Los ases en la manga de Netanyahu
JERUSALÉN.- Barack Obama se lo pidió y Benjamin Netanyahu, sin excesivo convencimiento, dijo "sí" al alto el fuego con los grupos armados de Gaza. El primer ministro dijo haber aceptado "dar una oportunidad al alto el fuego", pero lo hizo sin mucha convicción. Se guardó además varios ases en la manga. El principal, la capacidad de ignorar el pacto con los islamistas de Gaza e invadir por tierra al mínimo exceso por parte de las milicias.
Otra de las cartas que se reservó el gobierno israelí es la ambigüedad que rodea a la llamada segunda fase del acuerdo, en la que en teoría Israel se compromete a aliviar el bloqueo sobre Gaza; algo que Hamas da por descontado. "De momento, nos hemos comprometido a dejar de disparar, lo demás se decidirá más adelante", explican fuentes oficiales israelíes.
En las últimas horas, desde el gobierno y el ejército se han esforzado por resaltar los logros de la operación y la conveniencia de un alto el fuego, del que recelan no pocos israelíes a los que la victoria les sabe a poco. Benny Gantz, el jefe de estado mayor del ejército, afirmó que Israel "ha cumplido todos los objetivos de la operación Pilar Defensivo" al atacar "túneles, armas, arsenales, lanzaderas, infraestructuras terroristas?". Mientras, el ministro de Defensa, Ehud Barak reiteró que si la tregua no aguanta, "se considerará la posibilidad de retomar las actividades militares".
La idea que trasciende de las declaraciones de los dirigentes israelíes es que en un momento de tensión en las relaciones con Washington parecía conveniente intentar el alto el fuego y dejar claro al mundo que un futuro fracaso no es responsabilidad israelí. "Si Hamas no aprendió la lección, tenemos todas las opciones en nuestras manos, ahora ya con la legitimidad de que lo hemos intentado [el alto el fuego]", explicó Dan Meridor, viceprimer ministro, a un grupo de periodistas en Jerusalén.
En la operación Plomo Fundido de 2008 murieron 1400 palestinos y le costó a Israel una lluvia de condenas internacionales. El gobierno de Netanyahu aspira a que la próxima ofensiva a gran escala cuente con el respaldo de la comunidad internacional. El actual alto el fuego cimienta preventivamente ese apoyo.
Netanyahu dice que el presidente Obama apoyaría una eventual respuesta israelí, además de haberle prometido a cambio de su "sí" al alto el fuego una cuantiosa financiación para ampliar la Cúpula de Hierro -el exitoso sistema antimisiles- y para frenar el contrabando de armas.
En la calle, no todo el mundo entendió un alto el fuego que interpretan como una concesión innecesaria a "los terroristas".
El premier es consciente de que decepcionó a muchos a los que les hubiera gustado que el ejército "llegara hasta el final", es decir, que los tanques entraran en Gaza y sembraran la destrucción a su paso para asegurarse de que los grupos armados no volverán a lanzar cohetes. Al margen de amenazas, cautelas y cálculos políticos, Israel ha conseguido, al menos de momento, llevar la paz al sur del país.
© El País, SL