Los conflictos, riesgos y elecciones que dejarán su marca en 2020
La tensión entre EE.UU. e Irán es la que capta, hasta ahora, la atención internacional, pero este año habrá otras situaciones cruciales, como el Brexit, el desafío norcoreano y la guerra en Siria; Bolivia y Brasil afrontarán comicios, y Chile, un referéndum constitucional
PARÍS.- Toda reflexión seria sobre las perspectivas de los actuales conflictos mundiales para 2020 debería haber empezado por preguntar si este año será el de una nueva negociación entre Estados Unidos e Irán sobre el jaqueado acuerdo nuclear. Pero, como todos los parámetros del equilibrio estratégico global estallaron en pedazos desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca, parece más sensato preguntarse si los próximos 12 meses lograrán evitarle al planeta un enfrentamiento de impredecibles consecuencias entre ambos países.
Por esa misma razón también es difícil predecir qué sucederá con Siria y su interminable guerra, en la que participan, directa o indirectamente, todos los actores de las tensiones actuales en Medio Oriente. ¿Y qué pasará con Libia, cuya creciente desintegración está en vías de transformarse en desastre geopolítico, debido a los enfrentamientos de caudillos internos y, sobre todo, a la intervención de potencias extranjeras -como Turquía o Rusia- que ven a ese castigado país como una pieza más de sus ambiciones imperiales?
La errática política exterior de Trump también hace plantear dudas sobre el futuro de las negociaciones con Corea del Norte. ¿Será respetado el acuerdo de desnuclearización varias veces elogiado por el magnate o los nuevos misiles estratégicos volverán a amenazar a Estados Unidos? Las últimas declaraciones de Kim Jong-un, el impredecible dictador norcoreano, parecen confirmarlo.
Hay pocas dudas de que Asia seguirá sacudida este año por los reclamos democráticos de millones de jóvenes en Hong Kong. Esta vez fue China, otra potencia global, la que intentó contener la protesta ejecutando una política totalmente ineficaz hasta fines de 2019. Pekín, no obstante, parece dispuesto a cambiar.
Europa habrá dejado de ser la misma el 31 de enero, cuando Gran Bretaña abandone la Unión Europea (UE) para empezar, por primera vez en 48 años, una nueva vida independiente. El proceso, sin embargo, estará lejos de haber concluido con ese Brexit político.
Entre movimientos sociales y elecciones diversas, tampoco será un año tranquilo para América Latina. A la dramática situación social en Venezuela, se sumarán elecciones en Bolivia -donde planeará la sombra de Evo Morales-, un referéndum constitucional en Chile para responder a la ira popular, y elecciones municipales en Brasil, un auténtico test para el presidente Jair Bolsonaro.
Una rápida escalada de consecuencias aún imprevisibles
¿Insensatez o incapacidad de comprender cómo funciona el mundo? Tras meses de tensión con Teherán, Donald Trump decidió eliminar a un influyente general iraní con misiles. Qassem Soleimani había profundizado la influencia del régimen desde Irak al Líbano, pasando por Siria y Yemen. Obligado a reaccionar para no perder toda credibilidad frente a sus aliados y dar razón a la Casa Blanca, el líder supremo, Ali Khamenei, respondió con un ataque a dos bases norteamericanas en Irak. La respuesta de Trump fue mesurada: más sanciones a dirigentes iraníes y a la economía del país.
En todo caso, el asesinato de Soleimani logró unir facciones iraníes, desde las más duras hasta las más reformadoras. Y lo mismo sucedió en la región. Aunque otro episodio inesperado volvió a encender una chispa en Irán: la admisión de que un misil iraní derribó un avión de pasajeros ucraniano generó protestas contra el régimen.
Pase lo que pase, la muerte de Soleimani marca un hito en la confrontación entre Washington, sus aliados y Teherán desde que, en 2018, Trump decidió abandonar el acuerdo nuclear firmado en 2015. La política de "máxima presión" de la Casa Blanca se topó con una de "máxima resistencia", acompañada de un abandono progresivo de las obligaciones del pacto.
