Los ascensos militares suman un nuevo dolor de cabeza para Maduro
Entre los deseos de Cuba y del sector nacionalista, el gobierno debe elaborar esta semana la lista de promociones en el ejército y elegir al futuro ministro de Defensa
CARACAS.- El presidente venezolano, Nicolás Maduro, enfrenta una dura prueba esta semana con la elaboración de las listas de ascensos militares, un difícil acto de malabarismo entre los deseos de La Habana y los del sector nacionalista que, de ser mal ejecutado, podría atentar contra la estabilidad del gobierno.
Se trata de una tarea que tradicionalmente generó dolores de cabeza a todos los presidentes venezolanos, incluido el fallecido Hugo Chávez, que, pese a ser militar y tener influencia personal dentro de las filas castrenses, terminó en sus últimos años ascendiendo a un número ridículamente alto de generales para reducir al mínimo el descontento.
La tarea ahora luce más complicada, luego de que su muerte acentuara las tensiones entre el ala nacionalista del chavismo -integrada por militares que acompañaron a Chávez en la intentona golpista del 4 de febrero de 1992- y el sector procubano -encabezado por Maduro-, en un choque de intereses que ahora tiene su epicentro en la identidad del próximo ministro de Defensa.
"El gran conflicto en este momento es cómo conciliar un candidato a ministro que satisfaga la línea de intereses cubanos con la línea del proyecto que representan los militares de 1992", dijo Rocío San Miguel, presidenta de Control Ciudadano para la Seguridad, la Defensa y la Fuerza Armada, una ONG que sigue de cerca al sector castrense.
"Esto no es fácil. El 4 de Febrero era un proyecto nacionalista, y ellos deben encontrar a un candidato que pueda resolver esa encrucijada, esa confrontación que, de alguna manera, significa ese grupo que representan con el poder específico que a través de Maduro está ejerciendo Cuba sobre Venezuela", comentó.
No es fácil por la sospecha de que la lista de ascensos -en lo que a la distribución de puestos clave se refiere- está siendo confeccionada, por lo menos en forma parcial, desde La Habana.
Cuba ha ejercido una influencia cada vez mayor sobre los organismos de seguridad venezolanos a lo largo de los últimos años, pero las maniobras que se están produciendo dentro del chavismo, con las distintas facciones posicionándose dentro del nuevo reordenamiento, acentúan la desconfianza entre las partes.
Y, lo que es peor, gran parte del oficialismo venezolano no ve con agrado la presencia cubana, incluso entre quienes respaldaban plenamente el proyecto político de Chávez. "La mayoría de los militares toman la presencia de los cubanos como una injerencia extranjera en el país. Es una presencia indeseada, ofensiva", dijo el teniente José Antonio Colina, presidente de la ONG Venezolanos Perseguidos en el Exilio.
"Los oficiales cubanos que están en los cuarteles no están allí para adiestrar ni para intercambiar conocimiento. Están allí para espiar, para obtener información de cuáles son las actividades de los oficiales que se han mantenido institucionales y en su defecto, para mantener un control de las fuerzas armadas", agregó. Ese control fue una de las grandes preocupaciones de Chávez, que trató siempre de tener a los militares a su lado, brindando a los oficiales grandes posibilidades de ocupar altos cargos en su gobierno y de hacer negocios.
También trató de hacerlo ascendiendo a general a todo oficial con aspiraciones a alcanzar el rango. "En los últimos años, el gobierno optó por ascender prácticamente a todo el mundo que espera ascenso, aunque no haya cargos para ellos", señaló el general Carlos Julio Peñaloza, ex jefe del Comando Unificado de las Fuerzas Armadas de Venezuela.
"Se formó una situación muy extraña, en la que en vez de tener generales de brigadas, Venezuela pasó a tener brigadas de generales", explicó Peñaloza.
Según Colina, Venezuela cuenta hoy con más de 200 generales de división entre las distintas ramas de las fuerzas armadas, número que contrasta con los cerca de 12 generales de división que tenía el país cuando Chávez llegó al poder.
Los expertos dijeron que Maduro probablemente seguirá el mismo ejemplo de Chávez, en su intento por seguir contando con el respaldo del sector militar a través de prebendas. Pero, al mismo tiempo, tratará de ejercer su autoridad con la colocación de gente cercana a La Habana en los puestos de mando clave, aunque éstos también deben ser potables para el bando nacionalista.
Entre estos cargos está el del ministro de Defensa, que San Miguel dijo que probablemente será elegido de una muy pequeña lista de oficiales que pasaron algún tiempo en La Habana, pero que simultáneamente sea respetado por el resto del generalato.
Esto no estaba sucediendo con el actual ministro de Defensa, Diego Molero, que era querido por Cuba, pero no tanto por sus compañeros de armas. "Molero fue una bisagra sobre la cual todavía hay muchas conjeturas, porque si alguno de los dos bandos quedaba representado con él, ése era el cubano", explicó San Miguel.
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