Los candidatos hacen sus últimas apuestas por el gran botín: el 30% de indecisos
Muchos electores definirán su voto sobre la hora, lo que dificulta las predicciones en un escenario fragmentado
MADRID.- Abril llegó con una primavera más tormentosa que lo habitual en España y, también, con elecciones generales el próximo domingo de complejo pronóstico en las que derecha e izquierda se sacan los ojos por arañar votos entre el 30% de votantes que aún se declara no decidido.
Una suerte de "partido", el de los indecisos, que se mantiene consistente en ese altísimo nivel, a pesar de que solo faltan tres días para la cita de 36 millones de votantes registrados a las urnas.
Si se convirtiera en "partido", ese bloque de indefinidos estaría casi en condiciones de ganar por sí mismo la puja, ya que su porcentaje supera el caudal de votos que algunas encuestas otorga a agrupaciones que, hasta hace poco, eran mayoritarias, como el Partido Popular (PP) o el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). "Yo todavía no estoy decidido por ningún candidato y creo que me decidiré sobre la hora", es una idea repetida en las calles en las últimas horas.
Luego de llegar al poder en junio pasado por una moción de censura con la que desalojó al expresidente de derecha Mariano Rajoy (PP), el socialista Pedro Sánchez se vio forzado a llamar a elecciones generales, en las que espera ser ratificado.
Pero la fragmentación gana en el escenario electoral, si bien los sondeos lo dan como el candidato favorito para el domingo, en una fuerte puja por dejar atrás a la derecha, a la que presenta como poco menos que un demonio contra el que hay que establecer "un cordón sanitario".
Sobre todo, a partir de la irrupción en escena de la derecha radical de Vox, y la posibilidad de que conforme una alianza de hecho con el conservador PP y con los liberales de Ciudadanos.
El cálculo promedio sobre las encuestas difundidas el lunes pasado, último día habilitado para su publicación, otorgó el primer lugar para el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) con el 29,9% de los votos.
El PP continúa en segundo lugar, con el 21,4%, y le sigue Ciudadanos, con 14,6%. La cuarta posición es para la izquierda radical de Unidas Podemos, con 13,4%, y la quinta para la emergente derecha radical de Vox, con el 9,9%.
El 10% restante se distribuye entre fuerzas minoritarias. La distribución se hace sobre el total de opiniones afirmativas y sin considerar a los indecisos.
Se sabe, por tanto, que será necesario pactar para formar gobierno y es allí donde compiten dos parejas. La declarada y formal de la izquierda, entre PSOE y Podemos, por un lado, y la posible suma de partidos independentistas, incluidos los catalanes.
Del otro lado, la agrupación de hecho entre PP, Ciudadanos y Vox, que no está explicitada, pero que funciona ya de facto en el gobierno regional de Andalucía.
Si en algo coinciden estos tres partidos de difícil convivencia es en que pactar con "quien quiere romper a España" y "los traidores del golpe de Estado", como definen al independentismo catalán, es el peor de los infiernos.
Disputa
Lo que parece descartado es la alianza con la que muchos soñaban y que sumaba al PSOE con los liberales de Ciudadanos. Ambos grupos dijeron que no estaban dispuestos.
Si bien es cierto que terminada la noche electoral mucho de lo prometido se olvida, y los que eran archienemigos de campaña empiezan a mirarse de otro modo, es difícil imaginar que socialistas y los integrantes de Ciudadanos sean capaces de desandar el camino de ruptura.
"Yo con los que pactan con quienes rompen a España no voy ni a la esquina", dijo Albert Rivera, líder de Ciudadanos, en referencia a Sánchez.
"No está en mi cabeza" una alianza con Ciudadanos, dijo, a su vez, el presidente español, que aspira a seguir en el poder.
Ya se sabe que en política todo es posible. Pero ellos mismos parecen haber enterrado de antemano el puente con el que algunos se ilusionaron. La enemistad se les nota hasta en la piel.
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