Los ataques en Medio Oriente aumentan el temor de una expansión de la guerra en Gaza que involucre más a EE.UU.
Los últimos episodios en Irán y el Líbano, incluso con Estado Islámico involucrado, amenazan con elevar el conflicto a un estallido regional
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NUEVA YORK.- Los funcionarios de Estados Unidos, Israel y el Líbano insisten en que muy pocos de los involucrados quieren que la guerra en la Franja de Gaza se extienda hasta devorarse a todo Medio Oriente.
Pero el asesinato de uno de los máximos líderes de Hamas el martes y las muertes de 84 personas en dos explosiones en Irán el miércoles, un atentado que se atribuyó Estado Islámico (EI), amenazan con llevar a Medio Oriente, y a Estados Unidos, al borde del estallido de una guerra regional, precisamente lo que el gobierno del presidente Joe Biden intenta evitar desde los mortales ataques del 7 de octubre de Hamas contra Israel, que dejaron unos 1200 muertos.
Poco después de la explosión de las bombas en Irán, Estados Unidos y 12 de sus aliados le enviaron una advertencia por escrito a otro grupo armado de la región, los hutíes de Yemen, que casi a diario ataca barcos de carga con misiles, drones y lanchas de abordaje.
Hasta ahora, Estados Unidos se ha contenido de tomar represalias contra las bases hutíes en Yemen, en parte porque no quiere arruinar la frágil tregua en la guerra civil que además vive ese país.
Pero ahora los funcionarios de Biden dan señales de que la paciencia se está acabando.
“Que nuestro mensaje ahora quede bien claro: exigimos el fin inmediato de estos ataques ilegales y la liberación de las naves y tripulantes ilegalmente detenidos”, manifestó el gobierno de Biden en el comunicado del miércoles. Un día antes, la gigante de cargas marítimas Maersk había anunciado la suspensión temporaria de sus operaciones en el mar Rojo.
“Si siguen amenazando la vida de las personas, la economía global y el libre flujo del comercio en las cruciales rutas marítimas de la región, quienes cargarán con la responsabilidad de las consecuencias serán los hutíes”, agrega el comunicado.
Pero la advertencia -también firmada por Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelanda, Bahréin, Bélgica, Canadá, Alemania, Dinamarca, Italia, Japón, Singapur y los Países Bajos- se cuida muy bien de no amenazar con una represalia militar. Durante el fin de semana, los helicópteros norteamericanos que se dirigían a socorrer a un carguero de Maersk recibieron disparos de tres embarcaciones hutíes, que fueron hundidas sin que se registraran sobrevivientes.
El lunes, la Marina de Irán anunció el despliegue de una flotilla de buques de guerra en esa vía marítima. El mismo día, el canciller iraní, Hossein Amirabdollahian, le manifestó su “gratitud y aprecio” a un funcionario hutí de visita en Teherán por el apoyo de ese grupo a Hamas, según informó la agencia estatal de noticias iraní IRNA.
Un alto funcionario iraní señaló que el objetivo del envío de esos buques de guerra, que se suman a un barco espía iraní ya desplegado en la región, era dar una clara señal de apoyo a los hutíes y redoblar la apuesta. Pero el funcionario aclaró que la intención de Irán no es que sus barcos se enfrenten a los barcos norteamericanos.
Biden ha dicho que no quiere realizar ataques directos contra los hutíes para evitar una escalada del conflicto en todo Oriente Medio.
“Lo que más nos preocupa desde que empezó este conflicto es lo mismo: que el conflicto se extienda a otros frentes”, dijo el miércoles Matthew Miller, vocero del Departamento de Estado norteamericano.
Amenaza de Hezbollah
El poderoso grupo de milicias libanés Hezbollah ha jurado que el asesinato del martes de Saleh al-Arouri, número dos de Hamas, en un suburbio del sur de Beirut, no quedará sin respuesta. Hezbollah, aliado clave de Hamas, ejerce un control de facto sobre el suburbio donde fue asesinado Al-Arouri, y libra una escalada de enfrentamientos con las fuerzas israelíes desde hace meses.
Más turbias son las circunstancias en torno a las explosiones en un monumento al general iraní Qassem Soleimani, en Kerman, Irán. Si bien Teherán salió de inmediato a culpar a Israel, los funcionarios europeos y estadounidenses dudaron de esa hipótesis, que se las atribuyó el grupo sunnita EI.
El miércoles, el ayatollah Ali Khamenei, líder supremo de Irán, emitió un comunicado culpando del ataque a los “enemigos perversos y criminales de la nación”, pero sin mencionar específicamente a nadie. Khamenei advirtió a los enemigos de Irán “que esta tragedia tendrá una respuesta contundente”.
Dos personas al tanto del debate interno en el gobierno de Irán dicen que el ayatollah les había ordenado a los comandantes militares “tener paciencia estratégica” y evitar llevar a Irán a una confrontación militar directa con Estados Unidos.
Varios funcionarios norteamericanos señalan que todavía no se puede descartar que la guerra se extienda, y agregan que Israel no habría asesinado a Al-Arouri sin cierta convicción de que eso no haría escalar el conflicto en la frontera con el Líbano. Más allá de su origen, como las explosiones en Kerman se produjeron inmediatamente después del asesinato, en Estados Unidos y Europa inevitablemente volvió a presentarse el miedo a una propagación del conflicto.
Los funcionarios israelíes no quisieron comentar sobre el asesinato de Al-Arouri, pero los funcionarios libaneses y estadounidenses lo atribuyen a un ataque de Israel.
A raíz del ataque, el gobierno de Biden empezó a hacer planes para intensificar los contactos diplomáticos con funcionarios del Líbano para evitar que Hezbollah intensifique el conflicto. Para las próximas horas se espera la visita del secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, a Medio Oriente, y el objetivo primordial de su viaje será contener una potencial escalada.
“Con estos hechos, las posibilidades de una guerra regional en Medio Oriente aumentan del 15% al 30%”, dice el almirante retirado James Stavridis, excomandante de la OTAN. “Sigue siendo relativamente bajo, pero más alto que antes, molestamente alto…”, añadió.
La amenaza más seria para contener el conflicto de Gaza irrumpió en escena el martes, con el asesinato de Al-Arouri.
“La pérdida de alguien tan íntimamente involucrado tanto en las operaciones tácticas como en la diplomacia estratégica es un serio revés para Hamas”, dicen Hanin Ghaddar y Matthew Levitt en un análisis que realizaron para el Instituto de Política de Cercano Oriente, con sede en Washington. “Queda por verse cómo reaccionan ante su asesinato los aliados del grupo, especialmente Hezbollah”.
Otros líderes occidentales intentaron poner paños fríos. Poco después del ataque, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo que era “esencial evitar cualquier actitud que lleve a una escalada, especialmente en el Líbano”.
En su comunicación telefónica con Benny Gantz, un opositor del primer ministro Benjamin Netanyahu que se sumó al gobierno de unidad de tiempos de guerra, Macron le dijo que “Francia seguirá transmitiendo ese mismo mensaje a todos los actores de la región que estén directa o indirectamente involucrados”, según el resumen de la conversación que difundió la oficina de prensa del Elíseo.
Eric Schmitt, Julian E. Barnes, Helene Cooper y David E. Sanger
Traducción de Jaime Arrambide
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