Los extranjeros huyen de España y dañan su economía
Su partida no ayuda a reducir el desempleo y perjudica el consumo y la tasa de natalidad
MADRID.- Los extranjeros abandonan España. La intensidad de la diáspora varía según las fuentes, pero el movimiento no deja dudas. El año pasado, 126.227 extranjeros dejaron el país, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El dato es la evidencia de que España está perdiendo el principal activo de cualquier nación: las personas.
Esta salida sólo deja problemas. Apenas reduce la tasa de desempleo, golpea al consumo en segmentos valiosos, complica la financiación de las pensiones, envejece más la población, debilita el anémico mercado inmobiliario y no rebaja el gasto en salud. Por el contrario, priva al país de una generación de jóvenes y emprendedores educados con fondos públicos.
El problema para analizar los retornos es que no existen estadísticas precisas. Joaquín Recaño, investigador del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona, trabaja con las suyas. Y parte de un hecho inquietante: sólo se sabe adónde va el 24,5% de los emigrantes. El 26,7% de los ecuatorianos que salieron de España en 2011 volvieron a su país de origen. Otra certidumbre es que un 32% de los latinoamericanos que retornan tienen la nacionalidad española.
El movimiento es tan complejo que quizás haya que recurrir a los grandes números, como los de Comisiones Obreras (CC.OO.), para tener una idea precisa. El sindicato estima que entre 2009 y septiembre de 2012 se marcharon 1.574.722 extranjeros.
Esta diáspora tendría que haber supuesto un alivio para el desempleo. Pero, contra todo pronóstico, el movimiento de salida lo compensó otro en sentido contrario y de una magnitud (1.548.855 personas) similar.
Esta paradoja responde a "un descontrol de los flujos migratorios", observa Carlos Martín, economista de CC.OO. "Habría que intentar, al menos en esta etapa de recesión, que no siguieran llegando trabajadores, porque eso repercute en los propios inmigrantes, ya que ocupan el escalafón laboral más bajo, que es donde existe mayor presión."
Ahora bien, con un mercado de trabajo casi cerrado (salvo para los trabajadores golondrina), ¿cómo se explica este movimiento? Carmen González, investigadora principal del Real Instituto Elcano, cree "que la mayor parte de las entradas corresponde a reagrupaciones familiares". Es una sospecha. Porque no se publican los datos de los permisos concedidos por este motivo. Evidentemente, este movimiento migratorio bloquea el regreso. ¿Pero de quién? ¿Y de cuántos?
Los demógrafos se quejan de que las cifras sobre el retorno son opacas. Por eso, otros analistas, como Amparo González, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), también recurren a sus propios números. La fotografía que obtiene confirma el intenso abandono. Entre 2007 y 2011, unos 600.000 latinoamericanos partieron de España. Y de nuevo surge una sorpresa. Quienes más retornan en términos relativos (en valores absolutos son los ecuatorianos, al ser la comunidad más numerosa) son brasileños (casi 14 bajas por cada 100 empadronados), chilenos (10) y argentinos (10). Los que menos, ecuatorianos y cubanos.
Debido al desorden demográfico, es imposible aprovechar esa corriente de retorno espontánea para establecer lazos comerciales con quienes vuelven. "Se pierden oportunidades de negocio y también capital humano, que en muchos casos se ha formado con dinero público", reflexiona Amparo González.
Por si fuera poco, la partida de extranjeros no está sirviendo para aliviar la tensión sobre el desempleo. Además, está generando un grave problema añadido. "En el inicio de los flujos migratorios, quienes primero se marchan son los mejores [en términos laborales]", reconoce González, del CSIC.
Así que la visión que surge es la de una población española más envejecida, que pierde talento propio y ajeno y que no rebaja su presión sobre el desempleo. Además, esta diáspora tiene una "repercusión directa en la baja en la natalidad, en la caída de la formación de hogares y en el descenso del consumo", describe Sara Baliña, economista de Analistas Financieros Internacionales (AFI).
La salida de tanta gente no alivia las arcas públicas, como algunas voces pregonan. Según el estudio Inmigración y Estado de bienestar en España, de La Caixa, menos del 1% de los perceptores de pensiones son foráneos y apenas absorben el 5% del gasto sanitario. Estas nuevas corrientes demográficas iluminan la magnitud del cambio social que vive España. Se ignoraba, por ejemplo, que los latinoamericanos al nacionalizarse no reducen su propensión a abandonar el país. Esto es trascendente porque supone el nacimiento de una nueva población española. La más móvil de la historia.
- 600.000
Latinoamericanos dejaron España
Entre 2007 y 2011; el 32% contaba con la ciudadanía española
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