Los “chalecos amarillos” de Chile: vecinos que patrullan sus barrios por temor a saqueos
SANTIAGO, Chile.- Con una estética similar a la del movimiento que lleva meses de protestas en Francia, pero con una finalidad contraria, cientos de personas en Chile se calzan chalecos amarillos para organizar patrullas vecinales por temor a saqueos y robos en sus barrios en medio del conflicto que ya lleva seis días y dejó 18 muertos.
Mientras ambas iniciativas tuvieron el mismo origen –un aumento de precios-, los chalecos franceses – que están por cumplir un año en las calles - encabezan las protestas que han hecho arder puntos emblemáticos de París y los chalecos chilenos, en cambio, buscan frenar esa violencia. O, al menos, impedir que llegue a sus casas.
Desde el pasado fin de semana, cuando Chile entró una espiral de protestas, represión, incendios y saqueos que derivó en un estado de emergencia, vecinos de distintas zonas de esta capital, se organizaron para proteger a sus barrios de eventuales saqueos.
El motivo por el que eligen el emblema amarillo también es similar al de Francia: desde 2016, es obligatorio llevar esos chalecos en los autos por la Ley de Tránsito, por lo que casi todos tienen uno. Y, además, así se diferencian de los eventuales asaltantes.
"En el lugar donde vivo la gente se agrupó y coordinaron turnos de vigilancia nocturna para cuidarnos entre todos, ya que poblaciones más pobres de los alrededores habían amenazado con atacar los barrios y robar todo", dijo a LA NACION Hernán Contreras, un ingeniero de 30 años que vive en Puente Alto, al sur de esta ciudad, una de las comunas donde hubo saqueos hasta anoche.
Contreras había organizado una escapada para el pasado fin de semana a Viña del Mar, pero ese viaje a la playa se vio interrumpido por el estado de emergencia y el toque de queda. "El domingo, familiares y amigos me informaron que continuarían las protestas y que se estaba saliendo todo de control [en Santiago], así que tomé la decisión de regresar y proteger la casa, en caso que alguien tratara de robar", contó el joven.
Desde entonces, coordina por WhatsApp con un grupo de unos cincuenta vecinos –hombres y mujeres- para patrullar durante todo el día, en turnos de cuatro horas, el barrio cerrado donde viven, en el que hay unas 900 casas.
¿Sus armas? "Palos, fierros, bates, escopetas de aire comprimido, armas a balines… Todo lo que pueda servir para defenderse", contesta Contreras. Él no tuvo que usarlos, pero otros "chalecos" detuvieron a unos jóvenes mientras intentaban entrar a una casa. "Los tomaron y les dieron golpes hasta que llegó la policía", relató.
Aunque la ciudad se llena de militares durante el toque de queda, los vecinos de Puente Alto no se sienten protegidos. Los efectivos suelen resguardar la seguridad de locales comerciales, espacios públicos o sedes gubernamentales. "Hay militares, pero no están apoyando los lugares residenciales", expresó, y contó que tras los saqueos a los supermercados en la zona está complicado el abastecimiento.
"Está súper difícil comprar alimentos. Las personas están desesperadas como si el mundo se fuera acabar. Yo tenía algunas cosas en la casa y estoy tratando de usar todo lo que tenía, esperando que esto se normalice pronto", dijo.