Los diplomáticos del mundo ven cada vez más a China como un antagonista en la escena global
En las reuniones de muchos líderes y diplomáticos globales surgen tensiones por China, mientras el gobierno de Pekín juega cada vez más del lado de Rusia
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NUEVA DELHI.- Los máximos representantes diplomáticos de cuatro grandes naciones de Asia-Pacífico se reunieron el viernes en Nueva Delhi para discutir temas regionales, y uno de ellos llegó con un mensaje directo para el mastodonte cuya sombra tiñó todas las charlas.
“China debe actuar de acuerdo a las instituciones, los estándares y las leyes internacionales” para evitar conflictos, dijo el canciller de Japón, Yoshimasa Hayashi, en un panel abierto del que también participaron sus contrapartes de Estados Unidos, Australia y la India.
Es un reclamo que todos los funcionarios presentes en el escenario ya han hecho en numerosas ocasiones. Aunque la guerra en Ucrania dominó las conversaciones diplomáticas durante todo el año pasado, el dilema de cómo lidiar con una China cada vez más taxativa siempre está presente, y para muchos países en un problema mucho más espinoso que las relaciones con Moscú. Y todos ellos suscriben el encuadre de la situación que plantearon el presidente Joe Biden y sus colaboradores: China es el mayor desafío a largo plazo, y el único país con el poder y los recursos para remodelar en provecho propio el orden global liderado por Estados Unidos.
En el centro de esa encrucijada está el hecho ineludible de que Estados Unidos y sus aliados mantienen profundos vínculos comerciales y económicos con China a pesar de la escalada de fricciones ideológicas y preocupaciones de seguridad con el presidente Xi Jinping y el Partido Comunista chino.
Para Biden y su equipo, esas tensiones quedaron en el centro de la escena en las últimas semanas, cuando un globo espía chino a la deriva sobrevoló Estados Unidos continental y según fuentes de inteligencia norteamericana, China estaría considerando enviar armas a Rusia para su guerra en Ucrania. Esa perspectiva hizo que los diplomáticos de Estados Unidos, sus socios y sus aliados hicieran advertencias a sus colegas chinos, también en la reunión de Nueva Delhi.
Tal vez el mejor resumen de las preocupaciones que genera la creciente discordancia de China y Rusia en el escenario internacional haya sido el lamento del primer ministro indio, Narendra Modi, quien aseguró que “el multilateralismo actualmente está en crisis”.
“La gobernanza global ha fracasado en sus dos mandatos, de prevenir las guerras y alentar la cooperación internacional”, dijo Modi en un discurso en video durante la cumbre de los máximos diplomáticos del grupo G20, que reúne a las mayores economías del mundo, incluidas Rusia y China.
Los cuatro países de la región Asia-Pacífico que participaron al día siguiente de la conferencia multilateral anual Diálogo Raisina conforman la asociación Quad, reflotada en 2017 después de muchos años de inactividad, básicamente por la preocupación estratégica que comparten esos países respecto a China. Pero en una señal del delicado equilibrio que intentan lograr en sus relaciones con Pekín, en sus declaraciones públicas los diplomáticos se ocuparon de recalcar que el Quad no es una organización militar o de seguridad. Hayashi fue el único panelista que se refirió a China, y solo después de que el moderador del panel se lo solicitara.
La declaración conjunta de Diálogo Raisina publicada más tarde no menciona a China, aunque muchos puntos, incluido el tema de la “paz y la seguridad en el dominio marítimo”, obviamente iban dirigidos a las políticas de Pekín.
En la conferencia del G-20 que se realizó previamente, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Qin Gang, y el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, operaron juntos como saboteadores de la reunión.
Ambos se opusieron a dos párrafos del borrador de comunicado de consenso, el primero de los cuales criticaba directamente la guerra de Rusia en Ucrania. Aunque los líderes del G-20 habían aprobado los mismos dos párrafos en el documento consensuado de la reunión del año pasado en Bali, ahora China se atrincheró con Rusia para sabotear tanto el comunicado de esta semana como uno similar que se propuso en la reunión de los ministros de economía de los países del G-20 celebrada a fines de febrero en Bangalore, India.
El segundo párrafo del comunicado al que se opusieron no mencionaba a Rusia ni a Ucrania. Simplemente decía que todas las naciones acordaron defender los principios de las Naciones Unidas sobre el derecho internacional humanitario, “incluida la protección de los civiles y la infraestructura en los conflictos armados” y prohibiendo “el uso o la amenaza de uso de armas nucleares”.
En privado, algunos diplomáticos se mostraron sorprendidos de que China no haya reiterado su adhesión a tales principios básicos, lo que obligó a la conferencia a emitir una declaración de rango inferior y solo rubricada por el presidente de la cumbre. La postura del canciller chino pareció confirmar el temor de que su gobierno está dispuesto a ponerse del lado de Rusia en los foros diplomáticos internacionales, incluido el Consejo de Seguridad de la ONU, para socavar o bloquear políticas y acciones respaldadas por la gran mayoría de las naciones.
“Rusia y China fueron los únicos dos países que dejaron en claro que no firmarían ese comunicado”, dijo con toda intención el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, en una conferencia de prensa del jueves por la noche, y agregó estar de acuerdo con Modi “en los verdaderos desafíos que enfrenta el sistema multilateral”.
Blinken también señaló que en el Consejo de Seguridad de la ONU, “tenemos dos países en particular que tienden a bloquear los esfuerzos del Consejo para abordar algunas de las preocupaciones globales más urgentes”.
El funcionario norteamericano también se mostró escéptico sobre el impulso de Pekín a las negociaciones de paz por la guerra en Ucrania, y dijo que los funcionarios chinos simplemente están generando una cortina de humo para ganar tiempo mientras Rusia avanza con sus ataques.
Los funcionarios chinos dicen estar más que dispuestos a cooperar con los países en el sistema global, y culpan a Estados Unidos de fogonear las divisiones con su “mentalidad de Guerra Fría”.
China está lista para trabajar con las otras naciones del G-20, “redoblando su compromiso con la solidaridad y la cooperación, y desempeñando un papel más importante en el abordaje de los principales desafíos económicos y financieros del mundo”, dijo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Mao Ning, en una rueda de prensa del jueves en Pekín, mientras se inauguraba el Diálogo Raisina en Nueva Delhi.
Tras los comentarios críticos de Blinken, el viernes Mao Ning dijo que el canciller Qin había instado a las naciones del G-20 a participar en un “multilateralismo real” y evitar “la política del poder y los bandos de confrontación”. El vocero diplomático agregó que el G-20 no era el lugar apropiado para discutir sobre Ucrania y tildó al grupo Quad de “círculo pequeño y cerrado”.
Mao Ning también arremetió contra el anuncio del Departamento de Comercio de Estados Unidos de que empezará a restringir el comercio con 28 entidades chinas a las que acusa de violar las sanciones norteamericanas, que incluyen prohibiciones a la exportación de tecnología nuclear y misilística. Según el vocero diplomático chino, esa jugada demuestra que Estados Unidos está haciendo todo lo posible “para aplastar a las empresas chinas”.
Para los líderes mundiales, esas incontenibles tensiones son una prueba más de que el sistema internacional se está partiendo en bloques, y de que el urgente ruego de Modi a los diplomáticos en realidad cae en oídos sordos: “No se concentren en lo que nos divide, sino en lo que nos une”, les reclamó el mandatario indio esta semana.
Por Edward Wong
Traducción de Jaime Arrambide
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