ataque fue la respuesta hutí tras la ofensiva de las tropas a favor del gobierno contra los rebeldes en la zona de Naham, al norte de Saná. Esta ofensiva está respaldada por las milicias de la coalición liderada por Arabia Saudita. Tras el bombardeo de la mezquita, las víctimas fueron trasladadas al hospital de Marib.
El Ejército como el gobierno yemeníes atribuyeron el ataque a los rebeldes hutíes que controlan amplias zonas del norte y el noroeste del país.
El presidente yemení, Abd Rabbo Mansur Hadi, manifestó su rechazo a la ofensiva y acusó a los hutíes del ataque, que calificó de "cobarde y terrorista".
Por su parte, los rebeldes no se adjudicaron inmediatamente la responsabilidad del atentado, pero luego sí fue reivindicado por ellos.
"Las vergonzosas acciones de la milicia hutí muestran sin duda su rechazo a la paz porque solo sabe de muerte y destrucción, y es el barato instrumento iraní en la región", sostuvo el mandatario y llamó a "reformar el grado de vigilancia" de las fuerzas leales al gobierno.
Cinco años de conflicto
El enfrentamiento entre los hutíes y las fuerzas leales al gobierno es considerado por la ONU como la peor crisis humanitaria de la actualidad que sucede en el mundo. Según los registros del organismo, unos 3,3 millones de personas siguen desplazadas y otras 24,1 millones necesitan asistencia, lo cual representa dos terceras partes de la población.
El conflicto comenzó en 2015 y miles de personas, en su mayoría civiles, murieron.
Actualmente, las Naciones Unidas avanzan en el intento de mantener la paz dentro del territorio, pero tienen serias dificultades para implementar un verdadero proceso que les permita mitigar la ofensiva. En 2018 se firmó un acuerdo en Suecia, bajo el amparo de la ONU, que permitió calmar la tensión en la ciudad portuaria de Hodeida (sudoeste de Yemen), aunque no todas sus cláusulas han sido respetadas.
Por ejemplo, quedan pendientes la retirada de las fuerzas del gobierno y de los rebeldes, un intercambio global de prisioneros y la apertura de corredores humanitarios en Taez, otra gran ciudad de la zona rodeada por los rebeldes.
No obstante, el emisario de la ONU para Yemen, Martin Griffiths, reconoció que hasta el ataque del sábado Yemen vivió un periodo de clara reducción de actividades militares.
"Hemos sido (...) testigos de uno de los períodos más tranquilos del conflicto", confirmó el emisario de la ONU. Y agregó: "La desescalada militar no puede mantenerse si no hay progresos políticos entre los bandos y este es el próximo desafío".
Agencias AFP y ANSA
- 1
- 2
Un ómnibus chocó con un camión y se prendió fuego: 32 muertos
- 3
Cómo el caso Pelicot relanzó debates jurídicos y sociales y qué podría cambiar tras la sentencia en Francia
- 4
Día clave en Venezuela: Maduro extrema la represión y piensa en su nuevo mandato como punto de partida hacia un “sistema cubano”