Los huérfanos de Corea del Norte, un cruel capítulo de la Guerra Fría
SEÙL.-Seis décadas después de que regresaron a su país de origen, los recuerdos de miles de niños norcoreanos que quedaron huérfanos por la Guerra de Corea (1950-1953) permanecen en los europeos, ahora ancianos, con cuyas vidas se cruzaron brevemente.
El olor de los árboles que plantaron. Las memorias de sus rostros inocentes. La canción coreana que cantaban.
Cerca de 5000 huérfanos de la guerra fueron enviados a vivir a Polonia , Rumania , Bulgaria, Hungría, Checoslovaquia y Alemania Oriental, todos aliados comunistas de Corea del Norte , como parte de proyectos encabezados por los soviéticos para reconstruir al país azotado por la guerra.
Los huérfanos estudiaban en escuelas locales e hicieron amigos ahí. Pero fueron devueltos abruptamente a Corea del Norte.
"No nos dijeron, para nada, simplemente dejaron de venir a la escuela'', dijo Halina Dobek, de 87 años, quien fue maestra de algunos de los niños norcoreanos en Polonia. "Estos chicos se fueron de Polonia sin desearlo''.
Es un capítulo casi olvidado por completo de la Guerra Fría, ahora un nuevo documental pone luz a las vidas de estos chicos sin padres cuya partida todavía pesa en los europeos que los conocieron.
El filme titulado"Kim Il Sung's Children''-en referencia al fundador de Corea del Norte y líder bélico- será estrenado mañana en el 70 aniversario del inicio de la Guerra de Corea. El conflicto que se extendió por tres años destruyó gran parte de la península coreana, cobró la vida de más de un millón de personas y dejó huérfanos a casi 100.000 chicos.
Al igual que la guerra, la reconstrucción de ambos países, incluyendo, qué hacer con los huérfanos, se volvió parte de la rivalidad de la Guerra Fría. Al mismo tiempo que los norcoreanos eran enviados para ser educados en Europa del Este, miles de huérfanos surcoreanos eran adoptados por familias norteamericanas y de Europa occidental.
"En ese entonces Estados Unidos y la Unión Soviética competían para ver quién sería el primero en enviar a alguien al espacio. Siguiendo este tono, también competían en formas de mostrar cuál sistema político era más humano y superior'', dijo Kim Deog-Young, el director de la película.
Cuando los norcoreanos comenzaron a llegar a Europa, estos países seguían tambaleándose por la devastación de la Segunda Guerra Mundial, pero a pesar de esto fueron bien recibidos.
La película muestra a los búlgaros dándole flores a los chicos norcoreanos, vestidos con sombreros y camperas todas idénticas al llegar en 1952.
Katya Panalotova, quien vive en el pueblo búlgaro de Parvomay, recordó en la película que sus nuevos compañeros de clase comían cinco veces al día y usaban zapatos de piel mientras que los estudiantes locales usaban zapatos de goma.
Rápidamente surgieron lazos entre ellos.
"Jugábamos fútbol y voleibol juntos en una colina. Éramos como hermanos'', dice Veselin Kolev, otro búlgaro, en la película.
Pero también hubo momentos oscuros. Algunos de los huérfanos estaban afectados por la memoria de la guerra y los bombardeos, por lo que se escondían debajo de las mesas cuando escuchaban el sonido de los aviones.
Corea del Norte envió adultos a Europa para enseñarle a los chicos idioma coreano, historia y cultura, mientras que los maestros europeos se hacían cargo de las otras materias. Dobek les enseñó polaco a los chicos en Otwock, un pueblo cerca de Varsovia, en 1956 y 1957.
Dijo que los pequeños "necesitaban calor en sus corazones''.
"Los más chicos querían que les tocáramos la cabeza y los abrazáramos'', recordó.
La mayoría de los norcoreanos vivían en dormitorios, pocos se quedaban con familias locales.
La película incluye imágenes del archivo rumano nacional que muestran a los huérfanos saludando una bandera norcoreana con una imagen de Kim Il Sung y marchando con precisión militar en su nueva escuela.
Los niños norcoreanos cantaban "La canción del general Kim Il Sung'' tan frecuentemente que algunos de sus compañeros de clase europeos todavía recuerdan la letra. En la película algunos búlgaros viejos cantan juntos en coreano sobre "nuestro general Kim Il Sung cuyo nombre es glorioso"
En la Escuela Primaria No. 5 de Otwock, donde estudiaban los huérfanos, todavía hay fotografías viejas de los norcoreanos, así como boletines de calificaciones en los que se muestra que tenían resultados excelentes en pintura, artesanía y comportamiento. Los pinos que plantaron en el pueblo crecieron alto, y todavía se pueden encontrar los restos de un obelisco que se colocó para conmemorar la amistad entre ambos países.
En 1956 Kim visitó a algunos de los chicos norcoreanos, incluyendo algunos de la escuela de Dobek, durante un viaje a Europa del Este.
Fue un año después, bajo las órdenes de Kim, que los norcoreanos comenzaron a regresar a casa. Para 1959 ya todos se habían ido.
La película muestra imágenes de 1959 de jóvenes norcoreanos que sacan las manos por las ventanillas del tren para despedirse de sus amigos búlgaros.
Entre lágrimas Maria Yamalieva, de Bulgaria, dijo que ella y su amigo norcoreano Kim Jin Wu lloraron juntos mientras se abrazaban para decir adiós.
Nunca hubo una explicación pública de por qué se ordenó que los huérfanos volvieran a su país, pero la película y varios expertos suponen que Kim podría haber tenido la preocupación de que los norcoreanos tuvieran una influencia demasiado grande de una cultura extranjera en una época en la que había protestas contra los soviéticos en Europa del Este y reclamos para una reforma política.
Una vez que volvieron, algunos de los huérfanos enviaron cartas a los maestros y compañeros de clase.
Barbara Michalowska, cuya madre daba clases en Otwock, recordó que un estudiante le envió a su madre una pintura que hizo de un paisaje coreano. Dijo que otros enviaban cartas en las que decían que deseaban regresar a Polonia.
Después de algunos años las cartas cesaron, dijo el director Kim Deog-Young.
Lo que pasó con muchos de los huérfanos es un misterio, pero hay algunas pistas.
Seo Jae-pyoung, quien desertó de Corea del Norte en el 2000, dijo que su maestro de ruso de la década de 1980 había sido enviado a Rumania cuando era huérfano y que recordaba haberse dado festines con pan, leche y queso mientras estaba en Europa.
Haesung Lee, jefe de estudios coreanos en la Universidad de Breslavia en Polonia dijo que tres exdiplomáticos norcoreanos enviados a Polonia y un cuarto que enseñaba polaco en la universidad de Pyongyang fueron huérfanos enviados a Polonia.
Sus amigos europeos les envían buenos deseos, donde quiera que estén.
"Desearía que mis amigos pudieran haber vivido tan inocentemente como nosotros cuando éramos chicos'', dice Lilka Anatasova, una búlgara de 77 años, en la película al tiempo que recuerda algunos norcoreanos por su nombre. "Nunca los olvidaré''.
Agencia AP
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