Las altas tasas de interés y una reciente crisis del costo de vida disuadieron a muchos españoles de comprar propiedades, creando un aumento en la demanda de arrendamientos, lo que elevó los precios
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César Nebrera se sirve una taza de café que preparó en un hornillo que saca del baúl de su auto. La antigua berlina Kia verde se encuentra a la sombra de un algarrobo justo al lado de la carretera principal que lleva a la ciudad de Ibiza. “Extraño las cosas básicas que hacen la vida cómoda, como poder estar de pie en tu propia casa, cocinar adecuadamente o incluso abrir un cajón y sacar unos calcetines”, dice, y agrega: “Ese es el tipo de cosas que te perdés cuando vivís en un coche”.
El Kia de César fue su hogar durante los últimos tres años. Trabaja como chef, pero como los precios de los arrendamientos en esta isla española se dispararon no puede permitirse el lujo de vivir en un apartamento. “En Ibiza el alojamiento es muy caro y cada vez lo es más”, afirma. “Y el coste del alquiler no tiene nada que ver con lo que se gana. Así que vivir así es una alternativa. Es menos cómodo, pero me permite seguir viviendo aquí”, suma.
Ibiza es una de las cuatro islas mediterráneas que forman las Islas Baleares de España. Las otras son Mallorca, Menorca y Formentera. Muchos profesionales locales en ese lugar viven en condiciones igualmente precarias debido a los altos costes de alquiler. El año pasado, la IGC, el organismo que representa a la guardia civil, afirmó que “tres o cuatro” de sus agentes vivían en vehículos.
También tiendas de campaña
Otros lugareños recurrieron a vivir en tiendas de campaña o en alojamientos compartidos extremadamente básicos. Daniel Granda, portavoz del Sindicato de Inquilinas de Ibiza y Formentera, organización que representa a los arrendatarios locales, afirma que este tipo de situaciones se están convirtiendo en algo habitual.
“Mucha gente acaba en condiciones bastante miserables y estamos empezando a ver barrios marginales por toda la isla”, afirma. “Sin la posibilidad de encontrar un alojamiento que nos permita vivir con normalidad, quienes vivimos en la isla tenemos la sensación de que nos están expulsando de ella”, resalta.
Las altas tasas de interés y una reciente crisis del costo de vida disuadieron a muchos españoles de comprar propiedades, creando un aumento en la demanda de alquileres, lo que elevó los precios. El aumento medio en las Islas Baleares es del 18% solo durante el último año, en comparación con la media nacional del 12%.
Sin embargo, el estatus de Ibiza como centro turístico situado en un área relativamente pequeña potenció este fenómeno, provocando aumentos mucho más pronunciados, en algunos casos hasta el 40 o el 50% solo en el último año.
Viviendas a precio de turista
Isabel María Pérez, que buscó alojamiento asequible en la isla, dice que una habitación individual cuesta entre US$760 y US$1086 al mes, mientras que un piso modesto puede rondar los US$1600.
Isabel, que es empleada como cajera en un supermercado, y su pareja, que trabaja en un hotel de cinco estrellas, tuvieron que mudarse del piso que alquilaban cuando los propietarios lo vendieron. Desde entonces viven con la suegra de Isabel. Originaria de la región central española de Castilla La Mancha, la mujer dice que ella y su familia están considerando regresar al continente, simplemente por la situación de la vivienda. “El problema en otras partes de España es que no hay mucho trabajo”, afirma. “Aquí hay todo el que puedas desear, pero no hay dónde vivir”, prosigue.
El desempleo en la ciudad de Ibiza, la capital de la isla, es de poco menos del 5%, en comparación con el 8% en Madrid o el 19% en Sevilla, la capital de la región de Andalucía. Con una población de solo 160.000 habitantes, Ibiza recibió cerca de cuatro millones de turistas el año pasado, un nuevo récord, y el 84% de su actividad económica está vinculada al turismo, según el gobierno local.
Aunque sus hoteles, restaurantes y clubes ofrecen mucho empleo, una gran parte de sus viviendas solo están disponibles a tarifas turísticas de corto plazo, y los trabajadores locales quedan excluidos del mercado.
El gobierno regional de las Islas Baleares, que llegó al poder el año pasado, optó por no implementar una ley de vivienda aprobada por el gobierno español en Madrid que busca limitar los alquileres en áreas del país donde se dispararon.
En cambio, las autoridades locales atribuyen el problema de la vivienda principalmente a los propietarios en zonas residenciales de Ibiza que incumplen la ley al ofrecer sus inmuebles en alquiler a corto plazo, cuando las leyes locales establecen que deben alquilar durante al menos seis meses seguidos.
El gobierno local dice que desde 2019 impuso alrededor de 4 millones de euros en multas relacionadas con actividades ilegales en el sector turístico. “El problema es que se gana mucho más dinero alquilando por días o por semanas que si se arrienda según la ley”, afirma Juan Miguel Costa, responsable de turismo en Ibiza.
Dice que las autoridades regionales y municipales deben trabajar juntas “para atacar esa idea de impunidad que hay la isla, de que es muy fácil ofrecer un apartamento [para turismo] ilegalmente en un edificio residencial, u ofrecer una propiedad como casa de vacaciones sin licencia de vacaciones.”
Costa también atribuye el aumento de los alquileres a que muchas viviendas permanecen sin uso durante todo el año debido a las preocupaciones de los propietarios sobre posibles ocupaciones ilegales, lo que reduce aún más la oferta de inmuebles para los trabajadores locales.
Una ironía de la crisis inmobiliaria de Ibiza es que ahora amenaza con socavar la misma industria turística a la que tanto se culpa de causar los aumentos de los alquileres en primer lugar. “Cualquiera que viva aquí sigue diciendo lo mismo: algo tiene que ceder porque los precios siguen subiendo”, afirma George McBlain, director de operaciones de OBeach, una discoteca y restaurante que emplea a trabajadores de la isla, de España peninsular y del extranjero.
“Evidentemente, los salarios suben un poco, pero no lo suficiente”, añade. “Tengo amigos aquí y sus alquileres se duplicaron en el lapso de un año. Y si eso continúa, lo que van a ver - y ya está sucediendo - es que los trabajadores que vienen a la isla van a elegir otros lugares”, advierte.
Por Guy Hedgecoe
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