Los desafíos que le esperan a Donald Tusk, el primer ministro que le dio una bofetada al ultranacionalismo en Polonia
El nuevo primer ministro polaco tendrá la ardua tarea de hacer volver al país a la senda democrática, mientras convive con el presidente Andrei Duda
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PARIS.- Designado primer ministro el lunes por la noche, el pro-europeo Donald Tusk tendrá la ardua tarea de hacer volver a Polonia a la senda democrática, de la cual se alejó durante los ocho años de “iliberalismo” de sus predecesores. Un gran suspiro de alivio para la Unión Europea (UE) y un auténtico desafío para Tusk, ya que el presidente polaco, Andrei Duda, miembro del ultranacionalista Derecho y Justicia (PiS), intentará crearle todos los obstáculos posibles.
Un capítulo se cerró esta semana en la historia poscomunista de Polonia. Rompiendo con ocho años de democracia “iliberal” y de nacional-populismo, este lunes el Parlamento polaco, dominado por una mayoría democrática y pro-europea, eligió primer ministro al liberal-centrista Donald Tusk, tras un voto de censura contra el gobierno de Mateusz Morawiecki. Una bofetada sin sorpresa contra el poder saliente de PiS, perdedor en las elecciones legislativas del 15 de octubre, en la cual la coalición pro-europea liderada por Tusk obtuvo 248 de las 460 bancas del parlamento.
El partido nacional-conservador que dirigía Polonia desde 2015 se dedicó durante todos esos años a un verdadero trabajo de debilitamiento de los contrapoderes democráticos. Desde que llegó al gobierno, el PiS sometió al tribunal constitucional a constantes violaciones, y subordinó políticamente a varios tribunales de derecho común, como el Consejo Nacional de la Magistratura, responsable de la nominación de los jueves. Tampoco escapó a esa politización la Corte Suprema, mientras que los magistrados que osaron levantar la voz para preservar su independencia fueron marginalizados, suspendidos sin salario o retrogradados. En numerosas ocasiones, la Corte de Justicia Europea se pronunció contra esas violaciones a la independencia de la justicia.
En todo caso, el desafío es enorme para Donald Tusk, quien ya anunció sus deseos de que Polonia vuelva a respetar los tribunales europeos. Una de las prioridades de su futuro gobierno será el restablecimiento del Estado de derecho. Y ya son numerosos los proyectos de ley en ese sentido, preparados por diferentes organizaciones de la sociedad civil, listos para ser aceptados. Pero, ¿qué hacer con centenares de nombramientos políticos efectuados desde 2015? ¿Cómo apartar a los jueces instalados en forma ilegal? Tratando de recuperar la independencia de la justicia, ¿no existe el riesgo de caer en una actitud de venganza, a imagen de las derivas o purgas que fueron la marca de fábrica del PiS? El debate agita a los juristas polacos desde hace dos meses.
El problema es que el restablecimiento democrático deseado por Tusk y su mayoría podría tropezar con la realidad política polaca, pues el margen de maniobra de la nueva coalición sigue siendo limitada. La razón: Andrei Duda, miembro del PiS, sigue a cargo de la presidencia por lo menos hasta las próximas elecciones de 2025.
Y esa cohabitación podría ser caótica: armado con el derecho a veto presidencial, ¿decidirá Duda obstruir las iniciativas legislativas, sobre todo cuando él mismo fue el artesano del desmantelamiento de la independencia del sistema judicial?
Donald Tusk repite una y otra vez: quien haya violado la ley durante el gobierno del PiS “deberá responder por ello”. A fines de noviembre, cuando el PiS trataba por todos los medios de permanecer en el poder, la Dieta [Parlamento] -mayoritariamente democrática- votó la creación de comisiones de investigación parlamentarias para una serie de escándalos que marcaron estos últimos ocho años de ultranacionalismo.
“La opinión pública o al menos la parte más crítica de ella, espera ahora una suerte de ‘flagelación’ contra el PiS”, analiza Anna Paczesniak, politóloga de la universidad de Breslavia.
Nombramientos desproporcionados, gastos masivos de último momento, presunta destrucción de documentos comprometedores… Estas últimas semanas el partido de Jaroslaw Kaczysnki trató de eternizar su control dentro de las instituciones, muchas de ellas dependientes de los fondos públicos.
En el terreno social, el derecho al aborto (interrupción voluntaria del embarazo, o IVE), drásticamente restringido por el PiS, también figurará entre las cuestiones más espinosas de la coalición. Si bien todos sus integrantes declaran su voluntad de invalidar la decisión del Tribunal Constitucional de 2020 -según la cual la IVE por malformación del feto es contraria a la ley fundamental-, la izquierda y la coalición cívica quieren liberalizarla hasta la semana 12, mientras los diputados más conservadores prefieren consultar la cuestión por vía referendaria.
Donald Tusk tendrá que resolver el problema de la máquina audiovisual pública, convertida en un órgano de propaganda del PiS. En bambalinas, se afirma que TVP y Polskie Radio -la televisión y la radio públicas- podrían ser liquidadas, antes de que un nuevo servicio público vea la luz, con otro nombre.
Negociaciones con la UE
Pero todos los ojos del continente están puestos en los primeros pasos de Donald Tusk a nivel europeo. El nuevo primer ministro, expresidente del Consejo Europeo, órgano que reúne a todos los presidentes y primeros ministros de la Unión Europea (UE), aspira a reanudar el diálogo con la Comisión Europea, pero también a obtener el desbloqueo de los 35.000 millones de euros del plan de reactivación post-Covid y los cerca de 76.000 millones de euros del llamado fondo de cohesión no transferidos al país por Bruselas debido a su mala conducta.
Para ciertos especialistas, sin embargo, la alegría que provocó “el retorno de Polonia” al seno de la UE podría ser demasiado optimista. Sobre todo si sus socios europeos esperaban que el nuevo gobierno no suscitara inquietudes a nivel regional.
“Tusk ya mostró sus cartas, declarándose escéptico en cuanto a las propuestas de modificación del Tratado Europeo. Aun cuando no piense bloquear todo, como lo hizo el PiS”, analiza Anna Paczesniak.
En lo inmediato, más de un dirigente del bloque espera con beneplácito el gran retorno de Tusk a la escena europea a partir de mañana (jueves), en el marco de una cumbre europea ampliamente dominada por la cuestión ucraniana (ampliación, apoyo financiero, etc.). En ese terreno, todos esperan un Tusk decididamente proactivo en favor de Kiev.
La toma de funciones oficial, que se realizará probablemente mañana permitirá al expresidente del Consejo Europeo viajar a Bruselas el mismo día para asistir a esa cumbre que se anuncia crucial.
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