Luisa Corradini
La novela del Brexit tendrá un hito, pero con negociaciones abiertas
Mala noticia para aquellos que no siguieron los últimos episodios del culebrón Brexit: aunque Gran Bretaña se apresta a dejar la Unión Europea (UE) el 31 de enero, las negociaciones están lejos de terminar.
Es verdad, tras el triunfo de Boris Johnson en las elecciones legislativas del 12 de diciembre, la Cámara de los Comunes –ampliamente controlada por el primer ministro conservador– ratificó el acuerdo de salida y, salvo sorpresa, el Parlamento Europeo hará lo mismo. Así, el 31 de enero, por primera vez un país miembro habrá dejado la UE y ya no tendrá ni diputados europeos ni comisarios en el bloque.
Pero esta será solo una primera etapa. Después se abrirá un período de transición de 11 meses durante el cual nada cambiará en la vida cotidiana. Las reglas económicas seguirán siendo las mismas, no habrá derechos de aduana ni controles en las fronteras. Eso dará a ambos protagonistas el tiempo de negociar su futura relación –un acuerdo de libre comercio entre Bruselas y Londres– que debería entrar en vigor el 1º de enero de 2021.
A partir de ese momento, todo es posible: el Reino Unido podría quedar alineado a las reglas europeas (como Noruega) o cortar todos los lazos y comerciar según las reglas de la OMC.
Luisa Corradini
Corea del Norte, entre el desafío nuclear y la asfixia económica
El líder norcoreano, Kim Jong-un, anunció el fin de la moratoria sobre los ensayos nucleares y de misiles balísticos intercontinentales que su país observaba después de su primer encuentro con Donald Trump, en 2018. "No tenemos ninguna razón para seguir obligados en forma unilateral a ese compromiso. El mundo pronto descubrirá una nueva arma estratégica que posee Corea del Norte", advirtió la agencia estatal KCNA.
Ante el comité central de su Partido de los Trabajadores, el dictador prometió una acción "alucinante" contra Estados Unidos, país que "formula exigencias contrarias a nuestros intereses fundamentales y adopta un comportamiento de delincuente".
La razón de ese cambio de actitud de Kim reside en la constatación de que las sanciones internacionales que pesan sobre su país –al borde de la asfixia económica–no serán levantadas rápidamente. Según las estimaciones del Banco Central de Corea del Sur (Pyongyang no publica estadísticas), el PBI norcoreano se contrajo 4,1% en 2018, su mayor caída desde 1997.
El presidente norteamericano restó importancia a las amenazas, al afirmar que aún cree en Kim: "Firmamos un acuerdo que habla de desnuclearización", explicó.
Luisa Corradini
Desde la Argentina, Evo apuesta a un triunfo de su partido
Luego de la crisis desatada por los resultados de las elecciones del 20 de octubre, que derivaron en protestas y la salida de Evo Morales del poder, el 3 de mayo Bolivia decidirá si entrega el mando al heredero que designe el hombre que cambió el rumbo del país en los últimos 14 años, o le cobra la cuenta por sus errores de los últimos años.
Ni siquiera la oposición al expresidente Evo tiene grandes reproches al programa económico del país que más creció en la región en los últimos cinco años. Pero su obsesión por eternizarse en el poder hizo que el proyecto personal terminase por opacar su exitoso programa.
Evo, refugiado en la Argentina tras dejar la presidencia, ya no puede presentarse como candidato. Perdió poder entre propios y ajenos, y su Movimiento al Socialismo (MAS) corre el riesgo de fracturarse. El expresidente no oculta su preferencia por Andrónico Rodríguez, de 30 años. Pero para otros es "innegociable" la candidatura del excanciller David Choquehuanca.
Desde la oposición, confirmaron su postulación del expresidente Carlos Mesa, segundo en las elecciones, y la dupla Luis Camacho-Marco Pumari, líderes cívicos que encabezaron las protestas contra Evo. Por ahora los sondeos dan una paridad entre el MAS y Mesa.
