"Los gestos de Francisco dejarán una marca indeleble en Tierra Santa"
El religioso argentino que lo recibirá en Belén dice que la expectativa es enorme
BELÉN.– Un hábito marrón se abre paso con dificultad entre decenas de peregrinos de la Iglesia de la Natividad de Belén . "Abuna [padre, en árabe]", lo saludan algunos fieles. El fraile se detiene con unos y con otros, les habla en árabe, italiano o inglés y, finalmente, se acerca, con una sonrisa transparente y bonachona. "Llamame Ricardo", saluda, con su mejor acento argentino.
Ricardo Bustos, nacido en Río Tercero, en la provincia de Córdoba, hace 56 años, pisó por primera vez Tierra Santa en 1984. Desde entonces, salvo contadas temporadas en Buenos Aires, su vocación y su vida han transcurrido entre Jerusalén, Nazaret y, finalmente, Belén, donde es "guardiano" o superior de los franciscanos que custodian la Iglesia de la Natividad.
A las puertas de esta basílica recibirá a su antiguo arzobispo y "amigo espiritual", Francisco , el 25 de mayo, durante la primera visita de Jorge Bergoglio como Papa a Tierra Santa.
"Le mandé un mensaje diciéndole que lo estaba esperando y que será una alegría tenerlo aquí, aunque sea sólo algunas horas", explica a LA NACION. En Belén, el Papa celebrará una misa multitudinaria, almorzará con varias familias y visitará a refugiados palestinos.
"Conozco al Papa desde hace años y creo que su identidad de hombre sencillo, franco y directo marcará su viaje a Tierra Santa. Aunque sea poco el tiempo que esté acá, sus gestos serán claves y seguro dejará una marca indeleble", explica Ricardo Bustos.
"A él siempre le preocupó la cercanía con el otro, sobre todo con el otro que no tiene nada. La gente se sorprende porque comerá con algunas familias en dificultad o se reunirá con refugiados palestinos, pero para él es algo normal. En Buenos Aires, cuando lo invitaban a casas, él iba y nunca se quedaba al después, a la comida. Pero los fines de semana cuando se iba a servir a los pobres, ahí sí comía con ellos", recuerda.
La visita de Francisco a Belén seguirá el mismo protocolo que las de sus predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI. El programa, el sistema de seguridad o la organización del público serán prácticamente idénticos, pero Ricardo Bustos sabe que por el carácter del Papa, su presencia en Tierra Santa despierta una especial expectativa y la plaza frente a la iglesia de Belén quedará pequeña.
"Cada papa tiene su forma de hacer y está claro que Francisco necesitará un poco más de tiempo porque seguro querrá encontrarse con la gente y saludar. Nos preocupa la cuestión del espacio. Seguro habrá fieles que vengan de otros países, pero no hay que olvidar que la prioridad del Papa son las comunidades de acá que no tienen ni los medios financieros ni la libertad de movimiento para ir a Roma a verlo", considera.
La Tierra Santa curte, enseña a ser paciente y convierte a los franciscanos, encargados de la custodia de los lugares santos, en una especie de "cuerpo diplomático" que cuida con esmero sus relaciones con Israel y la Autoridad Nacional Palestina. La Iglesia de la Natividad de Belén vivió momentos muy duros. Nadie en Belén olvida que, en 2002, activistas palestinos se refugiaron en la basílica durante días y los tanques israelíes llegaron hasta la puerta del templo.
"Pero ni siquiera en aquellos días los frailes tomaron partido. Nosotros trabajamos silenciosamente y acompañamos a la gente sin crear divisiones, aunque a veces la tentación de estar de una parte u otra sea grande. Pero en un conflicto no sufre sólo una parte, sufren las dos", recalca Ricardo Bustos, sin perder su tono sereno.
El Papa llegará a Tierra Santa el 24 de mayo con un mensaje especial sobre la necesaria unión de las iglesias y en Belén, recuerda el franciscano, tendrá la oportunidad de ver y sentir cómo una basílica se divide, en un complicado equilibrio, entre católicos, griegos ortodoxos y armenios.
"Pero los conflictos que nos separan vienen de la jerarquía, como pasaba en tiempos de Jesucristo, y eso el Papa lo sabe", asevera el fraile.
"La repartición física es complicada. Aquí en este altar donde está la estrella con una inscripción latina, pueden celebrar sólo los griegos ortodoxos y armenios, y aquí, a un costado, en una parte del pesebre, celebramos nosotros, los católicos. En un espacio muy reducido estamos los tres", muestra.
Antes de despedirse, Ricardo Bustos admite que le hubiera gustado recibir a su compatriota de una manera menos protocolar. "El 25 de mayo es fiesta patria en la Argentina y ese día nosotros comemos asado y empanadas. Me hubiera encantado compartir eso con el Papa. ¡Pero estamos en Belén!", suspira, lanzando una carcajada.
El argentino que custodia Belén
El fraile franciscano Ricardo Bustos, de 56 años, nació en Río Tercero, Córdoba, y desarrolló la mayor parte de su ministerio en Tierra Santa.
En Belén, es el superior de los franciscanos que custodian la iglesia de la Natividad, en el sitio donde la tradición afirma que nació Jesucristo; allí recibirá al papa Francisco, el 25 de mayo próximo.
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