Los colorados preparan su regreso
El partido que dominó el país en el siglo XX busca volver de la mano del empresario Horacio Cartes
País difícil de entender, Paraguay. Un líder como Federico Franco aceptó una presidencia que frustra su futuro político. Y su partido, el Liberal Radical Auténtico (PLRA), dio apoyo a un "golpe legislativo" que despeja el camino para el regreso al poder del Partido Colorado, el mismo que los liberales lograron desalojar hace cuatro años luego de un siglo de hegemonía.
"La jugada del golpe parlamentario les salió bien a los colorados", dijo, en diálogo telefónico con LA NACION, el histórico líder liberal Domingo Laíno, ex candidato presidencial que enfrentó a la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) y que hoy está distanciado de la línea que dirige su agrupación.
Según Laíno, firme defensor de la democracia y de la causa de los derechos humanos, ese "partido trasnochado que todavía huele a Stroessner en materia represiva y en cuestiones de corrupción" tiene hoy "grandes posibilidades" de ganar las elecciones de abril próximo.
En efecto, el inesperado quiebre institucional que llevó a Franco al poder interrumpió cualquier posibilidad de que el propio partido del actual mandatario y otras agrupaciones menores vuelvan a formar una alianza como la que puso fin al reinado de los colorados y aseguró la victoria de Fernando Lugo, en 2008. Y, así, la llamada Alianza Nacional Republicana (ANR) ve ahora allanado el camino.
"Todo puede ocurrir en Paraguay", suelen decir los locales sobre su país. Pero casi tres semanas después del apresurado juicio político que concluyó con la destitución de Lugo, las cartas parecen echadas.
Los gobiernos de la región ya aplicaron todas las sanciones que estaban dispuestos a utilizar. Y las movilizaciones opositoras puertas adentro, aunque numerosas, no amenazan la gobernabilidad.
El líder de la flamante agrupación multipartidaria llamada Frente para la Defensa de la Democracia, Ricardo Canese, reconoció a LA NACION que estas marchas tienen sólo un carácter "testimonial". "Nos estamos movilizando miles de personas en todo el país. Lo hacemos para demostrar la gravedad de los hechos, no con la expectativa de que se modifique la situación", dijo.
Después del derrocamiento de Lugo, nada alteró demasiado la calma en Paraguay. En las calles de Asunción y ciudades del interior del país no se ven signos de inquietud o rebeldía. Mucho más que la cuestión institucional, al paraguayo común lo preocupan las señales que muestran una retracción del consumo y un freno en el crecimiento económico.
La mira política está puesta entonces en las elecciones de abril.
El precandidato presidencial de la ANR, Horacio Cartes, el postulante con mayores posibilidades de ocupar el sillón de los López en agosto del año próximo, recordó a LA NACION que él no es un político tradicional, sino que proviene del mundo empresarial. En este sentido mencionó la "eficiencia" como su mejor carta de presentación.
Este empresario ganadero y tabacalero, que empezó a participar en política hace sólo dos años, dijo que la principal causa de la derrota colorada de 2008 fue "el agotamiento de un modelo partidario basado en la clientela y las prebendas".
Por esto, su propuesta se basa en un compromiso de lucha frontal contra la corrupción. "Vamos a ser implacables con la corrupción –dijo–. Porque peor que este flagelo que destruye el tejido moral y social de nuestros pueblos, es la impunidad."
Sin embargo, algunos analistas son escépticos sobre las posibilidades de que el partido haya encarado una verdadera reforma.
"La ANR es un partido pulpo, enquistado en las instituciones del Estado y en el sistema político. Actualmente, tienen 9 de las 17 gobernaciones y cuentan con mayoría en ambas cámaras del Congreso", afirmó Flavia Freidenberg, politóloga de la Universidad de Salamanca, que ha hecho varios estudios sobre los partidos políticos latinoamericanos.
"Por ahora, han renovado sus instalaciones edilicias y su página web. Pero aún no han reformado esa estructura de partido-Estado", agregó con ironía.
Los hechos ocurridos en Paraguay despertaron además un gran debate sobre estos nuevos "golpes democráticos".
"¿Los juicios políticos cumplen las funciones de los antiguos golpes militares?", se preguntó Aníbal Pérez-Liñán, docente en la Universidad de Pittsburgh.
Este experto mencionó a LA NACION la existencia de una especie de "parlamentarización" del sistema, al igual que en Europa, donde los legisladores pueden votar una moción de censura para destituir a un jefe de gobierno.
"Pero las constituciones europeas se basan en el equilibrio de poderes y también le confieren al presidente el poder de disolver el Congreso. Y esto no ocurre en América latina. Por eso la perspectiva en el largo plazo es terrible", concluye Pérez-Liñán.
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