Rubén Guillemí
Un examen electoral para Bolsonaro... y también para Lula
No será un año sosegado en Brasil. Después de haber capeado los serios problemas de articulación política y una economía alicaída que empezó a mostrar señales positivas, el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro volverá al barro electoral.
Las elecciones municipales de octubre próximo serán un desafío para el mandatario, que tras haber dejado el Partido Social Liberal aspira a probar la flamante Alianza Para Brasil (dependerá de si llega a tiempo con los avales). Aunque Bolsonaro no aparecerá en ninguna boleta, apalancará candidatos, testeará su popularidad y, con ella, las chances de una reelección en 2022.
También será una prueba sobre la capacidad de Luiz Lula da Silva –desde su libertad– de erguir otra vez a la izquierda como una alternativa electoral luego de la peor derrota en dos décadas, en 2018.
El gobierno de Bolsonaro puede enfrentar dificultades en el trámite de la reforma tributaria y la administrativa, dos proyectos complementarios a la reforma de las jubilaciones, tendientes a achicar las cuentas públicas. Las iniciativas corren riesgo de naufragar ante un Congreso con los ojos en los comicios.
Marcelo Silva de Sousa
Del estallido social a un referéndum constitucional en Chile
Sebastián Piñera sabe que pasará a la historia por haber sido el presidente al que le estalló la mayor crisis social de Chile desde el regreso de la democracia. Nunca olvidará ese 18 de octubre en el que Santiago ardió cuando se destapó una olla a presión colmada de reclamos ante un sistema desigual que surge desde las bases de la Constitución.
Aunque le costó, el presidente conservador inició el camino para reemplazar esa Constitución de la dictadura de Pinochet, que le asigna un rol subsidiario al Estado en la provisión de servicios básicos, motivo detrás de las protestas.
Mientras la coalición oficialista cruje por las posturas ante el eventual reemplazo de la Carta Magna, con una derecha que ya manifestó su rechazo, las encuestas anticipan que el sí tendrá un claro triunfo en el plebiscito del 26 de abril. Piñera ya advirtió que el proceso constituyente "no es una vara mágica que resolverá todos los problemas", pero confió en que servirá para "dejar atrás la violencia y las divisiones". ¿Será así?
"Será clave mirar de qué modo este proceso puede canalizar la multiplicidad de demandas. El riesgo, bastante grande, es que exista una brecha entre las expectativas generadas y la capacidad de las elites de dar una respuesta", opinó Federico Merke, de la Universidad de San Andrés.
Julieta Nassau
Libia, un desastre geopolítico a las puertas de Europa
Un desastre geopolítico se desarrolla en las postrimerías meridionales de Europa ante la mirada impotente de la comunidad internacional. El teatro libio, presa de un caos incesante desde 2011, amenaza con explotar en una conflagración regional de imprevisibles consecuencias para la región.
Como en la crisis siria, las fracturas internas de ese gigante de África del Norte, dividido entre dos poderes rivales –Tripolitania (oeste) contra Cirenaica (este)–, son explotadas y profundizadas por injerencias extranjeras en plena escalada.
Uno de los protagonistas de esa internacionalización del conflicto es Recep Tayyip Erdogan, que conjuga su deriva autoritaria con una tentación expansionista cada vez más grande en el Mediterráneo oriental. El líder turco expresó su voluntad de enviar tropas en apoyo del Gobierno de Acuerdo Nacional de Faiez Sarraj, basado en Trípoli.
Rusia también decidió participar en el conflicto, al ayudar al mariscal disidente Khalifa Haftar. El hombre fuerte del este libio también es apoyado por un eje regional (Egipto, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos). Si el país se dividiera y quedara en poder de Moscú y Ankara, como pasó en el norte de Siria, los europeos, impotentes hasta ahora, pagarán el precio de su propio fracaso.
Luisa Corradini
La crisis interminable, con una renovada pulseada política
Solo habían pasado cinco días de este año y el chavismo ya había impactado al mundo con su primer puñetazo de realidad: un golpe legislativo para arrebatar el Parlamento a la mayoría opositora y a Juan Guaidó, el joven político que se atrevió a desafiar a Nicolás Maduro el año pasado. Para dejar claro que su plan es el mismo: mantener el poder al precio que sea. Los 12 meses que restan serán testigos de esta pulseada desigual, que acabará con una convocatoria a elecciones parlamentarias que el gobierno quiere ganar cueste lo que cueste pese a no contar con respaldo popular.
Maduro mantendrá el mismo guion desde que llegó al poder, de hecho ya llamó al Foro de San Pablo para que acuda a Caracas el próximo 22. Maduro pretende mantener su hegemonía dentro y ayudar a sus aliados afuera, convertido ya en gran agitador de las protestas y haciendo oídos sordos a las condenas por la constante violación de derechos humanos.
Poco importa que, como dijo Maduro, "gracias a Dios" la economía se haya dolarizado, a excepción de los salarios. En lo que va del año el dólar dobló su valor en bolívares. La nueva ola migratoria ya busca cómo salir del país: a final del año ya habrán escapado 6,5 millones de ciudadanos, según la ONU.
Daniel Lozano
Del año menos mortífero a un rebrote de la guerra en Siria
Desde que comenzó el conflicto, en marzo de 2011, 2019 fue el año menos mortífero en Siria, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres. En los últimos 12 meses murieron 11.215 personas. Entre las 3473 víctimas civiles hubo 1021 chicos.
Desde 2015, el poder sirio, apoyado por sus aliados rusos e iraníes, multiplicó las victorias frente a los rebeldes y los jihadistas hasta retomar el control de más del 60% del país. Pero el conflicto, que provocó más de 370.000 muertos y lanzó al camino del exilio a millones de sirios, parece no tener fin.
Varias líneas de frente se inflamaron en 2019, sobre todo en el este del país, donde los combatientes kurdos y árabes, apoyados por una coalición internacional conducida por Washington, proclamaron en marzo el fin del califato de Estado Islámico (EI). Durante el verano boreal, el régimen sirio, sostenido por la aviación rusa, intensificó los bombardeos en la provincia de Idlib, dominada por otros jihadistas. En el nordeste, el vecino turco y sus secuaces sirios lanzaron una ofensiva para alejar de la frontera a los combatientes de la principal milicia kurda siria, considerada por Ankara un grupo "terrorista", aunque aliada de los occidentales en la lucha contra los islamistas.
Luisa Corradini
Hong Kong mantiene en alto su protesta contra el dominio chino
Más de un millón de manifestantes pro-democracia desfilaron el 1º de enero en Hong Kong, esperando dotar de una nueva energía al movimiento en 2020, mientras policías y estudiantes volvían a enfrentarse en las calles. Desde junio de 2019, la excolonia británica vive la crisis más grave desde la transferencia de soberanía a Pekín en 1997. La protesta para obtener reformas democráticas incluyó marchas pacíficas que reúnen millones de personas, pero también violentos enfrentamientos entre manifestantes y policías.
El movimiento vivió un período de calma después de la victoria aplastante de los candidatos prodemocracia a fines de noviembre en las elecciones locales, percibidas como una consulta sobre la gestión de la crisis por el gobierno local, apoyado por Pekín.
Hasta el momento, esas reivindicaciones fueron rechazadas por el Ejecutivo hongkonés, fiel a Pekín y dirigido por Carrie Lam. Pero las cosas podrían cambiar rápidamente con la designación de Luo Huining como jefe de la representación china en Hong Kong. Esa decisión constituye un gesto político de gran importancia por parte de Pekín desde que empezó la agitación. Luo es un experto en gestión de crisis cuya tarea principal será poner punto final a las protestas.
Luisa Corradini
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